En el fútbol actual, donde los equipos buscan que el juego del rival se de por fuera, controlando hasta el milímetro el espacio que queda entre centrales y mediocentros, el Barça encontraba una debilidad que bajaba su techo de forma considerable. Desde la marcha de Messi, y solo con Pedri, los azulgrana habían perdido futbolistas que iluminaran las zonas que el rival tapaba bajo su sombra, quedando inoperantes y expulsando el juego hacia espacios menos determinantes. Pero ya no. Joao Félix, Gündogan y Cancelo han llegado para transformar la debilidad en ventaja.
El debut en Champions League presentaba algunas preguntas interesantes, no por el nivel del contrario, un Amberes sin experiencia en la élite y acostumbrado a mandar en su Liga, sino por el tipo de partido que podía plantear el contrario: 5-4-1 muy bajo, con amenaza en transición. Y el Barça, que salió con los Joaos y Gündogan por primera vez esta temporada, despejó las dudas a golpe de talento, iluminando las zonas más constreñidas con paredes y combinaciones a mucha velocidad. Sin Dembélé, que era al que acudir cuando no había pases dentro, el Barça ha fichado talento dentro para mirar fuera cuando la ventaja ya existe.
Sin Pedri vuelve a haber luz
No es casualidad que el conjunto de Xavi haya jugado los dos mejores partidos sin Pedri desde que el egarense asumiese el rol de entrenador hace dos años. Siempre que el canario se lesionaba, los azulgrana perdían velocidad y capacidad para jugar en campo rival, porque no tenían a alguien que, referenciándose dentro, pudiese recibir, girar y jugar. Sin esa puerta, el juego era plano. Ahora ya no. Con Félix ocupando el cuadrado, Gündogan acariciando toda la frontal allí donde se le necesite y un Cancelo que tiene tantos trajes como el juego le pida, el Barça ha suplido a su jugador más sensible con un derroche infinito de talento y personalidad.
Es especialmente interesante el rol que le ha dado Xavi a Ilkay Gündogan. Lejos de ser un elemento fijador, el entrenador le da plenos poderes para ser el que agilice todo el juego entre líneas. Derecha o izquierda, Gündogan pone al servicio del compañero toda su sapiencia y lectura para ir abriendo puertas, como en el 1-0 de Joao Félix. El alemán ha sido el jugador que más pases ha dado (105) pese a ser el centrocampista que más arriba ha jugado, algo que demuestra la forma en la que el Barça ha encontrado su zona favorita de forma recurrente.
Si Gündogan es la luz en el último tercio, Joao Cancelo lo es en los primeros pases, jugando allí donde la pelota está. La fluidez la da apareciendo y no estando, entrando en juego en una zona y estando, cinco segundos después, en otra para acelerar o cambiar de ritmo. Las rabonas que tira cuando no hace falta, los gestos que deja cuando “no hace falta”, solo hace que demostrar que en realidad sí son necesarios. La belleza tiene un poder redentor, y muy seductor, y ese efecto está llevando al Barça en volandas, transformando el pesimismo del Barça en un optimismo efervescente. Joao Félix, Joao Cancelo y Gündogan están sabiendo entender al Barça de una forma genuina, y el Barça, club que catapulta estrellas, les está correspondiendo.
