Boxeo

El combate más sucio de la historia del boxeo: uno de los peleadores acabó en la cárcel y el otro se suicidó – El Universo


Luis Resto terminó en la cárcel y Billy Collins Jr. se suicidó nueve meses después de la pelea más sucia en la historia del boxeo. Aquel evento deportivo se dio el 16 de junio de 1983 en el Madison Square Garden, es recordado como uno de los momentos más vergonzosos del box.

Collins Jr., de 21 años, era el favorito a vencer, estaba invicto en catorce peleas con once nocaut. El joven tenía una carrera prometedora y era entrenado por su padre. El estadounidense se enfrentaba al boricua Luis Resto, un peleador mediocre de 28 años con 30 combates encima; había ganado 20, ocho de ellos por KO, había perdido ocho (tres por la vía rápida) y empatado en dos ocasiones.

Todos daban por favorito al joven de la esquina azul nacido en Nashville, Tennessee, pero que residía en Atlantic City; un triunfo lo acercaría a la pelea por el título mundial wélter.

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Sorpresivamente, la pelea llegó al final de los diez rounds reglamentarios, Resto ganaría por UD (decisión unánime) y el rostro de Collins demostraba la brutal paliza sufrida. El joven peleador norteamericano le decía a su padre en uno de los descansos que no pensaba que Resto pegase tan fuerte: “Es mucho más fuerte de lo que creí… mucho más. No creí que Resto pegara tan fuerte. Pareciera que tiene ladrillos en las manos”.

Collins llegó al final del combate destrozado y con el rostro deformado por los 450 golpes recibidos. Vino el momento del saludo final del ganador en la esquina del perdedor, fue en ese momento cuando el entrenador Billy Collins Sr. notó algo raro en los guantes de Resto: “¡Todo el relleno está fuera del maldito guante! ¡Analicen los guantes! Esto no es normal”, gritaba el padre del boxeador vencido. Panamá Lewis, entrenador de Resto, artífice de la trampa, se lo llevó a su alumno a su esquina y trataba de evitar la situación.

La trampa en los guantes de Luis Resto

Una investigación llevada a cabo por la Comisión de Boxeo del estado de Nueva York descubrió que la espuma del interior de los guantes había sido removida, casi una onza. Y años más tarde, Resto confesó que Panamá Lewis le ponía yeso en su vendaje.

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Resto fue suspendido del boxeo por un año en primera instancia y luego de por vida. La historia continúa, pues la familia Collins decidió llevar el caso a la justicia. En 1986 Resto fue condenado, junto con su entrenador, a dos años y medio de prisión por “agresión, conspiración y posesión de arma letal”.

Por su parte, Billy Collins Jr. ya no pudo seguir con su carrera, pues el ataque de aquel día había dejado secuelas permanentes en su visión y corría el riesgo de perderla por completo. Falleció en marzo de 1984 cuando su auto se estrelló contra un barranco: “No importa lo que digan, no fue un accidente. Él se quitó la vida porque ya le habían matado”, repetía su padre luego de haber padecido nueve meses de adicciones y depresión de su hijo.

En 2008 se publicó el documental Assault In The Ring, donde el propio Resto confirmó la trampa en sus guantes. El puertorriqueño visitó a Andrea, viuda de Collins Jr., que sobrevivió al accidente estando embarazada con 18 años, y se disculpó. En la tumba de Collins Jr., Resto se arrodilló y dijo: “Lo siento por lo que te hice”. (I)



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Marc Valldeperez

Soy el administrador de marcahora.xyz y también un redactor deportivo. Apasionado por el deporte y su historia. Fanático de todas las disciplinas, especialmente el fútbol, el boxeo y las MMA. Encargado de escribir previas de muchos deportes, como boxeo, fútbol, NBA, deportes de motor y otros.

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