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Inolvidables, irrepetibles y certeros: los mejores insultos de la historia del cine y las series


Robert De Niro explicó qué significan los insultos más usados en Argentina y se volvió viral

Hace unas semanas se viralizó un video en el que Robert De Niro explica que “boludo y pelotudo son dos palabras clave si vas a Buenos Aires. Son dos insultos”. Se trata de un mínimo fragmento de la serie Nada, de Star+, donde la estrella hollywoodense hace dupla con la estrella argentina, Luis Brandoni. En la piel de Manuel Tamayo Prats, Brandoni es un crítico culinario tan snob como insoportable, tan frágil como querible, que realiza un uso encantador del insulto. En los comentarios en redes, una gran mayoría destaca como un punto fuerte de la serie la habilidad y el estilo del argentino para insultar.

Según la Real Academia Española, putear es “fastidiar, perjudicar a alguien”, y también “injuriar, dirigir palabras soeces a alguien”. Las palabrotas son parte de nuestra habla cotidiana, y por eso también se incluyen en las ficciones. “En el caso de que el diálogo nos exija una puteada, el criterio es similar al de la vida real -explica Guillermo Salmerón, autor de El Marginal 1 y 2-. Hay cosas que sólo se pueden expresar con un buen insulto, a medida. Y hay puteadas que no tienen sinónimo. O sea que cuando la serie es específica para Argentina, podemos llegar a utilizar una puteada bien puesta. Salvo excepciones, como cuando los insultos o las puteadas forman parte del perfil que uno arma para un personaje y esa característica influye en la trama, en los guiones las puteadas no aparecen puntualmente. Tampoco como remates de escenas”.

Aunque los guionistas suelen utilizarlas como parte de la jerga discursiva, en la actualidad se las evita. “Los guiones se escriben para series que serán vistas en distintos países. Y siempre se intenta escribir en neutro”, finaliza Salmerón.

Por su parte, Gerardo Romano cuenta que las secuencias con insultos son “escenas normales, no son catárticas”, y señala que no se inspira en una persona en particular ni en una situación en especial al momento de grabarlas. “La escena te la escriben. Uno puede agregar algo propio y luego, si el director considera que es apropiado lo deja, y sino lo saca”. Para el actor cuando la escena está bien escrita y forma parte del libro, “todo fluye y no hay dificultad al momento de grabar”.

Tal vez por eso no recuerda nada en particular de un fragmento de El Marginal 4 fue furor el año pasado y donde, como Sergio Antín, lanza una catarata de palabrotas contra Benito Galván, el director del penal interpretado por Rodolfo Ranni. Una secuencia de 20 segundos de los llamados “epítetos irreproducibles” que termina con un “¿me oíste, viejo puto, culo roto?”, para concluir sereno y, luego de una pausa, indagar: “¿Te quedó claro?”.

Antín insulta desaforadamente a Galván en la serie El Marginal 4

No es la primera vez que Rodolfo Ranni soporta estoico una puteada. En la película El arreglo, dirigido por Fernando Ayala, encarna al jefe de una cuadrilla al que un vecino, interpretado por Federico Luppi, no acepta sobornarlo para que le habilite el servicio de agua. Pero aquella vez, en la piel de su personaje Ranni no soportó 20 segundos de palabrotas sino apenas un insulto letal y certero.

Luppi camina por la vereda y Ranni lo encara con un canchero: “¿Te pasa algo?”, para luego lanzarle una advertencia que suena a amenaza: “No me gusta como me mira, así que cuídese. No me gusta que hablen a mis espaldas”. Y le ordena: “Si tiene algo que decirme, me lo dice de frente”. Luppi le responde: “Ya que me lo pedís…”, camina unos pasos, se le acerca y cuando, lo tiene a escasos centímetros, le espeta un “sos un reverendo coimero hijo de puta”. Toda la honradez y la dignidad, en una línea.

Federico Luppi insulta a Rodolfo Ranni en la película El Arreglo

En cuanto a los actores, no se podría afirmar si hay artistas mejor dotados para el insulto sí hay grandes puteadores. “A mí me gusta cuando la puteada está cargada de sentido. Cuando hay indignación, enojo. La puteada sola no significa mucho, lo que nos deleita es la puteada bien actuada”, dice Salmerón, guionista de Maradona: sueño bendito. Aunque condenable en su violenta relación con Haydée Padilla y cuestionable como padre, no se pueden negar los méritos actorales de Luppi. El actor dominó como pocos el arte del insulto e inmortalizó una de las puteadas más memorables del cine nacional.

En 1982, otra vez dirigido por Fernando Ayala y Juan José Jusid, y acompañado por Julio de Grazia y Gianni Lunadei, protagonizó Plata dulce. Luppi se puso en la piel de Bonifatti, un pequeño fabricante de botiquines que, convencido por su amigo Arteche (Lunadei), decide dejar de producir para apostar a la timba financiera. Todo parece andar bien hasta que (y ya sabemos que no es spoiler sino historia) todo se desmadra. Es entonces que un desencajado Bonifatti exclama: “¡Arteche y la puta madre que te parió!”.

Arteche y…”: insulto de Federico Luppi en Plata Dulce

Otra de las frases con insulto incluido que son parte del habla de los argentinos es el “¡La puta que vale la pena estar vivo!”, que Héctor Alterio inmortalizó en Caballos salvajes. Tiempo atrás, y en diálogo con el programa Modo Sábado, de Radio Nacional, el actor reveló su origen.

El director, Marcelo Piñeiro, llamó a la autora Aída Bortnik porque le faltaba cerrar una secuencia: estaba filmando sobre un monte en el medio del campo y con el personaje de Alterio, solo. “Le contó casi detalladamente lo que pasaba en cada escena. Fue entonces que ella se inspiró y le pidió: ‘Decile a Héctor que su personaje diga ‘la puta que vale la pena estar vivo’. Sin dudarlo, Marcelo lo agregó, y yo, después, lo dije con todas mis ganas”, recordó, entre risas, Alterio, para afirmar que “realmente está muy bien esa frase”.

Héctor Alterio y su famosa frase en Caballos salvajes

A 24 años del estreno del filme y hasta el día de hoy, se la mencionan. “No me imaginé que iba a pegar así. Han pasado muchísimos años y siempre que voy a Buenos Aires me la gritan en la calle. Y aunque yo no los veo, los escucho, pero se equivocan y dicen ‘La pucha que vale la pena estar vivo’. Dicen cualquier cosa…”.

Al momento de incluir una buena catarata de insultos Salmerón admite que cada vez se deben tomar mayores recaudos. “No ofender a ninguna minoría, criterio para estar a tono con los tiempos actuales. Cuando se trata de escribir humor, hay que tener cuidado de que el gag verbal no pase por la puteada. Que la gracia esté volcada en otro punto. Con el fin de la dictadura se liberó un poco el lenguaje de la tele y comenzaron a aparecer puteadas, cosa que cuando éramos chicos, era imposible de escuchar. Entonces, las puteadas nos resultaban graciosas. Y para el actor de comedia, agregarlas era un golazo. Eso ya pasó. Ya nos acostumbramos. Y no tiene gracia”.

Encasilladas en papeles de feminidad silenciosa y con protagonistas a las que se les permitía matar callando pero no vivir insultando, en la memoria emotiva no hay registros de grandes insultos de actrices en escenas del cine nacional. Pero en los últimos años, en la serie El hombre de tu vida y encarnando a la prima Gloria, Mercedes Morán dio cátedra de cómo insultar con estilo sin perder elegancia.

En el programa La Biblia y el calefón, en la versión conducida por Sebastián Wainraich, el animador le aseguró que era “una de las grandes puteadoras argentinas”. La actriz, lejos de desmentirlo, admitió que era así, agregó que le dieron hasta un premio en una radio por esa habilidad y sorprendió al afirmar que en su vida cotidiana no suele insultar.

Morán reveló que para componer a Gloria no quería decir palabrotas pero que el director Juan José Campanella le insistió. El personaje, gracias a célebres intervenciones como su teoría del culo (ver video), prendió tanto que en medio de las grabaciones la actriz fue a estacionar su auto y como no encontraba lugar, le suplicó al playero dejarlo unos minutos. El hombre aceptó pero con una condición: “Decime pelotudo”. Así la actriz entendió que lo que le pedía el director había prendido en la audiencia.

Mercedes Morán en El hombre de tu vida

La última emisión de El hombre de tu vida fue el 5 de julio de 2012, pero hasta el día de hoy los insultos certeros de Gloria se siguen viralizando en redes. Uno de los que más se comparten en chats de mamis o grupos de amigas se basa en una situación tan incómoda como frecuente y es cuando otra persona -en la que hay un interés amoroso- pone excusas para no encontrarse.

En la escena recreada por Campanella, un hombre le pregunta a Gloria si quiere que se vean y ante su respuesta positiva comienza a dar excusas para no hacerlo. En esa situación donde uno siente que el otro “tiene más vueltas que una oreja”, ella no suplica ni se pone histérica. Apenas levantando el tono, pero sin gritar y mucho menos llorar, le lanza: “Entonces… ándate a la reputa madre que te recontra mil parióm pelotudo. ¿Para qué ofrecés cosas que después no me podés dar? Andate a Cariló, que te agarre un tsunami y que te arrastre hasta Esquina de Croto. Pelotudo”. Aplauso, medalla y beso para ella, y los que alguna vez nos sentimos como ella.

Mucho antes del insulto final de la prima Gloria, en el 2004, en el Congreso Internacional de la Lengua, el irremplazable escritor rosarino Roberto Fontanarrosa explicó la importancia de la palabra “pelotudo”. Según el escritor, “no es lo mismo decir que una persona es tonta o zonza que decir que es un pelotudo. Tonto puede incluso incluir un problema de disminución neurológica realmente agresivo. Y aparte hay una cosa, y a eso voy con lo de la contextura física: el secreto de la palabra pelotudo, ya universalizada, no sé si está en el Diccionario de dudas, me voy a fijar (…) el secreto, la fuerza, está en la letra T. Analicémoslo, anoten las maestras: está en la letra T. No es lo mismo decir zonzo que decir pelotudo”.

En la misma línea, y si bien Ricardo Darín no suele figurar en las listas de los que mejor insultan, sí suele ser señalado como uno de los mejores para pronunciar un certero “pelotudo”. En la ganadora del Oscar El secreto de sus ojos mantiene un diálogo memorable donde detalla que hay “miles de pelotudos. Está el pelotudo tranquilo, pacífico, que sabe que es un pelotudo, no jode para que no lo jodan, hacé su vida pero no hincha las pelotas”, para luego expandir la explicación al “pelotudo que se cree que es un genio, se manda mil cagadas y uno tiene que andar detrás limpiándoles el culo. Bueno, de esa clase de pelotudos no tengo uno, sino dos: el juez… y mi colega de la 18, que todavía no sé si es un pelotudo, un hijo de puta, o una combinación de ambas cosas”.

Ricardo Darín insultando en El secreto de sus ojos

Para finalizar esta nota invitamos al lector a repetir su insulto favorito con dedicatoria incluida. Porque haciendo nuestros los dichos de Fontanarrosa estamos en condiciones de asegurar la “condición terapéutica de las malas palabras. Imprescindibles incluso para descargarse, para dejar de lado el estrés y todo ese tipo de cosas”.





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Antea Morbioli

Hola soy Antea Morbioli Periodista con 2 años de experiencia en diferentes medios. Ha cubierto noticias de entretenimiento, películas, programas de televisión, celebridades, deportes, así como todo tipo de eventos culturales para MarcaHora.xyz desde 2023.

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