La metamorfosis del Atlético en dos meses: de ‘no fichar’ a pelear por LaLiga – infobae

Cuando Gil Marín y Andrea Berta, consejero delegado y director deportivo del Atlético, se reunieron con Simeone a finales del pasado mes de mayo para comunicarle la situación económica y posición del club en el mercado de fichajes, los presagios sobre la presente temporada no eran muy esperanzadores. El paso de los meses se encargó de hacer realidad los malos augurios. El atasco en la salida de Joao Félix condicionó una planificación veraniega saldada con cuatro caras nuevas, todas ellas en defensa.

Javi Galán, César Azpilicueta, Çaglar Söyüncü y Santiago Mouriño. El último acabó marchándose cedido a Zaragoza con el objetivo de sumar minutos. Se habló de Verrati, Højbjerg, Amrabat, Lautaro Martínez, Lukaku… pero fue iniciar el mes de septiembre y ni rastro del tan ansiado ‘5′ y de un ‘9′ de garantías. En cambio, durante el último día de mercado sí se consumaron las salidas de Joao Félix al Barça y Carrasco rumbo Arabia.

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Dos marchas en 24 horas que dejaron mermado a un Atlético ‘reforzado’ en ataque únicamente con Lino y Riquelme tras sus fructíferas cesiones en Valencia y Girona respectivamente. Simeone afrontaba el inicio de una nueva temporada con prácticamente los mismos nombres que meses atrás no habían conseguido superar la fase de grupos de la Champions. Su primera alineación oficial del curso, ante el Granada, fue una prueba de ello. Diez de los once titulares eran futbolistas de años anteriores. Tan solo Azpilicueta consiguió hacerse un hueco.

Sin embargo, en cuanto Pulido Santana hizo sonar su silbato aquella noche veraniega, los problemas del Atlético se esfumaron. O mejor dicho, los esfumaron. Con nombres y apellidos. Memphis Depay y Álvaro Morata vieron puerta y lanzaron un contundente mensaje. ‘No hay mejor mejores delanteros para el Atlético que nosotros’. Sus goles retumbaron así en el Metropolitano y, tras la lesión del neerlandés, el español asumió galones.

Donde antes había frustración, ahora hay alegría. En los escenarios que previamente le generaban desconfianza, ahora se muestra más seguro que nunca de sí mismo. Cuando antes se ofuscaba debido al fallo, ahora encuentra una nueva oportunidad de resarcirse. Es la metamorfosis que genera el intangible por antonomasia del fútbol: el gol. Álvaro Morata lo ha experimentado con su extraordinario inicio de temporada. Trece son los partidos que ha disputado este curso y once son las veces ha levantado a los aficionados del asiento con sus goles.

Los cantos de sirena procedentes de Italia, donde maneja un gran cartel, y de Arabia, obligaron a una conversación entre él y Simeone. El técnico argentino le animó a continuar como rojiblanco y le retó a marcar 18 goles esta temporada. De momento ya lleva siete. “Necesito sentirme importante y aquí este año me siento más que otros”, deslizó al término del derbi un Morata que a los 30 años ha pasado de ser el meme de los aficionados a hombre gol tanto del Atlético como de la selección española. Su homólogo en la delantera, Antoine Griezmann, también vive su momento más dulce. En la delantera porque así lo refleja su ficha en LaLiga, pero lo cierto es que el francés se desempeña en todas las zonas del campo.

Si el Atlético tiene problemas con el gol, llama a Griezmann y el francés responde: ocho tantos. Si el Atlético tiene dificultades para aguantar la posesión, llama a Griezmann y el francés responde: jugador con más toques realizados. Si el Atlético tiene problemas en defensa, llama a Griezmann y el francés responde: 38 recuperaciones. El francés no rehúye un esfuerzo defensivo, se deja caer al centro del campo para involucrarse en la circulación y en el área rival no falla. Nueve disparos a puerta, siete goles y el récord de Luis Aragonés como máximo goleador rojiblanco a otras siete dianas. Griezmann está en su prime que se dice en la actualidad.

El inicio de temporada también ha servido para presenciar la ebullición de un nuevo futbolista importante para Simeone: Samu Lino. Hace poco más de dos meses, su destino parecía lejos del Metropolitano. La jerarquía de Carrasco y la llegada de Galán le situaban como el tercero en discordia y ante una situación similar a la de la pasada temporada: con la necesidad de encontrar acomodo en otro equipo. Sin embargo, la salida del belga y la complicada adaptación del español abrieron las puertas al brasileño que, en el debut europeo de los rojiblancos ante la Lazio, estrenó titularidad y solo la ha soltado en uno de los seis partidos disputados desde entonces.

“Estoy absorbiendo todos los conceptos del Cholo, sobre todo los defensivos, como saber perfilarme”, explicaba el rojiblanco tras su mayor exhibición de este curso ante el Real Madrid. Estuvo amenazado por las caídas a banda de un Bellingham al que minimizó y por las apariciones en dicha zona de Valverde y Rodrygo que buscaban tener superioridad en ataque. Ancelotti creía detectar en él un punto débil de los colchoneros, por la falta de experiencia como carrilero, pero lo que se encontró fue todo lo contrario. Se mostró sólido y comprometido en defensa y punzante en ataque. Su verticalidad y desborde contribuyeron a que la defensa blanca se desordenase y que el narrador citara su nombre en todos los goles rojiblancos.

Su homólogo en el carril derecho, Nahuel Molina, también sonríe. Tras los primeros encuentros en los que se mostró errático con el balón, dubitativo en defensa e impreciso en ataque, ha mejorado su forma física y recuperado la mejor versión. Ya suma dos goles y tres asistencias, números cercanos a los que logró la temporada pasada en términos globales. El argentino, indiscutible en el Atlético y su selección, ha revalorizado a más del doble su valor de mercado. En el Metropolitano ya trabajan para renovar su contrato.

Saúl, resucitado tras su Erasmus en Londres, se suma a la revolución rojiblanca con cinco asistencias. Correa, siempre sumando desde el banquillo, ya acumula tres tantos y una asistencia… Ni siquiera la plaga de lesiones en la que cayeron Depay, De Paul, Soyuncu, Savic, Lemar, Correa y Barrios ha podido frenar el ímpetu del Atlético que aspira a todo en LaLiga. Aunque todo ello partido a partido, como dice Simeone, su director de orquesta.