Los conciertos, una forma de entretenimiento que ha tomado un notable impulso en los últimos años principalmente por la reactivación económica a causa de la pandemia, se considera hoy en día como una actividad clave para dinamizar la economía del país. Esto se debe a su capacidad para generar empleos tanto de forma directa como indirecta en industrias como la hotelería, restaurantes o transporte; sumado a la creciente oferta de escenarios entre los que se destacan, en Bogotá, el Movistar Arena, Coliseo Live y el Estadio El Campín, y en Medellín, y el Estadio Atanasio Girardot con aforos que superan las 10.000 personas, e incluso se acercan a las 50.000 personas. Cabe resaltar que, pese a la variedad de opciones, el país sigue adaptándose para cubrir la creciente demanda en una industria en constante expansión tanto a nivel nacional como internacional.
Según los datos proporcionados por el Ministerio de Cultura y el Portal Único de Espectáculos Públicos de las Artes Escénicas (PULEP), Bogotá y Medellín conjuntamente han aportado aproximadamente el 70,43% de las contribuciones parafiscales provenientes de los espectáculos públicos de las artes escénicas en Colombia en lo corrido hasta septiembre de 2023. Es destacable que esta industria está experimentando un notable aumento en la recaudación de impuestos, que durante 2019 registró un recaudo total superior a $29 mil millones y en 2023 ascendió a $55 mil millones, representando un incremento significativo del 85,07%.
Dentro de los más recientes eventos, se encuentra el concierto del artista canadiense The Weeknd en la ciudad de Bogotá, con más de 35.000 asistentes y la generación de 1.500 empleos, involucrando a más de 35 empresas proveedoras. El evento pagó una renta de 800 millones de pesos al Estadio El Campín y generó más de 2.000 millones de pesos en impuestos. Por su parte, el reciente anuncio de la gira «Mañana será bonito Tour» de Karol G, espera un recaudo de 117.381 millones de pesos únicamente en boletería para las cuatro fechas anunciadas en el país con 150.000 asistentes pronosticados; además del recaudo esperado se prevé un aumento de hasta el 90% en la ocupación hotelera, mostrando un fuerte impacto económico para la economía local y el sector turístico que no es producto únicamente de artistas internacionales.
La dinamización y el crecimiento del sector del entretenimiento en los últimos años ha mostrado la necesidad de implementar nuevos mecanismos para el control de precios, entre ellos la tarifa dinámica; un mecanismo que establece el nivel de precios de la boletería a partir de la oferta y demanda existente al momento de la compra, que se ha implementado de manera progresiva en países cuyos sectores de entretenimiento son mucho más grandes como Estados Unidos, Francia o Reino Unido.
Para el caso colombiano, la tarifa dinámica se implementó para los conciertos del 6 y 7 de julio de 2024 en el Estadio El Campín de la agrupación bogotana Morat, generando todo tipo de opiniones, incluso con la denuncia vía redes sociales de algunos compradores de boletas ante la discrepancia entre los precios publicados y los precios finales. Dentro de los comentarios se resalta que, pese al aviso previo por parte de la empresa encargada de la venta de las boletas sobre la eventual variación de los precios, la oferta y demanda de las boletas no es un proceso verificable en tiempo real, llegando a cuestionar la transparencia de este mecanismo.
Dentro de los efectos esperados con la reciente implementación de la tarifa dinámica además de la maximización de ingresos dentro del sector, se busca ponerle freno a la reventa de boletas, donde algunas personas compran una gran cantidad de boletas para posteriormente comercializarlas a precios mucho más elevados -puede llegar a ser una práctica anticompetitiva-; no obstante, los efectos pueden llegar a ser tanto positivos como negativos con escenarios donde los revendedores se abstengan a comprar boletas o por el contrario, donde los precios de las boletas se incrementen por la tarifa dinámica y posteriormente aumenten producto del acaparamiento y especulación a causa de la reventa, siendo los asistentes a los eventos quienes paguen los platos rotos.
Con lo mencionado anteriormente, debe ponerse mayor atención a los mecanismos de regulación de precios que empiezan a funcionar junto con la mejora de los mecanismos de información y transparencia dentro del sector; todo esto a raíz el rápido posicionamiento y crecimiento de Colombia a nivel internacional para el mercado de los eventos en vivo, controlando las prácticas restrictivas de la competencia y buscando la satisfacción de los asistentes quienes garantizan la sostenibilidad del sector.
