El Real Madrid Castilla y el Atlético de Madrid B volvían a verse las caras más de dos años después de la última vez. Marzo de 2021, en un partido que acabó 3-1 con goles de Latasa, Medrano (p.p.) y Peter por parte de los blancos. Este último fue el único de todos los jugadores convocados que sabía, antes de empezar, lo que era un mini-derbi, aunque comenzó de suplente como aquel último. Medrano marcó el único gol visitante.
En esta ocasión, también en el Alfredo Di Stéfano, las cosas acabaron igual. Los 3.700 espectadores vieron un magnífico partido en el que Nico Paz y Salim, dos de las mayores promesas de Real Madrid y Atleti respectivamente, pusieron los primeros goles. En la primera pelota que tocaba nada más salir del banquillo, Victor Múñoz parecía sentenciar a los rojiblancos, pero Mestanza, otro suplente, se tomaba su derecho a réplica antes del final. No hubo revancha para Raúl después de la derrota en Linares y tampoco para Luis García Tevenet tras dos tropiezos consecutivos.
Comandados por un Nico Paz estelar, que anotó su cuarto gol en cuatro partidos y que ya marca hasta de cabeza, los blancos quisieron imponerse a base de talento y carácter, algo que casi nunca le falta al equipo del 7, como no podía ser de otra manera. Muñoz, su mejor revulsivo hasta la fecha, se marchó como héroe en su primera gran aparición. Raúl pidió que subiese del C para que hiciese cosas como esta…
En el Atleti, poder de reacción ante un contexto que casi siempre tuvo en su contra. Obligados a remar hasta el empate en dos ocasiones, el bloque hizo la fuerza, llegando a achicar la calidad local durante largos tramos del partido. Hicieron méritos incluso para ponerse por delante en algún momento, pero cambiaron acertar cuando nadie lo esperaba por fallar cuando más necesario era.
Nadie quiso perderse un duelo tan icónico. Ni siquiera Zidane, resguardado de las cámaras bajo su gorra en uno de los palcos. Junto a su mujer y su hijo Enzo vieron el partido de Theo, que completó los 90 minutos. En la grada también estaba Ely, el pequeño de los Zidane y jugador del juvenil A.
Entre las caras ilustres, Rafa Marín, saludando a propios y extraños como el futbolista de primera división en el que se ha convertido. Junto con Iker Bravo, también presente, parecieron picarse a ver quién firmaba más autógrafos o se sacaba más fotos. El catalán tiene a la afición en el bolsillo cuando sólo ha enseñado un pequeño porcentaje de lo que tiene.
Los dos filiales siguen buscando su esencia. El Atleti se readapta a la categoría tras dos temporadas obligado a ascensos. El Madrid, entre demasiado ruido, busca encajar las piezas de una generación dorada como es la 2004. Los dos tienen motivos para creer, pero poco margen y mucha presión mediática.
