Marina, se habla mucho en la actualidad de personas y relaciones tóxicas. ¿Cómo podrías definir el concepto de “pareja tóxica”?
Una pareja tóxica es esa relación en la cual una de las dos personas produce daño y ejerce violencia sobre la otra. Es una violencia que suele estar escondida, como disfrazada, y es muy difícil reconocerla.
En nombre del amor, una persona intenta controlar y manipular a la otra. Esto causa mucho dolor y sufrimiento. Quien sufre este tipo de violencia siente una gran confusión, sensación de soledad extrema, de incomprensión, de falta de herramientas o posibilidades para salir de esta situación. Baja autoestima, tristeza y hasta culpa por los conflictos que surgen.
– ¿Cómo podemos reconocer si estamos viviendo una relación tóxica?
Prestando especial atención a las emociones. En general, quien padece violencia emocional o psicológica por parte de su pareja siente ansiedad y miedo constantes. Miente para evitar situaciones conflictivas. Cede ante las diferencias, porque las personas violentas tienen muchas dificultades para aceptar que se les diga “no”, les cuesta tolerar frustraciones y no respetan límites.
Estas personas suelen ser muy “encantadoras”, mostrar mucha seguridad y autoconfianza, pero tienen muy poca capacidad de empatía. Si alguien siente que sus opiniones o sentimientos nunca son tomados en cuenta, no siente valoración o reconocimiento por parte de su pareja, es probable que esté sufriendo violencia emocional.
– ¿Qué le dirías a alguien que está viviendo esta situación?
Que la soledad no es real, sino un miedo o una de las tantas ideas que usa la persona violenta para manipular. Siempre se puede pedir ayuda, siempre habrá alguien que vaya a confiar en sus palabras. Hay que mirar alrededor y encontrar a esa persona a quien pedirle ayuda.
El amor no duele ni debe doler. Hay dos grandes mitos muy dañinos respecto del amor ideal: “el amor duele y es incondicional”. Ni lo uno ni lo otro. El amor sano tiene límites. El respeto muto es más importante que el amor. La dignidad, la libertad, la consideración, son más necesarias para una pareja que el amor.
Hay ciertas situaciones de la vida donde atravesamos sufrimientos, pero son dolores que nos permiten crecer, avanzar. En cambio, las parejas tóxicas o violentas producen un daño que no fomenta el crecimiento, sino una especie de espiral de dolor, un pozo muy profundo por el que caemos y del que cada día es más difícil salir.
Muchas personas que establecen vínculos tóxicos suelen pensar que el otro puede cambiar o esperan que lo haga. ¿Puede realmente cambiar?
Si alguien maltrata, somete o daña a quien dice amar, no va a cambiar o entrar en razones, no va a entender. Debemos abandonar esa ilusión de intentar cambiar a la otra persona.
Cuando amamos somos vulnerables, mostramos debilidades, pero sólo la persona violenta decide pegarnos donde sabe que nos duele. El problema no es tener dificultades, el problema es que la persona que nos conoce, que sabe cómo dañarnos, elige y decide hacerlo.
La única solución es tomar distancia y apoyarse en amores sanos. Siempre habrá alguien en quien confiar.
Hablabas anteriormente de lo difícil que puede ser para una persona salir de estas relaciones. ¿A qué se debe y cuánto puede ayudar acudir a un profesional que acompañe este proceso?
Este tipo de relaciones son como un laberinto, una trampa. La persona violenta suele aislar a su pareja y destruye su autoestima. Se genera una relación de dependencia muy grande, donde sólo importa lo que hace o siente uno de los dos integrantes de la pareja. La otra persona se siente muy sola, incomprendida. Hasta duda de sus propias emociones. Las personas violentas suelen provocar confusiones muy grandes, dicen una cosa y con gestos muestran lo contrario. Se ubican siempre en lugar de protagonistas.
Es fundamental pedir ayuda, un profesional va a poder entender lo difícil de esta situación, que no se trata de ponerle garra o voluntad al conflicto. Este daño se cura con comprensión, contención y generando nuevas formas de relacionarse. Un profesional va a poder acompañar a sanar el dolor.
Lic. Marina Halperin
Contacto: www.marinahalperin.com.ar
Mail: [email protected]
Instagram: @marinahalperinpsicologa
También te puede interesar
