Música

Del flamenco Z a la rumba con salsa – Diario del AltoAragón


Bajo el título Gypsies de aquí, el festival Periferias, que este año se dedica a la cultura gitana, organizó el viernes un itinerario (o maratón, o yincana) por distintos bares y salas de Huesca. Un recorrido que fue desde el flamenco de la Generación Z representado por la jovencísima Aire Giménez hasta el frenesí de la rumba y la salsa de Pamprán & the Rumbers y los veteranos Chanela, pasando por el flamenco más jondo de Raúl Giménez y José María Jiménez.

Generación Z

El flamenco y la música gitana en la capital oscense cuentan con una larga historia, que se podría decir que comienza con los legendarios Tío Santicos y Molotes, y continúa después con los Timbales, los Tarantos y D’Jiménez, hasta adquirir su carta de naturaleza con Willi Giménez & Chanela, los primeros gitanos oscenses en conseguir una proyección real a nivel nacional e incluso internacional tras ganar el célebre concurso de maquetas de Rockdelux en 1992 y editar su primer disco, Por su sitio!, con Nuevos Medios, el sello de referencia del nuevo flamenco. Todo un hito que después ha tenido su continuidad con Tutero, Nanjazz y otros artistas hasta llegar a la jovencísima Aire Giménez, que el viernes en el Juan Sebastián Bar actuó en el marco de este itinerario de Periferias. Y aunque ya había hecho sus primeros pinitos en los Vermús Flamencos del Restaurante La Zambra, en esta ocasión se trataba de su verdadera puesta de largo, ya que esta vez, además del acompañamiento de su padre Teto a la guitarra, contaba con un flamante grupo que incluía a José Giménez al teclado, El Tres al bajo, Willi Giménez y Juancarlitos a la percusión y Fernando Montes a la flauta. Dueña de una formidable voz laína, dulce y acariciante, Aire comenzó cantando un Dos días sin ti envuelto en aroma jazzy, al que siguieron dos temas emblemáticos del nuevo flamenco de los 90, Karta kanción de Ketama –para el que contó con Pamprán como invitado- y Sabes que te quiero de La Barbería del Sur.

Chanela cerraron la noche en el Edén.
L.LL.

Para interpretar la clásica Garota de Ipanema de Jobim, echó mano del acompañamiento vocal de Marta Llorente. Y tras sacarle brillo al poema Alma ausente, de García Lorca, que han cantado desde Morente hasta Víctor Manuel, llegó el clímax de la velada con un emocionante dueto entre Aire y Pamprán en esa preciosa balada flamenca que es Lo bueno y lo malo del gran Ray Heredia. Derivaron después hacia la salsa flamenca con el Puñaíto de alfileres de La Barbería del Sur. Y tras deslumbrar con su revisión gitana de la deliciosa Frente a frente que Manuel Alejandro compuso para Jeanette, se despidieron con los aires moros de Siembra la esperanza. Desde luego, con esa magnética voz que posee, Aire está pidiendo a gritos que alguien le componga material original… o que lo componga ella misma. Y es que ése es el principal defecto del panorama musical gitano de Huesca: hay muy buenos intérpretes y músicos, pero faltan compositores.

Velada jonda

El recorrido continuaba después en la Sala Genius, donde tenía lugar la vertiente más jonda de la jornada. Tras más de dos años sin cantar, Raúl Giménez -procedente de la familia Molotes, de gran raigambre flamenca- regresaba por la puerta grande, con voz pletórica y acompañado por el brillante guitarrista José María Jiménez, que comenzó en solitario interpretando una rondeña evocadora y sutil. Acto seguido, Raúl cantó un escalofriante martinete sin micro, a palo seco como es de ley, para enlazarlo después con una honda soleá, A la fragua del tío Monje, que cantaba el Potito. Salió más tarde al escenario el bailaor y percusionista zaragozano El Chapi, que acompañó con el cajón la taranta En tu puerta de la luna de Camarón. Demostrando su gran conocimiento de los palos más serios, Raúl continuó con una intensa seguiriya, Morirme quisiera, que cantaban Camarón y Terremoto de Jerez, durante la cual El Chapi se arrancó a bailar levantando la admiración del público. Se despidieron por tangos y bulerías. En una de ellas insertó el Diki diki de Amina y en la bulería final se les unió Raúl el Gamba para completar una gran velada jonda.

Raúl Giménez en la Sala Genius.

Raúl Giménez en la Sala Genius.
L.LL.

La fiesta de nunca acabar

Es sabido. Las fiestas rumberas se sabe cuando empiezan, pero no cuando acaban. Más de tres horas duró la fiesta final, a base de rumba y salsa, en una abarrotada Sala Edén que colgó el cartel de “no hay localidades”. La cosa comenzó con Pamprán & the Rumbers, el nuevo combo que acompaña a Pamprán, que consiguió una gran popularidad tras participar en el programa La Voz. Acompañado por Teto en la guitarra, José en el teclado e Iván en la percusión, Pamprán apostó directamente por incitar al público al karaoke ofreciendo versiones rumberas de temas pop muy conocidos. Con esa voz ronca y rasposa, llena de rasmia gitana, que le valió ser considerado sucesor de Manzanita, inició su actuación con sendas versiones de Échame a mí la culpa de Albert Hammond y Pájaros de barro de Manolo García, para hacer saltar la gran sorpresa cuando interpretó después en clave rumbera nada menos que Déjame vivir con alegría de las mismísimas Vainica Doble. ¡Tremendo! Siguió con el Bamboleo de los Gipsy Kings (Pamprán ha estado en la residencia francesa de Nicolás Reyes, de los Gipsy Kings, que se quedó prendado con su voz), tema con el que puso a cantar a todo el personal. Después continuó con La quiero a morir de Francis Cabrel (según la versión de Manzanita) y con Tu calorro de Estopa. Y tras acometer Amor y ruleta de los Chichos, se despidió de forma sorprendente con una versión del Sufre mamón de los Hombres G. En el muy reclamado bis, interpretó en primer lugar su gran hit, su versión del Ramito de violetas de Cecilia (vía Manzanita, por supuesto), que como siempre lo bordó. Y después, en su deseo de complacer al público, realizó un extrañísimo popurrí en el que sonaron desde Raffaella Carrá hasta El tractor amarillo y La Ramona, que la verdad es que no se sabe muy bien a santo de qué venían. Pero vaya, al menos Pamprán demostró que sigue teniendo su excelente voz en perfecto estado de revista.

Y tras solucionar unos problemas técnicos, salieron al escenario los últimos protagonistas de la noche, los legendarios Chanela, de cuya formación original solo permanecen Pitrón (voz), Willi (congas) y Tahití (bajo). Se les unieron en directo El Tres (teclado), Jorge Ramón (saxo) y el percusionista turco Ulas Aksunger en las pailas. Ya se sabe que a Chanela siempre les ha tirado mucho la salsa, y así fue como comenzaron su actuación con toda la sabrosura del mundo con Fuego a la Jicotea de Marvin Santiago, Como mi ritmo no hay dos de Cachao y ese monumento de canción que es Caminando de Rubén Blades. Después continuaron con los dos únicos temas propios del grupo que se escucharon en toda la noche: Peligro (faltó el rap de Tahití) y Reina del bugalú. Con la sección rítmica perfectamente engrasada, continuaron en clave de rumba-salsa con Gitanitos y morenos de Gato Pérez, En un Mercedes blanco de Kiko Veneno, La noche del hawaiano de Peret, Vente pa’ Madrid de Ketama (que, en un arranque salsero, acabó derivando en Venta pa’ La Habana) y, no podía faltar, el Volando voy de Camarón, en el que subieron a bailar Luis Escudero y Pamprán, quien ya se quedó en el escenario para interpretar con Chanela Hueso na má, tema cubano del Trío Matamoros, que aquí han cantado Manzanita y Ketama.

Pamprán & the Rumbers en la Sala Edén.

Pamprán & the Rumbers en la Sala Edén.
L.LL.

Llegó después el primer popurrí con Baila me de los Gipsy Kings, Sarandonga de Los Compadres (versionado después por Lolita) y El bombón de Elena de Ismael Rivera. Pero aún quedaba mucha mecha y la cosa siguió con El muerto vivo de Peret y un nuevo popurrí a base de Ni más ni menos de Los Chichos, Djobi Djoba de los Gipsy Kings, Achilipú de Dolores Vargas La Terremoto, Soy gitano de Camarón… ¡y hasta el Así me gusta a mí de Chimo Bayo! Por iconoclastia que no quede. No faltó ni siquiera el merengue Abusadora de Wilfrido Vargas, y se despidieron con una improvisación final en la que incluso Sara Giménez (exdiputada de Ciudadanos) salió a bailar y Fernando Montes subió al escenario a tocar la flauta. Una fiesta por todo lo alto, que sirvió de colofón a un itinerario con el que se reivindicó el poderío de la escena musical gitana oscense.  



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Marc Valldeperez

Soy el administrador de marcahora.xyz y también un redactor deportivo. Apasionado por el deporte y su historia. Fanático de todas las disciplinas, especialmente el fútbol, el boxeo y las MMA. Encargado de escribir previas de muchos deportes, como boxeo, fútbol, NBA, deportes de motor y otros.

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