Se debe recomponer cada paso de Lamine Yamal con mucha cordura, porque su presente es arrollador y lleva al adjetivo hiperbólico por pura normalidad. Porque Lamine, con 16 años, se ha convertido en el jugador más joven de la historia de la Liga en dar una asistencia, además de haber dejado dos disparos al palo y un clínic de detalles técnicos que han enloquecido a Pedraza y le han servido para ser el MVP del partido. En apenas un mes ha pasado de ser la tercera opción de Dembélé y Raphinha a el extremo titular por la venta del primero y la sanción del segundo. ¿Qué viene ahora?
Después del empate a tres de Ferran Torres, Òscar Hernàndez le preguntaba a Lamine cómo iba a nivel físico, a lo que el chaval, que es tímido y de pocas palabras, ha respondido con un latigazo fantástico buscando el primer palo que ha terminado con el 3-4 definitivo de Robert Lewandwoski. Como si el destino quisiese negarle el gol el mismo día que le ha convertido en el asistente más joven de este siglo en LaLiga. Que los récords lleguen poco a poco.
En Villarreal, Lamine fue, como ya sucedió ante el Cádiz, el principal generador en el último tercio. Aún más acentuado por la baja de Pedri, Yamal es un extremo que piensa, que pausa e integra al compañero en su vorágine creativa. Siendo tan joven y teniendo tan poca experiencia, es sorprendente atender a su fútbol porque no trata de superar las situaciones de forma meramente individual (aunque el regate se lo permita), sino que entiende el juego de forma profunda y eso le da un empaque muy bueno al Barça en su perfil.
La asistencia a Gavi es marca de la casa con ese envío bombeado y sedoso al segundo palo, un pase que ya le dio un “casi” gol ante el Cádiz a cabezazo de Pedri, y ante el Villarreal le sirvió para firmar su primer pase de gol. Una vez recibe, su mayor aegumento competitivo es que desacelera acelerando. Que frena corriendo. No tiene a su favor la explosividad de movimientos, pero sí de gestos y de imaginación, lo que le permite recopilar mucha más información que el rival y poder hacerle daño a través de lo que va adquiriendo con el paso de los minutos. Ante un Villarreal que protegía poco el carril central y no llegaba a bascular, Lamine se puso las botas ante Pedraza.
Firmó tres de tres en regates, venció seis de los diez duelos que tuvo y se quedó en un 90% de acierto en el pase pese a arriesgar en muchísimas ocasiones. Pese a estar verde en muchos aspectos, su creatividad tiene siempre un tinte colectivo que le da todavía mucho más valor. Porque integra al compañero. De ahí que Roberto suba con más sentido o que Gündogan tenga un punto de apoyo más sobre el que mirar.
Gestionar los minutos de Lamine será algo que tendrá mucho más que ver con Yamal que con Xavi, ya que como dijo Albert Morén en Twitter, es tal el nivel del canterano que será su propio rendimiento el que delimite qué papel tiene que jugar en esta función. Resultará muy difícil dejarle sin líneas de diálogo si su fútbol sigue sonando con tanta potencia, mejorando al resto de actores. Lamine es una anomalía y una excepción, y el Barça debe leerlo como lo que ya es: el jugador más creativo del equipo en la última línea.
