Los cánones de belleza que ha impuesto la industria de la moda excluyen a las personas con discapacidad cuyas opciones se reducen entre elegir ropa que les hace lucir medicalizados.
Karen Díaz y Hazel Zamora
Las miradas se posan sobre Paulina Romo siempre que acude al centro comercial a comprar ropa. Es una adulta, pero se dirige al área infantil porque es la única opción para las personas de talla baja.
“Hay niños que se me quedan viendo y pues me señalan así como típico de manzanita, entonces eso me incomoda”.
Los cánones de belleza que ha impuesto la industria de la moda sobre nuestros cuerpos no solo dejan fuera a quienes no cumplen con las medidas esbeltas. También quedan excluidas las personas con discapacidad cuyas opciones se reducen entre elegir prendas que les hacen lucir medicalizados o ajustarlas a sus necesidades.
En el caso de Paulina, tuvo que modificar sus pantalones por un largo tiempo.
“Mi principal prenda que más se me dificultaba encontrar es el pantalón. A lo mejor habrá gente que dice pues solo tiene que cortar el pantalón y ya se acaba el problema, no, somos muy caderones y la cintura la tenemos pues diferente, o sea en cuestiones de medidas”.
En un país donde el 5.7 por ciento de la población tiene alguna discapacidad y/o problema o condición mental –según el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi)- hay marcas mexicanas que comienzan a abrazar la idea de la moda inclusiva.
Por ello, trabajan para crear prendas que sean agradables y funcionales al mismo tiempo. Como Paulina Romo Clothes, que desde 2021 diseña pantalones enfocados en mujeres de talla baja.
Crear ropa para personas con discapacidad implica considerar factores como la accesibilidad, la facilidad de ponerse y quitarse la ropa, las texturas, así como la incorporación de elementos para los diferentes tipos de discapacidades, tales como botones de presión, aberturas amplias y ajustes personalizables en la ropa.
Entre pruebas, errores y modificaciones, Paulina logró diseñar diversos modelos de pantalones que actualmente compran mujeres de talla baja tanto en México como en Estados Unidos.
La opinión de las compradoras
Ana Gabriela Arango es una joven con discapacidad física que utiliza silla de ruedas como su principal medio de movilidad.
Debe tener ciertas consideraciones al elegir su ropa, pero también busca proyectar su estilo que define como “polos opuestos” pues transita entre lo considerado femenino y masculino.
“Cuando voy a buscar ropa, ya tengo yo delimitado justo por mi experiencia, qué prendas me quedan, qué prendas no, qué prendas me ayudan más en la parte de la movilidad.
Yo no puedo usar mangas muy largas porque por ejemplo, esas mangas se manchan con mis ruedas, porque mis ruedas constantemente están en el piso”.
La ropa responde no sólo a una necesidad funcional, sino también nos permite expresar nuestras personalidades, sentimientos y estados de ánimo.
Esto ha motivado a Gabriela a dedicarse al modelaje y colaborar con Sentilia, una marca de ropa creada por las jóvenes estudiantes Ana Cristina Girard y Fernanda Soria Zamudio del Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM), a través de la cual diseñan prendas para personas con movilidad limitada.
“Nuestra visión al crear Sentilia es justamente ofrecer una solución, no solo cómoda, funcional, sino que a la vez, no te haga sentir diferente, porque no eres diferente, sigues siendo una persona con los mismos gustos y necesidades que cualquier otra”.
Competir contra la industria de la moda
Esta marca mexicana ha trabajado de la mano de asociaciones civiles para comprender las necesidades de las personas que utilizan sillas de ruedas, a la par de buscar precios competitivos que tomen en cuenta la falta de autonomía económica de las personas con discapacidad.
De acuerdo con el Inegi, este sector tiene una tasa de participación económica apenas del 38 por ciento.
Los retos para crear una industria de la moda inclusiva son tan amplios como el abanico de discapacidades que deben considerarse.
Ariadna Flores, por ejemplo, a los dos años de edad sufrió un infarto cerebral que provocó la falta de crecimiento de su pierna y mano izquierda. Por tal razón, utiliza en su pie una férula para pisar adecuadamente, además de una plataforma en su calzado que llega a pesar hasta medio kilo.
“Tengo que ver en las zapaterías que el tenis quepa en mi férula y ya ahí comprarlos, si no, pues ver qué otro modelo que medio me guste. Luego llevarlo a arreglar para que le pongan ese aumento y pues ahí también es como tal otra dificultad, porque sí me gustaba el tenis, pues luego el aumento como que no me gusta.
Son pesados. Si quisiera dar a un asaltante como un golpe, yo creo que sí es como un tabique , así de pesado. En el día llegó a mi casa, dejó mis zapatos y me pongo mis chanclitas”.
También, Ariadna ha tenido que navegar entre los constantes cambios de moda. Actualmente nota que los tenis son muy ajustados, situación que le dificulta encontrar un modelo que sea agradable y a la vez funcional.
“Para mí me gustaría encontrar como una empresa que a lo mejor diseñaran zapatos y de ahí, pues mandar a hacer mis propios zapatos con mi diseño y para que no se vieran tan toscos y que me sintiera como más yo e independiente”.
Ante este panorama, es importante dar visibilidad a los emprendimientos de moda para personas con discapacidad, pues no solo satisfacen la necesidad que tenemos de vestirnos, también crean conciencia sobre la diversidad de cuerpos y contextos que atraviesan.
Te recomendamos:
Del drag al uniforme neutro, el impacto de la comunidad LGBT en la moda
:quality(85)/cloudfront-us-east-1.images.arcpublishing.com/infobae/DFRX4KZ2NVAVLONW5MJFRTZECQ.jpg)
:quality(85)/cloudfront-us-east-1.images.arcpublishing.com/infobae/P4L4NTTJ3ZBLTMQQQTG4LEJ2WE.jpg)
