Unos campeones duros, veteranos y versátiles, y otras claves del Mundial – El Mundo
“Supongo que como equipo nos gusta el drama”. Lo dijo al trmino de la final el sudafricano Pieter-Steph du Toit. Los Springboks se han proclamado campeones del mundo ganando por un punto sus tres encuentros a vida o muerte. Pero, ms que la resiliencia al drama, ha pesado el equipo. Sudfrica, campeona del mundo, slo aparece en el podio de las estadsticas defensivas. Es el segundo conjunto que menos ensayos ha encajado (ocho en siete partidos) y el primero en placajes. En la final hizo 208 por 92 de Nueva Zelanda. El propio Du Toit, 28.
Los sudafricanos han interiorizado la frase del entrenador de ftbol americano Bear Bryant: “El ataque vende entradas, la defensa gana campeonatos”. Han formado una escuadra muy veterana, sobre todo delante; slo 7 de los 23 convocados para el partido decisivo no llegaban a los 30 aos. Y a la vez muy verstil, con un puado de jugadores polivalentes. El smbolo es Deon Fourie. Debut en la seleccin con 36 aos y a los 37 ha jugado 77 minutos de la final. Cuando se lesion el talonador Malcolm Marx, Fourie retom una posicin que no haba ocupado en el ltimo lustro.
La reconversin de Fourie hizo posible que la baja de Marx fuera cubierta con un jugador absolutamente distinto. El francotirador Handr Pollard. Ha metido todos los golpes de castigo que ha lanzado a palos. Sudfrica y tambin Inglaterra, tercera en este mundial, han recordado que los partidos tambin se ganan con el pie, sumando de tres en tres. Otro estilo, quiz ms agradecido para el espectador, ha exhibido la espectacular Nueva Zelanda, una mquina de marcar ensayos, 49 en todo el campeonato. Sin embargo, en la final slo pos uno en ocho entradas en la 22 contraria.
Tendencia casi contracultural
Si hace mucho tiempo que el rugby no es un deporte de 15 jugadores, sino de 23, la exigencia fsica del Mundial de Francia 2023 ha ampliado el foco a los 33 de cada convocatoria. Con su quince de gala, Irlanda gan a Sudfrica en la primera fase y se exhibi en el resto de los partidos. En cuartos de final, contra una Nueva Zelanda que s haba rotado a su plantilla en la fase previa, no pudo transformar en puntos su ltimo e interminable ataque. Cay -entre otras razones- presa de su propio cansancio.
Entre el contraste de estilos, en Francia ha reaparecido una tendencia casi contracultural. Frente a la evolucin del reglamento para favorecer partidos rpidos y con menor influencia de la mel, sobre todo Sudfrica us esa formacin para arrancar los golpes de castigo que le permitieron remontar los cuartos de final y la semifinal. “Las ensaladas no ganan mels”, record antes del torneo su pilier Ox Nch, ms partidario de la tarta. Y en una mel, la ltima del campeonato, estuvo a punto Nueva Zelanda de ganar el baln y una esperanza de dar la vuelta a la final. Ocho contra ocho a unos palmos del suelo, el smbolo ha regresado.
Esta reivindicacin se produce cuando, en el contexto del juego, la mel se forma cada vez con menor frecuencia y es el saque de lateral la plataforma ms buscada, sobre todo en la 22 contraria. Selecciones grandes y pequeas han encontrado en esta coreografa de las alturas el origen de un porcentaje muy significativo de sus ensayos. 17 de 30 ha logrado as Irlanda y Australia, 8 de 11. Estas fases con implicacin de muchos jugadores, junto al maul y al ruck -el de Nueva Zelanda, ms ralentizado de lo habitual en la final- ilustran la intensidad del rugby tradicional frente al ms vistoso rugby a siete.
Con el que acaba, nueve de los diez mundiales han sido conquistados por los pases del sur. Otro fiasco del norte? Decepcin por el resultado y por sus expectativas previas, no por el nivel mostrado. Francia, Irlanda e Inglaterra tuvieron hasta el ltimo minuto la posibilidad de eliminar a los finalistas. Ambos datos son significativos: que todas estuvieran a punto y que ninguna lo consiguiera. Sin duda, han competido. Lo mismo puede decirse, en el sur, de Nueva Zelanda. Los All Blacks cayeron por un punto, fieles a su estilo y con valenta. Parece difcil sostener que hayan fracasado.
Tampoco ha sido Francia 2023 el mundial de las sorpresas. El pinchazo de Australia se intua y Fiyi ya haba dado seales de mejora. Seran las nicas selecciones que han cambiado de escaln. Inglaterra y Gales han mejorado con sus nuevos seleccionadores, el XV de la Rosa ha completado un muy buen torneo. Argentina, sin entusiasmar, ha ocupado una positiva cuarta plaza. La progresin de Escocia, Italia, Japn y Georgia no les ha dado para llegar a cuartos. A Tonga y Samoa los refuerzos de ltima hora tampoco les han servido para subir posiciones. Entre los modestos, Portugal y Uruguay han ilusionado.
Ingresos y visibilidad
Pese a algunas palizas en la fase de grupos, la intensidad de las eliminatorias -siete de los ocho partidos resueltos por menos de un ensayo transformado- ha hecho de este mundial un espectculo atractivo. Segn la Federacin Internacional, a los estadios han acudido ms de 2,4 millones de personas (unos 50.000 de media por partido) y la audiencia de las retransmisiones ha llegado a los 800 millones de espectadores. Y el futuro? El Mundial de Australia 2027 tendr 24 equipos. Una oportunidad para que ms pases emergentes, quiz Espaa entre ellos, tengan ingresos y visibilidad.
Pero durante el campeonato la Federacin Internacional (World Rugby) tambin ha anunciado que, respetando los torneos privados existentes, crea otra competicin en los aos pares con dos divisiones de 12 selecciones. A la espaola, probablemente en la mitad media-baja de la segunda categora, puede aportarle partidos contra rivales de su nivel. Pero el hecho de que no haya ascensos y descensos entre esas dos divisiones hasta al menos 2030 frustra a las que se acercan ya a al primer nivel.
“Estoy muy orgulloso de los pases en desarrollo”, ha reivindicado en el Mundial el seleccionador de Fiyi, Simon Raiwalui, pidiendo que se les ayude a “derribar barreras”. Aluda a esta doble poltica de World Rugby. Por un lado, aporta fondos y conocimiento a los pases emergentes; por otro, retrasa y limita la posibilidad de que los ms aventajados entre ellos se enfrenten a los mejores. La paradoja de un deporte que aspira a ser global pero donde rige una jerarqua tan esttica que hasta los participantes en los mundiales tienden a repetirse cada cuatro aos. En Francia tambin se ha repetido, por innegables mritos propios, el campen.
