Circuito de Motegi (Japón)-. Jorge Martín lleva tres fines de semana increíbles: un doblete en Misano, victoria en el sprint y segundo puesto en la carrera de la India, y otro doblete en esta última prueba en Japón. Por delante tiene seis fines de semana, en Indonesia, Australia, Tailandia, Malasia, Qatar y Valencia. Seis fines de semana y tres puntos que recortar al líder, nada, después de haber estado hace cinco grandes premios a 62. Es imposible no verle ahora como el máximo favorito al título, un objetivo del que no rehúye y que ambiciona.
“Estoy viviendo un sueño y hay que seguir soñando hasta el final”, explicaba en Motegi a los pocos periodistas españoles desplazados a la cita nipona. Una jornada tensa, con la irrupción de la lluvia, un elemento muy distorsionador para el motociclismo de velocidad y que él gestionó de la mejor manera posible. “Estoy feliz por mi primera victoria en agua, por mi primera victoria flag to flag, también”, dispara, con su tono habitual. Martín esboza una media sonrisa, envuelto una vez más en esa bandera de España que sus padres paseaban por los circuitos cuando iban a ver las carreras como unos aficionados más. Y habla rápido, sin florituras, dando a veces la sensación de querer escaparse para celebrar el éxito con los suyos.
“Tenía el objetivo claro de que quería sumar el máximo de puntos. Si me hubiese caído me habría quedado con que por lo menos lo había intentado, y creo que esa es la mentalidad con la que hay que seguir corriendo”, resume, aunque ahora ya sabe que no es el momento de los errores, no cuando en esta carrera a larga distancia se está acercando la meta, y el objetivo final. “Hay que acabar, hay que acabar cada finde. Hoy si acababa cuarto era mejor que una caída, obviamente, pero tenía muy en mente la victoria. No sé qué decirte. Llevo siendo muy consistente desde Jerez, puntuando en todas las carreras, y toco madera, espero que siga así, porque es el único modo de acabar el año con el máximo número de puntos posibles”.
El éxito del piloto de San Sebastián de los Reyes (Madrid) no puede considerarse como una sorpresa. Su calidad es conocida, y desde su arranque en MotoGP se vio claro que tenía el potencial para pelear por cosas grandes, aunque un título son palabras mayores. Pero los problemas de 2022, cuando no se encontró del todo a gusto con su versión de la Ducati (distinta a la de Pecco Bagnaia en la parte motor), le han hecho valorar lo que tiene ahora. Está a gusto, muy a gusto con su moto, y quiere explotar eso, con una estrategia que también defienden en su box: no tocándola incluso cuando no está del todo cómodo, para que eso fuerce a su pilotaje a encontrar las soluciones.
“Es que es como me encuentro, me encuentro cómodo, la moto es la que es, lo he dicho mil veces, es mi moto, la empiezo a conocer y esto me da mucha confianza y espero que esto siga así”. El viernes supo que tenía el mejor ritmo, pero que le faltaba el impulso para pelear por la pole. El sábado encontró ese punto, y destrozó el cronómetro. Y con la confianza en su ritmo, dominó el sprint.
La carrera tenía que ser una réplica, pero la lluvia hizo que el guion incorporase un factor inesperado. Pero ni con esas cambió el resultado previsto. Victoria, con su rival detrás, y el liderato un poquito más cerca. “Aunque me haya ido un poco para atrás después del cambio de moto, porque casi me caigo, he empezado a recuperar posiciones súper rápido, del sexto creo que estaba detrás de Pecco, le he pasado a él, a Marco, a Márquez, a Aleix, a todos los que tenía delante. Tenía una marcha más hoy”.
Media sonrisa perpetua y otra vez una frase corta que constata la confianza que tiene en estos momentos: tenía una marcha más hoy. “Indonesia me encanta también, así que espero poder disfrutar igual”. Otro mensaje para el fin de semana que viene. Ahora se quedará de vacaciones con su novia por Asia, con una visita programada a Kioto, para evitar que luego en Lombok le afecte el jet lag, un efecto que no le suele sentar muy bien. Y tras la carrera de Tailandia seguirá sin volver a casa, en un periplo de nueve semanas sin pisar su casa del que espera volver si no con un Mundial de MotoGP bajo al brazo, al menos con la opción de jugársela en casa, en Valencia. Con él viajará la bandera que usaban Javier y Susana en sus viajes moteros.
