La gala de Aitana en televisión, por Mònica Planas

El realizador de la gala del Balón de Oro evidenció, a lo largo de la retransmisión, que dominaba a la perfección el contexto futbolístico. Estableció un sutil relato paralelo a través de las imágenes. Cuando Bellingham subió a recoger el Trofeo Kopa, nos ofrecieron los planos de Lineker y Beckham como compatriotas del ganador. Cuando Drogba le preguntó al jugador del Madrid por los goles que lleva marcados en La Liga, se incluyó un plano de Ter Stegen, a quien justo el día anterior le metió dos tantos. Mientras el ‘Dibu’ Martínez agradecía su premio a mejor portero, el realizador incluyó en pantalla a Mbappé, que en la final del Mundial le marcó tres goles. También mostró a Deschamps, seleccionador francés que perdió ese partido. Durante el discurso de Ferran Soriano enfocaron a Laporta. El realizador recordaba así que ambos empezaron juntos en el Barça. Cuando David Beckham habló de Miami, el realizador mostró a Hristo Stoichkov sabiendo que el búlgaro vive en esa ciudad. Es una manera de construir un subtexto sutil. Demuestra un dominio del contexto y voluntad para crear un relato visual complementario.

Incluso lo poco evidente tiene valor narrativo. Y en la gala del Balón de Oro esto también se apreció en un sesgo de género que denota que, a pesar de dar una mayor relevancia al fútbol femenino, la organización lo sigue considerando secundario. A diferencia de lo que hicieron con los futbolistas masculinos, la cuenta atrás de las treinta candidatas la emitieron durante una pausa de publicidad. Cuando entregaron el premio al mejor equipo masculino, permitieron que subieran todos los jugadores del City presentes en la platea. En cambio, con el femenino solo pudo subir Patri Guijarro junto a Laporta y Giráldez. El resto de sus compañeras, tuvieron que quedarse sentadas aplaudiendo. La chapuza llegó al entregar el Balón de Oro a Aitana. No tenían el trofeo preparado y se lo tuvo que entregar un asistente en vez de Djokovic. Pero es que, además, no hubo ni la fanfarria ni la majestuosidad que mostraron con Messi. Es más, no tuvieron ni el detalle de finalizar la gala con los dos mejores jugadores del mundo juntos en el escenario. Una forma de establecer y subrayar categorías que evidencian que, a pesar de las apariencias y las buenas formas, la igualdad sigue siendo una utopía.

Hablar menos, escuchar más

Durante la gala, llamó la atención el momento en que Didier Drogba, el presentador, tuvo que pedir silencio y respeto al público mientras el ‘Dibu’ daba su discurso. Parte de los asistentes lo abuchearon. Pero como en las retransmisiones los periodistas de Esport3 no paraban de hablar, no se enteraron del suceso hasta que fue demasiado tarde. Menos hablar desde el plató y más dejar el sonido directo porque impiden al espectador seguir atento a los detalles de la gala.