París permanece indiferente al Mundial de Rugby – La Voz del Interior

El 8 de septiembre con el partido inaugural, en el que el seleccionado local derrotó a los All Blacks, Francia dio inicio a la 10° Copa del Mundo de rugby, pero la ciudad de París parece no haber tomado nota del megaevento que se lleva a cabo en la capital del país galo.

El Mundial se vive en las ciudades del interior, aunque la ciudad cosmopolita europea por ahora es ajena a todo lo que sucede alrededor de la guinda en su cita ecuménica. Es cierto, París es inmensa pero hay sitios icónicos que podrían acusar recibo de lo que sucede en el ámbito del rugby. El aeropuerto Orly (de menor tráfico de pasajeros que el Charles de Gaulle) apenas insinúa que Francia es sede de la Copa del Mundo y que por 51 días (finaliza el 28 de octubre) la atención está centrada en esta parte del mundo.

Roland Garros, el mítico escenario donde se juega uno de los cuatro torneos del Grand Slam, es uno de los centros de prensa parisinos (el otro está en el Stade de France, en Saint Denis), pero el rugby está en un segundo o tercer plano. Las instalaciones respiran tenis todo el tiempo y unos pocos periodistas hacen su trabajo allí. A pocas cuadras, toda la atención está puesta en el Paris SG. A pesar de que Francia tiene una marcada afición por el rugby, en Boulogne, el fútbol y el tenis se disputan la atención.

La primera apreciación fuerte sobre el Mundial que se disputa en la tierra de Les Bleus (como se conoce a la selección francesa) está en la estación de trenes de alta velocidad, el transporte que conecta las ciudades de este país. Pero hay un dato que no es menor: TGV (la sigla que identifica a estas moles que alcanzan una velocidad máxima de 320 kilómetros por hora) forma parte del grupo que sponsorea al evento.

La estación París Gare Lyon introduce clima de mundial. Desde allí miles de pasajeros de todas partes del mundo viajan a las otras sedes en las que se está jugando la Copa del Mundo y es el primer esbozo de la cantidad de argentinos que acompañan a Los Pumas.

En el interior de Francia la realidad es contrapuesta. En el primer partido de Los Pumas (contra Inglaterra), Marsella fue una marea albiceleste y unos 12 mil argentinos acompañaron al seleccionado. En Saint Étienne, donde el seleccionado jugó el viernes (victoria 19-10 ante Samoa), también se vive clima mundialista.

La cartelería está presente en todos lados, los comercios lucen afiches, banderas de los países que juegan en la “capital del diseño” y los más osados colocan en sus vidrieras mini guindas o camisetas. Los hoteles (cuyos precios sorprenden hasta a los propios franceses) también hacen lo suyo en cuanto a la difusión. En las callecitas angostas cuelgan banderines y pasacalles con la leyenda Rugby World Cup France 2023.

Al menos en esta primera etapa, el Mundial parece estar dividido entre una casi indiferente capital francesa y el resto de las ciudades que albergan la Copa del Mundo, donde la pasión rugbística se respira de otra forma.