Florencia.- “Termino la entrevista y voy, ¿vale? Igual llego 10 minutos tarde…”, se disculpa Verónica Boquete (9 de abril de 1987, Santiago de Compostela). A las 17:10h la recibimos en un céntrico estudio de Florencia, donde juega desde el año pasado. Desde el pasado 20 de agosto, han corrido ríos y ríos de tinta sobre el caso Luis Rubiales. Y, entre tanta oscuridad, pocas personas han arrojado tanta luz como ella. Ha perdido la cuenta de las entrevistas que ha concedido durante estos días, pero nunca el objetivo de sus palabras: “Soy muy consciente del altavoz que tengo”.
Vero convivió con Nacho Quereda y con Jorge Vilda. Conoce bien a ambos y sabe en qué se diferencian y en qué se parecen. También sabe cómo funciona la RFEF, qué significa el nombramiento de Montse Tomé y advierte: “El fondo del problema sigue siendo el mismo y no lo hemos entendido”.
¿Cuántas entrevistas has hecho ya?
Pff, no sé, no llevo la cuenta. Pero he sido bastante selectiva. No he querido entrar en el circo mediático en el que se ha convertido este tema. He hecho entrevistas en medios que creía que debía de hacer, por unas o por otras razones. Tanto en España como en el extranjero. Y he tenido que decir que no a otras muchas que han insistido mucho (se ríe). Pero, bueno, al final ni me da el tiempo ni creo que sea bueno que esté el asunto en todos los sitios.
Desde que nos conocemos, nunca me has negado una entrevista. En un mundo en el que cada vez cuesta más acceder a vosotras -las deportistas-, ¿por qué siempre estás dispuesta a hablar y a hacerlo tan claro?
Porque soy muy consciente del altavoz que tengo. Y, bueno, cuando alguien quiere hablar conmigo, cuando alguien se interesa realmente por mi opinión y va a tratar esa opinión, esas palabras, de una manera seria y correcta, pues no entiendo el por qué tengo que decir que no. Además, creo que es una parte que ha ayudado mucho al fútbol femenino, la disponibilidad de las futbolistas, la cercanía con los aficionados y con la prensa. Creo que es algo muy característico de nuestro deporte, es algo que no tenemos que perder. Y como no quiero que se pierda, pues soy la primera que tiene que dar ejemplo.
Hablando de ser claros, en aquel reportaje de Movistar + tú terminas diciendo que cuando nombran a Vilda como seleccionador nacional, te genera dudas. ¿Por qué esas sospechas?
Yo tenía dudas con Vilda porque a Vilda se le da un caramelo, porque el equipo y las jugadoras provocan un cambio de seleccionador. Por lo cual no es un “estás aquí gracias a nosotras”, pero un poco sí. Entonces, nos daba absolutamente igual quién iba a venir, nos daba igual. Lo único que buscábamos en ese momento era un cambio. Podría ser uno peor que Quereda, pero es que nos daba absolutamente igual.
“Lo que nos transmitía Jorge Vilda era que le importaba más la silla que la gente que tenía en la sala”
Exinternacional y jugadora de la Fiorentina
Entonces él llega con toda la gente ilusionada, agradecida por el cambio, dispuesta a todo. Y, desde el primer momento, hay una distancia, una frialdad. No sé si es miedo, que no es entendible en la situación en la que estábamos. A partir de ahí se van viendo conductas y maneras de ser con futbolistas en concreto, en la misma convocatoria, con el tiempo que estamos en los hoteles, que eran totalmente innecesarias. Y era frenar ese cambio que nosotras buscábamos, sin ningún tipo de explicación. Una persona de una generación totalmente distinta que lo que busca es controlar para que no pase lo que ha pasado antes. Y, al final, el objetivo final, o lo que se transmitía, era: “Me importa más la silla que la gente que tengo en la sala”. Entonces, desde un primer momento, había algo que no conectaba bien.
¿Crees que seguía un plan? A los pocos meses de su llegada, prescinde de las más veteranas: Natalia Pablos, Priscila Borja, de ti…
Yo creo que él tenía muy claro qué cosas podían pasar y qué cosas podían no pasar, a qué gente tenía que controlar, a qué gente no podía controlar. Y al final, cuando llegas a un sitio y no es por méritos, y cuando realmente no estás 100% seguro de tu capacidad, te entran miedos, eres inseguro o insegura, no te fías de la gente y entra el controlar todo para mantener tu zona de seguridad y tu zona de confort.
Yo creo que él tenía una idea en su cabeza. Luego habrá ido cambiando, más o menos, el plan o habrán venido planes distintos. Pero él sabía que necesitaba tiempo para estar tranquilo. Y, claro, si lo que demandábamos eran mejoras, tanto deportivas como personales, y no eres capaz de darnos eso, pues las quejas van a continuar. Y yo creo no supo lidiar con esa presión en ningún momento.
¿Recuerdas algún detalle que te marcase o que te doliese especialmente durante los meses que te entrenó Jorge Vilda?
En los primeros días, no tanto. Pero en los meses, creo que son ocho o nueve con Vilda, hay varios momentos que tengo grabados y no sé por qué. Prefiero no comentarlos públicamente. Pero sí, los tengo grabados y me confirman muchas cosas, muchas ideas que yo tengo en la cabeza y que creo que a lo largo de los años, en diferentes momentos, otra gente también ha entendido.
Conviviste con Ignacio Quereda y con Jorge Vilda. ¿En qué se parecían y en qué se diferenciaban?
Bueno, yo creo que Quereda y Vilda se parecen en querer controlar, en querer tener el poder. Inseguros, no. Porque yo creo que Quereda no era inseguro. Él no conocía su capacidad, si era una capacidad buena o era una capacidad mala, si estaba capacitado o no. Entonces, creo que nunca ha reflexionado sobre eso. Pero creo que Jorge sí. Jorge sabía que no era el mejor seleccionador, que no era el mejor entrenador, que había otras y otros mejores que él y yo creo que eso le ha condicionado desde el inicio.
“Nacho Quereda nunca ha ido por detrás, nunca ha sido falso. A Jorge no siempre le veías venir”.
Exinternacional y jugadora de la Fiorentina
Pero, ¿en qué se diferenciaban? Bueno, yo creo que la manera de entrenar. Estamos hablando de dos personas muy distintas porque son mentalidades distintas y formaciones distintas. Entonces, como entrenadores eran también distintos. El cambio fue brutal, también en ese sentido. No sé si suficiente, pero brutal seguro. Pero yo creo que se diferenciaban en una cosa. Y era que Quereda iba de frente. Yo con Quereda me he enfrentado muchas veces, hemos hablado mucho, podíamos discutir, estar de acuerdo o no, terminar la charla y ya está. Pero nunca ha ido por detrás, nunca ha sido falso, podías estar de acuerdo o no, podías entender que él tenía una mentalidad distinta por muchas razones, pero era una persona que lo veías venir. En el caso de Jorge, no siempre lo veías venir.
¿Qué sentiste cuándo echaron a Vilda?
Sentí, no voy a decir que satisfacción, porque yo no le deseo el mal a nadie, no puedo estar por feliz porque alguien lo esté pasando mal o porque a alguien lo echen. Pero tampoco estaba triste, evidentemente. Sentí que era algo necesario, que se tenía que hacer y que se hacía con una persona que en su momento no trató bien a mucha gente. Entonces, no sé si es justicia o no justicia, porque han pasado muchas cosas y mucho tiempo, pero bueno, yo dormí bien ese día.
Y muchos piensan que el problema se acaba por nombrar a una mujer en el cargo… En este caso, Montse Tomé.
La gente o quien dirige allí y quien ha tomado la decisión cree que poniendo a un segundo o a cualquier otro seleccionador que no fuese él más o la más capacitada por meritocracia, se acaba el problema. Dicen: “Bueno, metemos a una persona que además es mujer, que nos viene muy bien”. Ese es el razonamiento de lo que ha pasado ahí.
Y lo que se pedía era totalmente lo contrario. No es si Montse es buena o es mala. Será buenísima, pero, ¿ha pasado un proceso de selección? ¿Quién lo ha decidido, un director deportivo? No, porque, a día de hoy, no lo tenemos, ¿Cuál es el plan teniendo a Montse de seleccionadora? Tampoco lo sabemos. Entonces, ¿qué se ha hecho? ¿El quitar a uno y poner a otro? Es que se quitó a Quereda y se puso al que estaba en la selección sub19. Ahora, se quita a Vilda y se pone a quien estaba allí. ¿Es mejor? ¿Es peor? Es que ya no entro. Seguramente, esperemos, sea mejor para todos. Pero creo que el fondo del problema sigue siendo el mismo y no se ha entendido.
“El razonamiento del nombramiento de Montse Tomé es: ‘Bueno, metemos a una persona que además es mujer, que nos viene muy bien'”.
Exinternacional y jugadora de la Fiorentina
En el caso de Montse es normal. Es normal que acepte el cargo porque además está ahí, sabe qué materia prima tiene, es una oportunidad única para ella, para su carrera, y cualquier hombre lo hubiese hecho. Esa es la parte en la que hace muy bien, porque cualquier hombre que supiese que no era el cargo que está capacitado para cubrir, hubiese dicho que sí. Entonces, en ese caso, ella ha dicho que sí y no puedo criticarla por ello. Pero, por otro lado, estamos cometiendo los mismos errores que durante todos estos años ha cometido otra gente y de lo que tanto nos hemos lamentado. Es una balanza, una hipocresía… una contradicción constante.
¿Qué hubieses hecho tú?
Si yo estuviese al frente y pudiese decidir qué pasos se tomaban iría más por la profesionalización de todo el departamento. No digo que los que estén allí no sirvan. Seguramente habrá los que sí y los que no, pero primero tenemos que saber qué requisitos se necesitan para formar parte de la RFEF. Qué requisitos se necesitan para ser seleccionador o seleccionadora, para ser preparador físico, médico o lo que sea. Cuando tú tienes esos requisitos, tienes unos mínimos y unos máximos, puedes hacer un filtro. Y en ese filtro entra toda la gente, mucha o poca, que entre en ese filtro. Y ya ahí, que se presente quien quiera.
Antes tienes que saber quién va a decidir en todo ese proceso. Lo primero que necesitamos es una cabeza visible en la parte directiva, dirección técnica, dirección deportiva, ¿quién va a ocupar ese cargo? Tenemos gente en España muy capacitada para ocupar ese cargo. ¿En la RFEF los conocen? Sí. ¿Les van a dar la oportunidad? Seguramente, no. Y ese es el primer error. Después se decide dar este paso -el de contratar a Montse-, y lo decide alguien que no lo tenía que decidir y ahora ya vamos, o iremos, a trompicones.
Yo creo que teníamos una oportunidad única para empezar de cero. Un proceso realmente bueno y no tener que seguir con las luchas perennes. Si no es ahora, es dentro de dos años, si no es dentro de dos años, será dentro de cinco porque no hemos aprendido absolutamente nada.
Si te digo: “Champagne Vintage, 8 años de maduración en botella 🥂”.
Que no era champán, era un vino rosado, espumante, italiano, no tenía el mismo glamour (risas). No, te digo que he subido una foto que tenía ganas de subir y que llevo mucho tiempo esperando para poder celebrar algo que a mí, personalmente, me apetecía celebrar.
