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La singular leyenda del club argentino que fue local en el Maracaná y convirtió el hito en canción – infobae


El día que Ferro copó el Maracaná

“La alegría de este barrio, nunca la voy a olvidar, cruzamos la Cordillera, copamo’ el Maracaná. Y vos Cacho (Saccardi) fuiste parte, de todos esos momentos, y por eso yo te aliento hasta el final…”.

El majestuoso estadio Maracaná, el de la hazaña de Uruguay en el 50; el de la final del Mundial 2014 y el infausto gol de Mario Gotze que puso en pausa los sueños de Messi y Argentina, se prepara para albergar la final de la Copa Libertadores entre Fluminense y Boca Juniors con taquilla completa. Unos 20.000 tickets fueron asignados para los fanáticos del Xeneize, aunque seguramente muchos también ingresen con uno de los 40.000 accesos para los neutrales. Y aquellos que se queden afuera de la fiesta, incluso con el entorno hostil que padecieron en Río de Janeiro en los últimos días, vibrarán con el duelo en el Fan Fest o donde sus corazones lo dicten.

Sin embargo, el aliento estará repartido a partir del distribución equitativa de las entradas. Como está ocurriendo ahora, los conjuntos brasileños son especialistas en exacerbar la condición de visitante del rival de turno, máxime en la principal competición internacional del continente. Sin embargo, hubo un club argentino que consiguió ser “local” en el Maracaná y convirtió ese hito en himno de tribuna. Aunque para que sucediera debieron darse una serie de circunstancias extraordinarias.

El equipo en cuestión es Ferro Carril Oeste. Y el mito se corporizó un 27 de agosto de 1985. Vale la pena darle un contexto a la historia. La del 80 fue la década de gloria para el Verde, que ganó dos títulos de Primera División en fútbol (Nacionales del 82 y el 84), pero las vueltas olímpicas se multiplicaron en las distintas y pujantes disciplinas, la institución se transformó en un imán para las familias por su vida social y en una plataforma de ideas para mentes revolucionarias como las de Carlos Timoteo Griguol, Julio Velasco o León Najnudel. Todo, con una fórmula que luego replicaron con éxito otros clubes, pero que con el tiempo abandonó el propio Tren: la formación de talentos y su respaldo como base.

Pues bien, en una Copa Libertadores con un formato que ofrecía menos chances de sobrevida (apenas 20 equipos divididos en cinco zonas y sólo avanzaba el líder), a Oeste y Argentinos Juniors les tocó a todas luces el “Grupo de la muerte”, junto a Fluminense y Vasco da Gama. No obstante, Ferro y el Bicho apabullaron a sus adversarios y sólo perdieron un duelo cada uno, en los choques entre ambos. No era sorpresa por su actualidad: los de La Paternal terminaron consagrándose campeones tras vencer a América de Cali en la definición por penales en el duelo desempate. Y luego protagonizaron la final de Copa Intercontinental más vibrante de la historia ante Juventus (empataron 2-2 y la Vecchia Signora se impuso en la resolución desde los 12 pasos).

Ante ese panorama, los orientados por el Viejo Griguol viajaron a Río de Janeiro con la necesidad de sumar al menos tres puntos (en aquella época, el triunfo ofrendaba dos unidades) para forzar un desempate con el conjunto cuna de Diego Maradona. Detrás de esa proeza, el primer adversario era el Fluminense (donde jugaba el recordado lateral Branco, célebre por el affaire bidón en Italia 90), ya sin chances de avanzar a la segunda fase.

En consecuencia, se dio una situación poco común para uno de los grandes de la ciudad: los fanáticos tacharon el partido del calendario y se ausentaron en masa. Según las crónicas de la época, alrededor de 3000 personas se hicieron presentes en un escenario tamaño monstruo. La taquilla oficial, en cambio, habló de 1354 personas que abonaron su entrada. Para Ferro, en cambio, el duelo representaba un mojón en su historia, en el tránsito de su segunda participación en una Copa Libertadores (en 1983 jugó la primera, en un parejo grupo que ganó Estudiantes; con Colo y Colo y Cobreloa como los otros contendientes).

Por eso, entre 200 y 400 fanáticos -el número oscila según los testigos- se animaron a la aventura de trasladarse desde Caballito a Brasil, aprovechando que incluía dos partidos, porque el 30/8 cerraba la zona ante Vasco Da Gama, también en Río. Y lo hicieron con el impulso de la ilusión y las gargantas cargadas. Y se ubicaron todos juntos en la platea asignada, marcando notoriamente el contraste con el desierto en el que se había transformado el Maracaná (con 80.000 butacas por cubrir) para la ocasión.

José Fantaguzzi ingresó en el segundo tiempo de un duelo que el Verde pudo haber ganado
José Fantaguzzi ingresó en el segundo tiempo de un duelo que el Verde pudo haber ganado

Algunos hinchas viajaron en un micro que salió del monumento al Cid Campeador. Otros, en un vuelo charter que fletó el club. Algunos, de manera particular, por tierra o aire. Los colores sirvieron como amalgama para que se unieran dentro del Maracaná. El duelo finalizó 0-0, pero la revista El Gráfico consignó aquella curiosa escena en la que el visitante, Ferro, a 2700 kilómetros de su hogar, parecía el dueño de casa, por fervor y número, al menos en cuanto al grupo más bullicioso.

Y lo que será más recordado en las sobremesas y tertulias de Caballito: la noche que Ferro fue local en el Maracaná. Fue un 27 de agosto de 1985. Lo hicieron posible varios hechos concurrentes y el fervor de 200 hinchas que gritaron 90 minutos su amor verdolaga. Se dieron el gusto de su vida, se lo van a contar a sus nietos”, rubricó la revista, referencia del deporte argentino a lo largo de su historia.

Los hinchas de Oeste, antes de entrar a la platea asignada
Los hinchas de Oeste, antes de entrar a la platea asignada

“El estadio estaba casi vacío. Fuimos locales porque los brasileños eran muy poquitos y nosotros teníamos todo el entusiasmo. Ellos nos miraban todo el tiempo porque no parábamos de cantar”, cuenta Alejandro Luciardo, uno de los privilegiados participantes de aquella jornada. “Fue una linda experiencia, recuerdo haber cambiado un banderín de Ferro con un hincha de ellos, que me dio una calco del Fluminense”, añade ante la consulta de Infobae.

“Y lo podríamos haber ganado si hubiera entrado el tiro de Carlitos Arregui que pegó en el travesaño”, se lamenta a la distancia. Esa jugada pudo haber sido determinante: si Oeste hubiese ganado allí, se hubiera quedado con la zona, relegando al Bicho que, a la postre, fue el campeón. Eduardo Basigalup, Oscar Agonil, Héctor Cúper, Víctor Marchesini, Oscar Garré; Carlos Arregui, Jorge Brandoni, Jorge Martín y Oscar Acosta; Claudio Crocco y Esteban González fueron los titulares. Luego ingresaron José Fantaguzzi y Daniel Fernández.

Aquel nutrido grupo de Verdolagas en tren viaje de egresados visitó al plantel tras la igualdad en el hotel donde estaba alojado. Y le brindó aliento para el siguiente duelo contra Vasco en el estadio Sao Januario, donde Ferro se impuso por 2 a 0 gracias a los gritos de Acosta y el Gallego González. La zona se resolvió en un choque desempate con Argentinos, que venció 3-1 y siguió su camino a la gloria. Para Ferro, aquella excursión a Río se hizo hit eterno. Hoy, sus hinchas, mientras añoran ver otra vez al club en la élite que supo animar, repiten como un mantra: “La alegría de este barrio, nunca la voy a olvidar, cruzamos la Cordillera, copamo’ el Maracaná…”.

Excursión al bar previa al desembarco en el Maracaná
Excursión al bar previa al desembarco en el Maracaná





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Marc Valldeperez

Soy el administrador de marcahora.xyz y también un redactor deportivo. Apasionado por el deporte y su historia. Fanático de todas las disciplinas, especialmente el fútbol, el boxeo y las MMA. Encargado de escribir previas de muchos deportes, como boxeo, fútbol, NBA, deportes de motor y otros.

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