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Cine, fiesta y picó | EL UNIVERSAL


En 1956 la Gobernación de Bolívar reglamentó el uso de los picós en diversos escenarios (Anales del municipio, 23 de febrero de 1956, Resolución 119 de 1956, Pág. 8). Se quejaron el Arzobispo de Cartagena, los reverendos curas párrocos de distintos municipios y el comandante de la Policía, pues advertían del “uso ilimitado de aparatos mecánicos de reproducción musical comúnmente llamados pick-ups, traganíqueles y radiolas”.

Esta mirada institucional señaló los efectos de la fiesta como embriaguez, escándalos y riñas. Además el jolgorio picotero no respetaba día de la semana y el vacile se prolongaba hasta el amanecer. La resolución reglamentó el uso de los picós en tales días, horarios, ocasiones y motivos de celebración y escenarios públicos como salones, casetas o cines de barrio.

El momento culmen de las fiestas picoteras en los cines, acaece a principios de los años 70, cuando llega la canción ‘El Negro y Ray’.

Lo cierto es que, desde agosto de 1897, cuando se proyecta la primera película en Cartagena en el Teatro Mainero (que quedaba en la calle del Coliseo), las funciones consistían en un repertorio de espectáculos como actos de magia y prestidigitación, coreografías y música en vivo, sketch humorísticos y de variedades, peleas de boxeo, arengas políticas y conferencias de higiene, certámenes literarios y de oratoria, reinados y coronaciones, campañas y funciones en beneficio de los pobres de solemnidad. Y allí también se programaban las películas, pues todo formaba parte de un mismo negocio.

En los años 50, la Gobernación intentó regular el ciclón picotero en cines como América y Míriam, en el Bosque; Laurina, en Lo Amador; Colonial, en La Quinta; Variedades y Caribe. en Torices; Diamante, en Canapote´; España en el barrio del mismo nombre; Atenas, en Daniel Lemaitre; San Jorge, en La Esperanza, en el Rialto y el Padilla en Getsemaní.

En estos últimos, desde los años 50 se presentaba un show nudista rotulado como ‘Big, bang, bum sexi’, el cual era promocionado como evento artístico siendo que, en razón de nuestra condición de puerto, se trataba de una extensión del escenario cabaretil.

Y es que en los cines se programaron conferencias sobre higiene sexual, a la luz del informe que presentó Aristides Paz Viera, director técnico de Higiene Municipal en 1939, el cual reza: “Se puede utilizar la expresión gráfica, ya muy común, para significar el error contra la blenorragia en Colombia: ‘Se lava la olleta, pero no el molinillo’”. (Anales del Concejo. diciembre de 1939, Año III, Nº 100, pág. 23).

Era una sola sabrosura sin importar la composición del repertorio de espectáculos. Hasta que un día, llegaron los múltiplex en los centros comerciales. Y como dice Héctor Lavoe “Todo tiene su final” del álbum “Lo mato” (1973) que sonó cuando a Cartagena la ponían boca abajo, al decir del poeta Pedro Blas Julio Romero.





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Antea Morbioli

Hola soy Antea Morbioli Periodista con 2 años de experiencia en diferentes medios. Ha cubierto noticias de entretenimiento, películas, programas de televisión, celebridades, deportes, así como todo tipo de eventos culturales para MarcaHora.xyz desde 2023.

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