Boxeo

De viajar cuatro horas para entrenar y conseguir una beca universitaria para seguir jugando al tenis a brillar en los Panamericanos y llegar a la Selección – infobae


A Martina Capurro la apodan “Terremoto” (REUTERS/Dylan Martinez)

Viaja en tren y colectivo, durante cuatro horas diarias, para ir a entrenar. Sin recursos económicos, pero con la firmeza de que lo suyo era el tenis, decidió continuar en una universidad estadounidense. No sabía hablar inglés, aprendió el idioma, consiguió una beca universitaria en EEUU, regresó con un título, se anotó en 6 torneos, ganó 5 y fue convocada a la Selección Argentina de la Billie Jean King Cup y consiguió el bronce en los Juegos Panamericanos

“La Universidad fue una alternativa, la única que encontré para poder seguir jugando al tenis”, dijo Martina Capurro, una joven divertida y extrovertida, que persigue el sueño de continuar la competencia internacional y meterse en el Top 100.

Martina es dueña de una historia con el factor de muchos tenistas argentinos: sacrificio y falta de recursos económicos, en un deporte en el que se requiere de mucho dinero, pero ella le agregó improvisación. Nació en Avellaneda, provincia de Buenos Aires, hace 25 años, en el seno de una familia de clase trabajadora; su pasión la acompaña desde pequeña, cuando sus padres le enseñaron cómo empuñar una raqueta, por primera vez, en el club Regatas de Avellaneda.

Mamá Graciela y papá Sergio trataron de impulsar su crecimiento en este deporte, pero se dieron cuenta de que estaban limitados. La falta de recursos económicos y de la aparición de un sponsor que apoyara la carrera de Martina le acortaba la autonomía de competencia, en una época en la que el tenis femenino en la región, especialmente en la Argentina, todavía no había logrado el impulso que tiene hoy.

“En ese tiempo de junior había que improvisar, o algo así, conseguir un sustituto que tomara el lugar de lo que faltaba y lo que faltaba era plata. Creo que eso me marcó mucho.”, comentaba Terremoto, como la apodó el periodista Daniel Corujo. “Me gusta ese apodo”, dice sonriendo, esta jugadora divertida, por sobre todas las cosas.

Con el trabajo de papá Sergio como inspector de colectivos, y las ventas del puesto de plantas que tenía su mamá Graciela, no obtenían lo necesario para mantener a sus hijas y sostener los entrenamientos y los viajes de competencia. “No nos alcanzaba con lo que ganaban mis padres y se pagaba con lo que se podía y como se podía. Las tarjetas de crédito quedaban al límite”, relataba Martina esos momentos de cierta angustia, hoy devenidos en anécdotas que la hacen volver a sonreír. Y fue por eso que, en ese improvisar la ausencia de recursos económicos apareció la idea de probar en una Universidad estadounidense. “Es que no había podido conseguir apoyo económico para competir en Junior, yo prácticamente casi ni jugué en esa categoría. Me formé mucho jugando los Grado 3, los Grado 1, los Nacionales y los Haciendo Tenis. Había mucho nivel, pero era todo muy nacional. Se hacía lo que se podía con lo que se tenía antes, o sea, improvisar ante la falta y tratar de sacarle provecho a lo que se podía. Yo rescato mucho eso.”

 Martina Capurro y Facundo Diaz Acosta, en el podio de los Juegos Panamericanos (REUTERS/Pilar Olivares)
Martina Capurro y Facundo Diaz Acosta, en el podio de los Juegos Panamericanos (REUTERS/Pilar Olivares)

– ¿Cómo surgió lo de la Universidad?

– Algo había que hacer para seguir jugando. Mis padres ya me lo habían dejado en claro que no me podían bancar, no nos alcanzaba ni con las tarjetas (de crédito), por eso sólo jugaba unos 12 torneos al año y no tenía forma de mejorar mi posición en el ranking. Entonces, comencé a averiguar los requisitos.

– Pero vos no hablabas inglés, ¿cómo hiciste?

– Me puse a estudiar, porque tenía que rendir en ese idioma si quería la beca. Lo conseguí, me despedí de mi familia y me fui a la universidad de Oklahoma.

Cuando Martina regresó para competir, ya con el título de Business Administration, la Asociación Argentina de tenis había conseguido armar un circuito con muchos torneos femeninos, lo que les abre la posibilidad de conseguir puntos y premios jugando en casa y, lo más importante, los gastos de comida y alojamiento son en pesos.

Los resultados comenzaron a darse casi de inmediato y, de seis torneos en los que se anotó, consiguió cinco de ellos

El rendimiento de Martina llamó la atención de la capitana argentina, Mercedes Paz, quien la convocó para integrar el equipo de la Billie Jean King Cup y el de los Juegos Panamericanos. “Es lo que sueña todo deportista, que lo convoquen para su selección. Yo creía que tenía la posibilidad de que me llamaran por una cuestión de ranking y por cómo venía mi año y esas cosas me generaban expectativas. Yo pensaba ‘¿me llamarán, no me llamarán?’. Y me llamó Mercedes (lanza una carcajada), me puse muy contenta. La verdad es que no se dimensiona a la hora de que te convocan, pero después, cuando tenés un poco de tiempo y lo pensás, es cuando caés de verdad. Y es como me decís, terminé la universidad y, en poco tiempo, ya me toca estar en el equipo. Esto es más que sentir orgullo y felicidad, para mí es un montón.”

– ¿Y qué te dijo Mercedes?

– Cuando me llamó, me dijo que, por todo el año que vengo teniendo y los resultados que obtenía, me merecía estar en el equipo para representar a la Argentina y me preguntó si yo quería. (Martina esgrime una mueca sonriente y estira cada letra) ¿Y qué le iba a responder? (se ríe) Obviamente, ¡le dije sí! Fue en el mismo momento, ni lo pensé. Aunque sabía que los Playoffs de la “Billie” caen en una época en la que hay muchos torneos que puedo aprovechar para sumar. Y bueno, algo hay que sacrificar. Ni bien culminen los Playoffs en Bratislava (Eslovaquia) empieza un torneo en Chile, diferencia de temperatura, de superficie y al aire libre. Es un viajecito, pero todo eso cuenta.

 Martina Capurro y Facundo Diaz Acosta en los Juegos Panamericanos (REUTERS/Dylan Martinez)
Martina Capurro y Facundo Diaz Acosta en los Juegos Panamericanos (REUTERS/Dylan Martinez)

– ¿Hiciste una evaluación costo-beneficio o te tiró la camiseta?

– La verdad es que yo, desde el primer momento, dije que sí. Es más, lo tenía pensado por si me llamaban y siempre tuve en cuenta el fin de semana de la Billie sin importar si iba a Chile o no.

Avellaneda fue su lugar, en donde se la vio crecer y comenzar a desarrollarse en el tenis. Habitaba una casa sencilla, junto a sus padres y hermana. Su tránsito habitual la llevaba a recorrer la distancia hacia el club Regatas o hacia la escuela primaria, en donde conoció a Camila, una de sus mejores amigas. “Todavía nos seguimos viendo, es muy difícil para mí, por mis horarios de entrenamiento, poder compartir momentos con mis amistades. Pero con Camila es una de esas amistades con la que podemos pasar mucho tiempo lejos o sin vernos y la amistad sigue estando ahí. Lo mismo me pasa con mi grupo de amigas de Regatas, que también nos conocemos desde chicos”.

En esa época, su mamá Graciela era la que se encargaba de las milanesas y de acompañarla a los entrenamientos y a los torneos. “Una linda etapa que me trae lindos recuerdos”, dice Martina y agrega: “Antes, te quedabas mucho tiempo en el club, te pasabas horas, el día entero con los chicos de entrenamiento o con los nenes se quedaban. Jugabas al frontón, o hacías prácticas, o salía una mancha; o sea, cualquier cosa, porque nunca fui de estar muy en casa o estática”

Unos años más tarde, “con mi hermana nos mudamos a un departamento, también en Avellaneda, pero más un poquito más céntrico, sobre la avenida Mitre cerca de la sede Independiente”.

Con el tiempo, las condiciones no cambiaron demasiado en su vida, sólo que, ahora, sus viajes para los entrenamientos comenzaron a ser más largos y agotadores. Desde hace 13 o 14 años, cada mañana de entrenamiento con su preparador físico de siempre, Eduardo Cunsolo, se mueve por el barrio y se dirige a Villa Modelo, Gerli. “En Distrito Gym me bancan desde siempre, no les importó si podía o no pagarles, me adoptaron. Desde entonces sigo entrenando, es mi casa, también”, comenta con cierta emoción. Llegar hasta allí no le ha significado demasiado en el traslado, pero la parte del tenis le insumía el resto del día. “Me iba hasta la avenida Mitre con mi raquetero y esperaba el (colectivo) 100, que me lo tomaba hasta Retiro. Ahí me bajaba y, después, me tenía que tomar el tren hasta San Isidro y caminar, en total, unas cuatro horas, entre ida y vuelta, cada día”, narraba Martina sobre su viaje a Open Tenis, en donde entrena con Emilio Arisqueta.

 Martina Capurro y Facundo Diaz Acosta con la medalla de bronce en los Juegos Panamericanos. match REUTERS/Pilar Olivares
Martina Capurro y Facundo Diaz Acosta con la medalla de bronce en los Juegos Panamericanos. match REUTERS/Pilar Olivares

– ¿Cambiarías algo de lo que hiciste, hay algo de lo que te arrepientas?

– No, la verdad que no.

– Y mirando hacia adelante, ¿cuáles son los objetivos profesionales de cara a 2024?

– Para adelante, obviamente, es mejorar el juego y subir en el ranking. A esta altura, cada punto para subir cuesta más, como también cuesta mantenerse en este nivel. Y después de lo conseguido este año y la medalla en los Panamericanos, hay que seguir jugando los dobles.

– ¿Te parece bien la cantidad de torneos que hay, hoy, en Argentina?

– Está bueno que haya muchos en Argentina, te invita a sumar y a poder salir con algo más de puntos y más armada cuando vas fuera del país. Los torneos en Argentina y la gira esta de Sudamérica son una gran oportunidad para nosotras.

– Venís de una familia trabajadora, sin tantos recursos económicos y, de repente, ponés un freno y te encontrás con que tenés un título universitario de Estados Unidos, hacés lo que querías, jugar tenis, e integrás la Selección. ¿A qué te lleva esa mirada de tu vida?

– Me lleva a seguir, a seguir creyendo que puedo más. Si me pongo a pensar en todo lo que hice, me agarra cierta nostalgia. Veo el esfuerzo que hicieron, sobre todo, mis padres y me empuja aún más. Me aparecen imágenes de mi mamá llevándome a los torneos, de los viajes para ir a jugar sola a torneos en países como Egipto o Túnez. Pero siento que fue fundamental todo ese esfuerzo y no deja de estar bueno, mirándolo hoy, porque me recuerda el sacrificio y todo lo que tuve que hacer para llegar a esta etapa. Y también se lo debo a la gente que estuvo en mi etapa de Junior, porque pasan los años y pasan muchas cosas y uno no se olvida de esas personas. Aunque no las nombres, siempre las tenés en cuenta y tienen un valor especial. Por eso, les agradezco mucho, me ayudaron y me apoyaron incondicionalmente sin yo ser nadie.

– También tenés una medalla panamericana.

– ¡Puf! (exclama). Obtener la medalla en los Panamericanos me puso super contenta. No pensaba que iba a impactar tanto en la gente de afuera, porque en la delegación me habían hecho sentir lo que representaba para el deporte argentino. Cuando uno juega tenis, piensa en los Grand Slam, pero esto es un mundo aparte.

– Teniendo en cuenta todo ese esfuerzo del que hablás parar llegar hasta acá, el de tus padres, el tuyo y la incertidumbre del futuro, si tuvieras la posibilidad de viajar en el tiempo y de hablarte a vos misma, cuando tenías 6 o 7 años, ¿le dirías que juegue al tenis? ¿Qué le recomendarías?

– Que siga adelante, que lo intente, que confíe mucho y que sea muy agradecida con las personas que la apoyan, que ponen su tiempo y sus ganas en trabajar a tu lado incondicionalmente. Que siga con esas ganas y que no pierda ese hambre de siempre mejorar y de buscar ser una de las personas destacadas en lo que hace.





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Marc Valldeperez

Soy el administrador de marcahora.xyz y también un redactor deportivo. Apasionado por el deporte y su historia. Fanático de todas las disciplinas, especialmente el fútbol, el boxeo y las MMA. Encargado de escribir previas de muchos deportes, como boxeo, fútbol, NBA, deportes de motor y otros.

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