Vida sexual consciente: cómo prestar atención a la faceta más íntima del autocuidado

Vida sexual: el pilar íntimo del autocuidado

El peligro de usar demasiado ciertas palabras o conceptos es que suelen perder su significado, convirtiéndose en una más de las tantas tendencias que nos bombardean a diario y que, más pronto que tarde, morirán de éxito. El autocuidado es uno de ellos. Aún recuerdo cuando empecé a escucharlo por primera vez y lo sentí tan obvio como ajeno; ¿cómo es posible que no me esté dedicando la atención y el tiempo que merezco? Poco a poco se fue convirtiendo en la palabra clave de cualquier artículo que apareciera en una revista femenina, las negritas de los anuncios y el reclamo de tantas y tantas firmas de belleza que buscaban un nuevo pretexto para fidelizarnos. Han pasado años y, pese a que no ha pasado de moda, me pregunto si de verdad hemos logrado comprender el significado de cuidarnos a nosotras mismas. Creo que no. Nos limitamos a seguir una gustosa y necesaria rutina de belleza, a comprarnos esa prenda de la que nos enamoramos al principio de la temporada o a salir a cenar cada fin de semana a un restaurante, cuando se trata de mejorar la relación que tenemos con nuestro deseo y disfrute, de una manera responsable.

Escucharnos, poner límites y reclamar necesidades… más allá de la genitalidad

Si lo piensas, cuidarnos implica revisar nuestra sexualidad, y en este sentido, aprender a escucharnos, a poner límites y a reclamar lo que se nos antoja, pero ojo, que no debemos acotarlo al terreno sexual. “La sexualidad es todo aquello que nos resulte placentero, nos aporte algo positivo, lo disfrutemos, genere un vínculo con otra persona o con nosotras mismas, y lo hagamos de manera deseada y consentida. Todo esto incluye, no solo la genitalidad, sino también las caricias, miradas, sonrisas cómplices…”, explica Ana Lombardía, experta en salud y bienestar sexual de Womanizer.

Hablamos con menos tapujos sobre sexo, juzgamos menos y somos más tolerantes, al menos eso es lo que dicen los estudios, pero lo cierto es que profundizamos poco en estos temas. “Tratamos la sexualidad de una manera muy superficial, poco concreta y desde lo anecdótico en muchas ocasiones. Se evita hablar de sentimientos, de placer, de dificultades, y esto son cuestiones muy importantes sin las que no se puede entender la sexualidad”, aclara Ana.

Inconvenientes recurrentes de la vida sexual

#1. Libido baja

Bárbara Fernández del Bas es ginecóloga especialista en ginecología integrativa, funcional y medicina antienvejecimiento, y en su consulta recibe decenas de pacientes que acuden a ella en busca de soluciones a algunos de los problemas muy comunes. “Diría que el bajo deseo sexual supone la primera causa de consulta sexológica en nuestro entorno. En muchos casos es secundario a otros problemas, como una mala relación de pareja, crisis vitales u otras disfunciones sexuales, y suelen darse en pacientes con parejas de larga evolución, o relacionarse con toma de fármacos u otras patologías en pacientes más jóvenes”, explica.

#2. Dolor

La doctora añade que los trastornos por dolor sexual son otra de las constantes, bien sea por dispareunia (dolor con las relaciones que permite la penetración) o vaginismo (contractura involuntaria de la musculatura vaginal que imposibilita la penetración). “Por desgracia, los trastornos por dolor no son exclusivos de una franja de edad, tengo pacientes que inician la actividad sexual ya con dolor. Aunque es cierto que la menopausia suele ser el desencadenante de muchos de ellos como consecuencia de la sequedad genital”.

Detrás de muchos de estos síntomas se esconde un profundo desconocimiento sobre la propia sexualidad, una desconexión del cuerpo que le pasa factura especialmente a las mujeres, algo con lo que coincide Ana, y señala que a menudo ellas viven desde la complacencia a la pareja y no tanto desde su propio placer. “Esto es debido a una larga tradición de tabúes, mitos y educación sexual inexistente o muy deficiente. Muchas mujeres no saben lo que les gusta en la cama, no saben masturbarse, no conocen sus genitales ni los han visto nunca; son cuestiones muy básicas que se dan por hecho en los hombres, pero no tanto en las mujeres”.