Aldeas simuladas, trincheras y campos minados: el entrenamiento que convierte a civiles ucranianos en soldados listos para resistir la invasión rusa – infobae

Los gritos de guerra atraviesan el humo y el rat-a-tat-tat de los disparos mientras los soldados ucranianos luchan y toman las trincheras y los fosos enemigos que esconden restos espantosos y sangrientos.

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“¡Granada!”, grita uno en ucraniano. Otro grita: “¡Vamos, vamos, vamos, vamos!”.

Esta vez, no se perdieron vidas ni miembros. Porque esta vez, las balas disparadas eran de fogueo y las tropas “enemigas” eran, de hecho, soldados franceses cuya intención no era matar a los ucranianos, sino ayudarlos a formarse como guerreros mejores y más letales.

Pero pronto, los juegos de guerra que estas tropas jugaron en el barro de Francia se volverán muy reales, cuando los ucranianos regresen a casa y sean enviados al frente de batalla contra las fuerzas rusas.

A medida que la invasión rusa se adentra en su segundo invierno y las bajas -que ya se calculan en cientos de miles- siguen aumentando en ambos bandos, los programas de entrenamiento para el combate proporcionados por los aliados de Ucrania están ayudando a ésta a resistir y a aumentar sus probabilidades de victoria final.

Al seguir preparando a las tropas ucranianas para la batalla, incluso cuando la guerra entre Israel y Hamas desvía la atención mundial, los que apoyan a Ucrania también están concretando sus promesas de seguir con ella a largo plazo.

Francia va camino de haber entrenado a 7.000 ucranianos este año -algunos en Polonia, otros en bases francesas- como parte de una misión de asistencia militar de la Unión Europea para Ucrania que comenzó hace un año esta semana.

El ejército francés concedió a The Associated Press acceso a una base de entrenamiento en la Francia rural la semana pasada para observar cómo se ponía a prueba a la última promoción de soldados de infantería ucranianos al final de un curso de cuatro semanas.

El objetivo inicial de la misión de la UE era entrenar a 15.000 soldados, pero lo ha superado con creces y ahora espera alcanzar los 35.000 a finales de este año. Los 27 países miembros de la UE, excepto tres, y Noruega, que no es miembro, han proporcionado cursos de formación o instructores, según la Comisión Europea.

Según el Pentágono, Estados Unidos ha formado a unos 18.000, la mayoría en Alemania, y otros 1.000 en preparación.

En Gran Bretaña, 30.000 han aprendido a ser soldados en los últimos 17 meses, un programa de formación que, según el gobierno británico, no tiene precedentes desde la Segunda Guerra Mundial.

Además de la formación básica con armas, primeros auxilios en el campo de batalla y otras habilidades, los instructores también están impartiendo conocimientos militares especializados, que van desde la limpieza de minas y el lanzamiento de ataques acuáticos a bordo de pequeñas embarcaciones hasta la reparación de equipos, la formación de oficiales e incluso la ayuda a capellanes militares ucranianos.

A pocos días de su regreso a Ucrania, el futuro sombrío que espera a los alumnos en la base francesa se percibía en las miradas decididas y sin sonrisas de los hombres. Civiles hasta hace poco, ahora se comportaban como soldados. Se dirigían unos a otros con apodos. Decían palabrotas cuando recuperaban el aliento tras asaltar trincheras con granadas falsas y balas de fogueo.

Los instructores franceses dejaban restos de animales en el complejo de trincheras y zanjas para acostumbrar a las tropas al derramamiento de sangre en el campo de batalla. Sólo los oficiales tenían experiencia previa en el frente, dijo el jefe de los instructores franceses.

Dijo que Ucrania busca en Francia tácticas y conocimientos que puedan ayudar a sus fuerzas a atravesar las defensas rusas. Debido a la preocupación de los militares franceses por la seguridad de la base, el oficial, el teniente coronel Even, sólo pudo ser identificado por su rango y su nombre de pila.

“En Ucrania se puede ver claramente que la línea del frente está relativamente congelada, con dos beligerantes que emplean doctrinas muy similares”, dijo. “Así que hoy en día, una de las claves que se buscan para intentar romper esta inercia es tratar de desarrollar esquemas de maniobra que puedan molestar e incluso sacudir al adversario”.

Además de ver su asalto a trincheras recién cavadas, la AP también observó a los ucranianos defendiendo enérgicamente una aldea simulada contra un ataque “enemigo” francés y ocultándose en bosques empapados por la lluvia. Los traductores salvaron las distancias lingüísticas entre los soldados y sus anfitriones franceses.

Los instructores franceses dicen que han aprendido por experiencia que no es aconsejable hacerse demasiado amigos de los reclutas, porque algunos de ellos morirán en casa. A pesar de compartir las incomodidades de los largos días y noches en la selva francesa, cortan los lazos al terminar el entrenamiento, y los soldados tienen órdenes de no intercambiar números de teléfono ni otros contactos.

“Hay que quemar puentes porque si no te haces demasiadas preguntas. Cuando te enteras de que tal o cual persona ha muerto, te preguntas qué has hecho mal: ‘¿Hemos trabajado lo suficiente esta o aquella táctica? ¿Debería haber insistido más en este punto?”, explica uno de los instructores, el capitán Xavier.

“Hacemos todo lo posible”, añadió. “Preguntarse después qué hiciste mal o qué podrías haber hecho mejor es torturarse por nada”.