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Lillian Gish, la actriz que vio nacer el cine, primera dama de Hollywood





Lillian Gish fue el rostro que encendió las luces del viejo Hollywood. Considerada una de las grandes actrices de la historia, algunos la llaman la dama del cine. Prácticamente, el séptimo arte empezó con ella. Tenía solo 12 años cuando debutó delante de una cámara. Lo hizo junto a su hermana pequeña, Dorothy, siguiendo las órdenes del director David W. Griffith, considerado uno de los padres del cine, en la película El enemigo invisible, de 1912. Era la época del cine mudo, del que años después saltaría sin problema al sonoro. Su talento y la incansable dedicación al oficio, la mantuvo en la brecha durante nueve décadas intachables.

La actriz vino al mundo en 1893, su nombre completo era Lillian Diana Gish. Dio sus primeros pasos en el mundo del espectáculo cuando tenía apenas seis años, haciendo vodeviles junto a su madre y su hermana. Empezaron en su pequeña localidad de Ohio, pero terminaron viajando a diferentes ciudades hasta que, finalmente, se asentaron en Nueva York. Fue allí donde el director más famoso del momento se fijo en ella. Griffith le abrió las puertas del estrellato, rodando juntos más de una docena de películas, con títulos fundamentales como El nacimiento de una nación, Intolerancia o Las dos huérfanas, en la que trabajó junto a su hermana Dorothy. 





Lillian Gish debutó en el cine con 12 años, junto a su hermana Dorothy

Una pionera frustrada

Su pasión por el cine le hizo interesarse pronto por aspectos que iban más allá de la actuación. Apoyada por Griffith, en 1920, con solo 20 años, llegó a dirigir su propia película, titulada Remodeling Her Husband (1920), que protagonizó su hermana Dorothy. A pesar de adentrarse en este camino con entusiasmo, pronto cambió de idea. “Hay personas nacidas para gobernar y hay personas nacidas para ser serviles. Yo soy de este último orden. Me encanta ser servil, que me digan qué hacer”, declaró el año de su estreno a la revista Motion Picture Magazine. Un pensamiento que, sin embargo, tenía mucho que ver con la falta de referentes y el menosprecio que entonces se tenía a las mujeres que se atrevía a intentar dirigir, como le ocurrió a Lois Weber.

Una relación especial con su hermana Dorothy

Lillian mantuvo siempre una estrecha relación con su hermana. Muy parecidas fisicamente, a veces, el propio Griffith las confundía cuando compartían pantalla. Sin embargo, el talento de una acabó destacando sobre la otra. Una opinión que Lillian no compartía. Admiradora absoluta de su hermana, siempre consideró que era su hermana, con más desparpajo para la comedia, a diferencia de ella que jamás se atrevió a hacer ningún papel que no fuera dramático. 





Lillian Gish en ‘La noche del cazador’

Surfeando la ola del cine sonoro

La llegada del sonoro fue una verdadera escabechina para muchos actores de la epoca.  Lillian, su voz y su talento interpretativo, la salvaron de caer en el olvido. Sin embargo, tras su primera película sonora Una noche romántica, de 1930, decidió refugiarse en Broadway, donde realizó más de 50 obras. Al igual que Charles Chaplin, opinaba que el cine sonoro iba en contra de los valores artísticos desarrollada por los pioneros del cine mudo. Además, por aquel entonces, empezaban a imponerse actrices muy alejadas de su estilo, como Marlene Dietrich o Greta Garbo

Con todo, el público la echaba de menos y su regreso a las pantallas, en los años 40, con la película Duelo al sol no pudo tener mejor acogida. Su papel en esta cinta, que puede ver en La 2, le dio su primera nominación al Oscar por su papel como madre de Gregory Peck. La enorme acogida de la película, considerada uno de los grandes wenster de la historia del cine, relanzó su carrera. A partir de ese momento, su presencia era símbolo de prestigio en cualquier película. Durante los años 50 y 60, Gish rodó numerosos títulos, entre ellos clásicos imprescindibles como La noche del cazador (1955), Orden de ejecución (1958) o Los que no perdonan (1960).





En 1970, Lillian Gish recibió en Oscar a toda una carrera

Actriz incansable hasta el final

En la década de los 70, sus apariciones empezaron a ser cada vez más escasas, pero ninguno de sus papeles desmerecían su reputación de magnifica actriz. Un reconocimiento que se transformó en Oscar honorífico a toda una carrera. El premio, parecía el broche de oro de una carrera envidiable, pero ella no se lo tomó así y siguió trabajando en varias series de televisión. Cuando en 1984 la American Film Instituye le rindió homenaje a su figura tenía 90 años, pero Gish seguía sin estar dispuesta a retirarse.

Durante sus últimos años de vida, la actriz salió en otras películas como Dulce libertad, en 1987, y protagonizó Las ballenas de agosto, la última película de su carrera, en la que se permitió el lujo de hacer de hermana menor de Bette Davis, a pesar de tener diaz años más que su amiga. Sus últimos días los paso en su casa de Nueva York, recibiendo siempre la visita de amigos y admiradores a quienes siempre expresaba la poca valentía de los nuevos directores que no se atrevían a ofrecer un papel a una mujer de edad avanzada como ella. Animal escénico incansable, la gran dama de Hollywood falleció el 27 de febrero de 1993, para convertirse en un mito del cine clásico y lograr, por derecho propio, su lugar en el olimpo del séptimo arte. 



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Antea Morbioli

Hola soy Antea Morbioli Periodista con 2 años de experiencia en diferentes medios. Ha cubierto noticias de entretenimiento, películas, programas de televisión, celebridades, deportes, así como todo tipo de eventos culturales para MarcaHora.xyz desde 2023.

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