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Todo lo que unas quejas espabilan en 12 meses: los cambios … – Relevo



Sídney-. ¿Por qué la Selección viaja en un vuelo chárter? ¿Por qué se hospedan en los mejores hoteles?¿Por qué tienen un nutricionista? ¿Por qué Rubiales no se separa de ellas en ningún momento? ¿Por qué las jugadoras han sentido a sus familiares tan cerca? Es imposible explicarlo sin nombrar a ‘Las 15’.

Habría que dejarlas en paz, que bastante tienen con lo suyo. Se me ocurren pocos escenarios más crueles para ellas -para las que se han quedado fuera del Mundial-. Pero es imposible. Es imposible explicar lo que se está viviendo -a nivel interno- en Australia y Nueva Zelanda sin hablar de ellas.

Porque sí, ha habido cambios. Y una servidora, que se hartó de decir que no los había habido -al menos, importantes- los está viendo. Durante estos días, Rubiales se ha cansado de decir que habían escuchado a las jugadoras, que les iban a dar todo lo que ellas habían pedido. Una postura que contrasta con el anterior discurso, el de antes del Mundial, en el que se daba a entender que si las futbolistas querían volver, tendrían que pasar por el aro. Es decir un: lo tomas o lo dejas. Es decir, parecía que no había nada que cambiar, que todo estaba bien.

Supongo que sería la mejor estrategia para que diese la impresión de que las que volvían lo hacían por su propio bien, por su ambición y por el tantas veces repetido “Es que es un Mundial…”. Que también, claro. Y para que la sensación con las que no volvían fuese que su “pataleta”, como fue llamada por muchos -muchos-, no había servido absolutamente para nada. Un movimiento comunicativo brillante, la verdad.

Las «caprichosas» y las «chantajistas» no iban tan desencaminadas…

Lo cierto es que después de 36 días en el Mundial, entre Australia y Nueva Zelanda, ha habido cambios. Las “caprichosas” y las “chantajistas” no iban tan desencaminadas y había aspectos por mejorar. Al menos, para intentar competir con las mejores y aspirar a ganar un gran torneo, no sólo a participar.

Salvo el traspiés de Palmerston -de amargo recuerdo para muchos-, el resto del Mundial ha sido plácido. Todo lo plácido que puede ser un torneo que se juega a caballo entre dos países y en los que las distancias son de todo menos cortas. Pero eso, la Selección ha viajado en las mejores condiciones, las adecuadas para su descanso y buen rendimiento. Algo que no sucedía, o no del todo, antes del punto de inflexión que significó el conflicto de ‘Las 15’.

Antes, que las jugadoras viesen a sus familiares o a sus parejas o a quien quisiesen era un ejercicio de malabares. Alguna tenía que dar hasta el grupo sanguíneo de su acompañante -léase con ironía-. Demasiadas restricciones y una libertad más bien escasa. En Nueva Zelanda -España sólo ha pisado Australia para disputar la final del Mundial-, todo lo contrario. Las jugadoras han gozado de más días libres que nunca y el plan de conciliación familiar ha mejorado -ostensiblemente- su calidad de vida en el torneo.

Por ejemplo, tanto Ivana Andrés como Irene Paredes han pasado el Mundial al lado de Jara y Mateo y de Ana y Lucía. Sus respectivos hijos y mujeres. Otra de las escenas más habituales del Mundial ha sido la de ver a los familiares de las jugadoras en la grada y, prácticamente, en el hotel de al lado, como ocurrió en Wellington. Verlas en la cafetería del hotel jugando a las cartas o viendo uno de los partidos del Mundial con ellos. Sin presiones, con libertad.

El cambio de Luis Rubiales

Por no hablar de Rubiales. El presidente de la RFEF no se ha separado de ellas. Llegó para el primer partido y sigue aquí. Es habitual verle en los entrenamientos, en los instantes previos al partido y en el día a día de la Selección. Una petición, la de que Rubiales estuviese al lado de la Selección, de las jugadoras. Y con la que el presidente ha cumplido. Nunca, hasta ahora, se le había visto tan involucrado y comprometido con ellas. Para el recuerdo, aquellos desayunos de Europa Press en los que España se encontraba viajando a Australia para la disputa de la Copa de Naciones y él buscó entre los asistentes a Jorge Vilda. Alguien del público le avisó de que no estaba allí.

Parece mentira que tengamos que hablar de esto, pero hasta el Mundial España no tenía un nutricionista. Algo que parece necesario en una Selección que se presumía de primer nivel. Ese es otro de los cambios. Además de más fisios -cuatro en total, uno más que en la Eurocopa- y un amplio y numeroso staff que ronda la treintena de personas.

Incluso Jorge Vilda ha ‘cambiado’, al menos, en cuanto al fútbol se refiere. Tal y como ha reconocido públicamente alguna jugadora, los cambios que el seleccionador ha hecho durante el Mundial han dado sus frutos y han sido, en su mayoría, acertados. “Nunca se hubiese atrevido a ser tan valiente”, apuntan los que le conocen. Aunque todavía quedan muchas cosas por mejorar, tanto en la comunicación con el grupo como en la gestión del mismo. Pero eso es otro asunto y me temo que no hay ‘Las 15’ que cambie eso.

Lo cierto es que si echamos la vista atrás, la Selección es otra. Con otra, me refiero a que ahora sí que es una Selección a la altura de lo que se le presuponía, pero que no existía antes de ‘Las 15’. Con su libertad, con su presidente comprometido, con sus condiciones óptimas, con su staff, etc. Aunque no sirva de consuelo, ‘Las 15’ han conseguido muchas cosas -algunas de ellas, las mínimas exigibles-, pero a qué precio…

Sandra Riquelme

Periodista
y
creadora
de
contenido,
no
tienen
por
qué
estar
reñidos.
Colgué
las
botas
a
los
23.
Especialista
en
fútbol.
Os
diría
que
soy
especialista
en
fútbol
femenino,
pero
prefiero



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Rohit Palit

Periodista deportivo y graduado en Ciencias de la Comunicación de Madrid. Cinco años de experiencia cubriendo fútbol tanto a nivel internacional como local. Más de tres años escribiendo sobre la NFL. Escritor en marcahora.xyz desde 2023.

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