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Juanfran se retira: «Un prepotente me quería echar del Madrid pero … – Relevo


“…Y ha llegado el momento de decir hasta aquí, de serle sincero al fútbol, porque él ya te está dejando un poco de lado”, así que Juanfran Moreno, 200 partidos en Primera entre la Avenida de la Palmera, la Torre de Hércules y los atardeceres de Butarque, debutante con Laudrup y niño de Mourinho, deja la banda derecha vacío y emocionado, con dolores físicos y cicatrices que tardarán en cerrarse, orgulloso de su carrera, la de un niño al que la primera oportunidad le pilló con una camiseta de Caminero en el Avance, club de barrio de Alcalá de Henares.

Toda trayectoria tiene sus hitos, sus clicks, el baile de una pelota de tenis sobre la red que por cuestión de pulgadas te hace ganar o perder, situaciones que se vuelven a vivir con un simple pestañeo que eriza la piel, spins offs que sumados construyen la narrativa de una historia de 20 años.

Primavera de 2010. Juanfran, que pasó por las inferiores del Getafe y del Villarreal, no encuentra su sitio en el Castilla y le comunican que no se cuenta con él para la próxima temporada. Esa misma semana, el viernes, Pellegrini pide tres canteranos para completar el entrenamiento del Madrid. Y suben los del pescado. Él era uno de ellos. “Me lo tomé como la oportunidad de mi vida… Y ese día cambió mi carrera. Me salió todo, parecía Cristiano Ronaldo”. De hecho, el propio CR7 le decía “muy bien, muy bien”. Tal fue el nivel que empezó a ser un habitual de los entrenos del primer equipo y su estatus con el Castilla dio un vuelco. Acabó la temporada arribísima. Juanfran, chico de barrio, de los que huelen dónde puede estar el petróleo, se agarró a un entrenamiento cualquiera como si fuera su última oportunidad. La pelota de tenis cayó del otro lado.

El azar quiso que Carvajal se abriera el pie en unas piscinas naturales antes de la gira del Madrid, la primera de Mourinho. A Juanfran le tocó la lotería. De repente, con el primer equipo en Beverly Hills. “Mi habitación era más grande que la casa de mis padres”. Y en el primer partido, titular. Y de lateral derecho. “Yo cuando vi la alineación, inocente de mí, fui a hablar con él: ‘Oye, estás equivocado, nunca he jugado de lateral’ . Y me respondió: ‘tú vas a hacer carrera ahí’. Me salieron los mejores 45′ de mi vida de lateral”. Y Mourinho lo clavó, porque con los años Juanfran fue mucho más lateral que extremo.

“Pensaba: ‘cuando me vaya del Madrid no voy a volver”. Por eso aprovechó dos años más, ascenso y temporadón en Segunda con Toril. Sabedor de que al término de la 12-13 saldría. “Yo nunca conseguí tener ese nivel (Madrid), y es una pena, porque lo toqué y es maravilloso, pero sabía que no lo daba”. Rumbo a todo un Betis, donde vivió el éxtasis de ganar un derbi en el Pizjuán (asistencia incluida) pero el drama de un descenso. Y una salida traumática. “Ese verano descubrí el diazepam. Mi mujer me tuvo que llevar tres veces al hospital por crisis de ansiedad. Estar apartado, no entrenar…”. Se iba al Watford, pero la documentación llegó tarde. Y logró una vía de escape a La Coruña en las últimas horas de mercado. “Ojalá hubiera podido ser una historia más larga, es una pequeña espina que tengo ahí”, aunque allí conociera a la que es su mujer y allí, Sevilla, haya fijado su residencia.

En el Depor encontró su sitio. Cuatro temporadas en Primera, una hija, capitanía… Incluso un intento del Barça por ficharle en enero de 2017 por la lesión de Aleix Vidal. “Yo volaba. Era mi momento y se dio la posibilidad. Claro que quería ir, pero sabía que quizá no jugaría. No soy tonto, iba como parche. Pero no lo acusé. Yo era muy feliz en el Dépor”. Sin embargo, el final todavía duele, un dolor de esos profundos, que se clavan y no se van. El descenso y las formas. Le enseñaron la puerta de salida. “Cuando me dicen que me tengo que ir, no me lo creía”. Era para volver. Un punto y seguido. Un buen año cedido en el Leganés. Pero cuando regresó, el equipo no había ascendido. Punto final. “Yo hubiera hecho toda mi carrera en el Deportivo. Es un grande. Tarde o temprano, volverá”.

Con 30 años Juanfran apuesta por Turquía. Se va al Alanyaspor, dos temporadas más otra opcional. “Le dije a mi mujer nos tenemos que ir, este contrato es el que nos asegura una buena vida”. Un plan que salta por los aires a la vez que su rodilla. Su relato de lo vivido en aquellas horas estremece. “Me la reventé, pero no había ni muletas”. Otra vez apuesta a órdago. Se paga la operación y vuelve en tiempo récord. Una temeridad. Y el Covid le salva la carrera. “Y acabo siendo el mejor lateral derecho de la liga turca esos dos años, pero por mucho”.

Acaba Turquía, “con dos y tres antiinflamatorios diarios, que cuando me levanto y bajo las escaleras parezco ridículo”. Pero Juanfran quiere una última aventura. Al final fueron dos, Málaga y Oviedo, ninguna como soñaba. En enero de este año recala en el Tartiere. La niña lo pasa mal en el colegio (o se lo hacen pasar mal). Y en marzo sufre una infección renal grave. “Creí que me moría”. Todo mal. Se recuperó y quiso jugar. Pero no. Las lágrimas irrumpen en pantalla. “Hablé con el entrenador [Álvaro Cervera] para que me dejara jugar los últimos cinco minutos en Oviedo, para que me vieran mis niñas. Me tuvo calentando 45′. Y no entré. No se fue justo conmigo”.

Todo empezó en un campo de tierra, en el del C.D. Avance, Alcalá de Henares, donde Juanfran echó raíces que hoy todavía agarran. Su entrenador, Antonio Cañaveral, no olvida cuando perdía y se enfadaba saltando en los charcos para manchar a los demás. El reencuentro es cerrar el círculo, en la sede del club, para rememorar el día que marcó 4 goles para un 8-8 que logró una salvación histórica, una leyenda en el club. Y abrochar la historia de un jugador de calle que supo leer jugadas y situaciones para llegar donde solo llegan los osados.

“Ahora, a intentar seguir en esta aventura del fútbol de otra manera. Ahora soy un novato en lo que me venga. Después de muchos años, vuelvo a tener una ilusión diferente”. Juanfran se pasa a la representación. ¿Y si no sale? “Tendré que volver a vestirme de corto en el Avance de entrenador para llevar a cabo lo que me enseñó Caña”.

Fotos y vídeos: Marta Caparrós y Salva Fenoll


Hugo
Cerezo
es
el
subdirector
editorial.
Nacido
en
León
en
1983,
siempre
quiso
ser
periodista
deportivo,
desde
que
radiaba
sus
partidos
de
la
Super
Nintendo
desde
el
92
o
escribía

Marta Caparrós

Marta
Caparrós
es
la
redactora
jefa
de
Audiovisual
de
Relevo.
Es
Graduada
en
Periodismo
por
la
UCAM
y
realizó
un
Máster
en
Periodismo
Internacional
Multimedia
por
la
UNED.
Creció
en

Salvador Fenoll

Salvador
Fenoll
es
cámara,
editor
y
motion
grapher
en
el
departamento
audiovisual
de
Relevo,
donde
proyecta
su
interés
en
la
parte
social
del
deporte.
Nacido
en
Callosa
de
Segura
(Alicante)



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Rohit Palit

Periodista deportivo y graduado en Ciencias de la Comunicación de Madrid. Cinco años de experiencia cubriendo fútbol tanto a nivel internacional como local. Más de tres años escribiendo sobre la NFL. Escritor en marcahora.xyz desde 2023.

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