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España y Gengis Khan, contra la arrogancia de Biden: «Estados Unidos es la nación más poderosa de la histor… – ABC.es


A Joe Biden no se le cayeron los anillos hace un mes cuando aseguró que su país podía ocuparse, tranquilamente, de los dos conflictos que actualmente mantienen en vilo al mundo: el de Palestina y el de Ucrania. En su opinión, su Gobierno estaba en condiciones de brindar apoyo a los israelíes y a los ucranianos sin dejar de mantener su «defensa internacional en general». «Tenemos la capacidad y la obligación de hacerlo porque somos la nación esencial», declaró el presidente de Estados Unidos, durante una entrevista en CBS News, parafraseando una famosa cita de la exsecretaria de Estado Madeleine Albright.

A continuación, Biden sacó pecho y subió todavía más su apuesta, mostrándose, incluso, indignado ante el cuestionario de la periodista en lo que respecta al liderazgo de la que todo el mundo considera hoy primera potencia mundial: «Somos Estados Unidos de América, por el amor de Dios, la nación más poderosa de la historia… No del mundo, de la historia del mundo. La historia del mundo. Podemos ocuparnos de ambas y seguir manteniendo nuestra defensa internacional», insistió el mandatario, que inmediatamente después apostilló: «Si no lo hacemos nosotros, ¿quién lo hará?».

Es un hecho incuestionable que Estados Unidos ha tenido un comportamiento imperialista desde el inicio de su formación como país y, especialmente, a lo largo del siglo XX. El concepto ‘imperialismo estadounidense’ es aceptado por la mayor parte de la comunidad internacional, tanto por los políticos como por los historiadores. El diccionario de la RAE lo define como la «actitud y doctrina de quienes propugnan o practican la extensión del dominio de un país sobre otro u otros por medio de la fuerza militar, económica o política».

Aunque no es exclusivo de esta potencia, el Gobierno de Estados Unidos lo ha demostrado con creces en los últimos veinte años, cuando intervino en Afganistán e Irak y ahora en Ucrania y Palestina, entre otras guerras importantes. También se impone desde un punto de vista político cuando obliga a otras naciones a adoptar decisiones, y económico, cuando pone en marcha el bloqueo a Cuba o impone sanciones sobre otras regiones. Pero de ahí a manifestar que Estados Unidos es «la nación más poderosa de la historia» va un trecho. ¿Más que, por ejemplo, la URSS, con sus 287 millones de habitantes, 15 repúblicas y 22,4 millones de kilómetros cuadrados en su momento de mayor extensión, que equivalía a un sexto de la superficie del planeta?

Descubrimiento de América

Son muchos los imperios que han dejado su impronta en la Humanidad. No cabe duda de que Estados Unidos y la URSS dominaron el siglo XX, aunque China siga muy de cerca al primero en lo que a liderazgo mundial se refiere en los últimos años. Sin embargo, que Biden insista en encabezar la clasificación histórica es harto atrevido. En especial, si echamos la vista a la Antigüedad o la Edad Moderna, sobre todo tras el descubrimiento de América y su posterior colonización. Ya fuera por las armas o por enlaces matrimoniales, por acuerdos comerciales o por alianzas, en los últimos dos milenios se formaron imperios tan poderosos y dominantes que hoy resulta prácticamente imposible imaginárselos.

El primero que nos viene a la cabeza suele ser el Imperio Romano, que durante siglos dominó gran parte de Europa, Oriente Próximo y el norte de África. Aún así, no fue el más importante, ni el más grande ni el más poblado de la historia, aunque sí el que más huella dejó. Es difícil de medir, pero si nos atenemos a las dimensiones y el número de habitantes sobre los que gobernaron, así como su extensión por varios de los continentes, hay unos cuantos imperios que superan a Estados Unidos… por mucho que le pese a Biden.

A continuación, los que sí son los cinco imperios más grandes y poderosos de la historia:

5. Dinastía Qing

Precedida por la dinastía Ming, fue la última de las dinastías imperiales chinas y su poder se prolongó durante casi tres siglos. En este tiempo, la dinastía Qing sentó las bases sobre las que se asienta la potencia que es hoy China, con sus 1.400 millones de habitantes y 9,6 millones de kilómetros cuadrados. Solo teniendo en cuenta este volumen y esta densidad de población, el país puede considerarse una superpotencia, y sus características requieren una compleja organización territorial.

El poder de la dinastía Qing, sin embargo, fue mucho más allá. Se prolongó entre 1644 y 1912, aunque tuvo su máxima extensión en 1790, año en el que alcanzó los 14,7 millones de kilómetros cuadrados y una población de 432 millones de personas en 1851, llegando a albergar en sus fronteras el 36,6% del total mundial. Este porcentaje no lo ha conseguido ningún otro imperio en la historia. En territorio, ocupaba la actual China, Mongolia, Manchuria, zonas de la actual Rusia y Taiwán.

4. Imperio español

El Imperio español ocupa el cuarto lugar, aunque su importancia y su influencia fuera mucho mayor de la que nos indican sus kilómetros cuadrados. Suele establecerse 1492, el año del descubrimiento de América, como el de su nacimiento, mientras que la pérdida de Cuba, Puerto Rico y Filipina en 1898, sus últimos territorios de ultramar, como el de su defunción. Un detalle curioso es que, a pesar de su definición como tal, lo cierto es que nunca tuvo forma política de imperio ni emperador en el sentido estricto de la palabra, a pesar de que Carlos I se autoproclamó emperador del Sacro Imperio Romano.

A lo largo de estos cuatrocientos, el Imperio español evolucionó mucho y vivió diferentes etapas en lo que a su extensión y dominio se refiere. En todo este tiempo sufrió numerosos ataques por parte de Gran Bretaña, entre otras potencias, con los que trataron de arrebatarle su control de América. Aún así, entre los siglos XVI y XVII fue el imperio más poderoso del mundo. En concreto, bajo la dinastía de los Austrias, aunque fue en 1810, con los Borbones ya en el poder, cuando alcanzó su mayor tamaño: 20,4 millones de kilómetros cuadrados con posesiones en Europa, África, Asia y, sobre todo, América, donde sus dominios recorrían el continente de norte a sur de manera casi ininterrumpida. Con 68 millones de habitantes, llegó a acumular el 12,3% de la población mundial.

3. Imperio ruso

El mito de la fundación de Rusia, tan de actualidad desde que comenzó la guerra de Ucrania, se remonta a la Rus de Kiev, aunque realmente su origen está en el Gran Ducado de Moscovia, cuya expansión sobre el mapa de Europa oriental creció durante siglos hasta formar el gigantesco Imperio ruso. En 1236, el príncipe de Vladímir donó a su hijo el Principado de Vladímir-Súzdal, del que Moscú formaba parte, pero en forma de infantado. A partir de ese momento, la posición de la actual capital fue clave en la expansión de Moscovia, primero, el Imperio ruso, después, ya que la ciudad se encontraba en una zona llana y pantanosa con acceso a las cuencas de los mares Báltico, de Barents, Negro y Caspio, pero lejos de todos ellos.

El acceso al mar y el control de los ríos que llevan a ellos marcarán las fases de expansión y a los grandes zares que lo obtuvieron, alcanzando su época dorada entre 1721 y 1917. En esos dos siglos llegó a acumular 22,8 millones de kilómetros cuadrados que incluían toda la actual Rusia, Alaska, parte de la antigua Persia y Manchuria, además de las actuales Finlandia y Polonia. Su población llegó a ser de 176 millones de personas, un 9,8% de la población en 1917. Albergó en sus fronteras más de 100 grupos étnicos diferentes, aunque la etnia rusa compusiera el 44% del total.

2. Imperio mongol

En 1206, una horda enfurecida de mongoles descendió de las estepas al norte del Gobi con la intención de conquistar el mundo. A la cabeza estaba el famoso Gengis Khan, que había conseguido unir bajo un mismo estandarte a todas las tribus de su pueblo, que hasta entonces se encontraban enfrentadas. Los jinetes arrasaron con todo lo que encontraron a su paso entre la península de Corea y el mar Negro, sembrando el terror y la muerte en todos los pueblos del continente que se cruzaron en su camino.

Acumuló una superficie de 33 millones de kilómetros cuadrados, convirtiéndose en el segundo mayor imperio de la historia en lo que a extensión se refiere, aunque hasta finales del siglo XIX nadie le hizo sombra. Su periodo de máximo apogeo fue el siglo XIII, momento en el cual alcanzó una población de 110 millones de habitantes que, en un mundo mucho menos habitado que el actual, supuso el 25% de la población mundial. Ocupó China y Mongolia, parte de la actual Rusia, Turquía, Irán o Irak y gran parte de Europa oriental, hasta que se diluyó en territorios, lenguas y religiones.

1. Imperio británico

Según los datos de ‘El Orden Mundial’, medio de análisis internacional español, el Imperio británico llegó a cubrir una quinta parte de la superficie del planeta, con 35 millones de kilómetros cuadrados, a principios del siglo XX. En ese mismo momento también albergaba a un cuarto de su población mundial, sumando entre 450 y 500 millones de habitantes. Su mayor extensión se dio entre 1884 y 1922, entre la Conferencia de Berlín y el reparto de África y la independencia de Irlanda.

Su apogeo se produjo durante la era victoriana, cuando el Imperio británico se convirtió en el país más extenso jamás visto. Su proceso de expansión se prolongó desde el siglo XVII hasta el XX, desde el establecimiento de colonias del Reino de Inglaterra en América hasta el establecimiento de mandatos en África y Oriente Próximo, pasando por la formación del Reino Unido tras el fracaso de la aventura colonial de Escocia y su quiebra. «Esta expansión llevó consigo la expansión del comerció internacional, la industrialización, la legislación británica y la lengua inglesa, y el éxito en su difusión todavía marca de forma profunda nuestro mundo contemporáneo, caracterizado por la globalización y el dominio internacional del inglés», añade ‘El Orden Mundial’.



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Marc Valldeperez

Soy el administrador de marcahora.xyz y también un redactor deportivo. Apasionado por el deporte y su historia. Fanático de todas las disciplinas, especialmente el fútbol, el boxeo y las MMA. Encargado de escribir previas de muchos deportes, como boxeo, fútbol, NBA, deportes de motor y otros.

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