Cristina Soria publica el libro que salvará tu relación de pareja

El otoño puede ser una época complicada para muchas parejas debido a diversos factores. La transición de las estaciones cálidas a las más frías puede llevar a cambios en el estado de ánimo y la energía de las personas, lo que a su vez puede influir en la dinámica de nuestras relaciones. Además, la vuelta a la rutina después de las vacaciones de verano puede generar estrés adicional a medida que las responsabilidades cotidianas se acumulan. Esta combinación de factores estacionales y presiones externas puede provocar tensiones en la pareja.

La comunicación se convierte en un pilar esencial para superar estos desafíos. Una relación de pareja sana se basa en la apertura, la empatía y el respeto mutuo. Así que es importante que las parejas se comuniquen de manera efectiva, compartiendo sus sentimientos, pensamientos y preocupaciones. El diálogo permite comprender mejor las necesidades y deseos de cada miembro de la pareja, lo que a su vez facilita la resolución de conflictos y la construcción de un vínculo más fuerte.

Una relación de pareja sana también implica la capacidad de adaptarse y evolucionar juntos a lo largo del tiempo, e incluso de saber discutir. De todo esto sabe mucho Cristina Soria, la coach y escritora a la que probablemente conocerás, ya que ha colaborado durante muchos años en programas de televisión de máxima audiencia en nuestro país.

Ahora Cristina acaba de presentar ‘El libro que salvará tu relación de pareja’, un manual que pretende dar al lector las herramientas clave para que su relación de pareja funcione a las mil maravillas incidiendo especialmente en el tema de las discusiones que, a veces, no son tan malas. Decidimos ponernos en contacto con ella para que nos contara un poco más sobre su nueva propuesta editorial.

Hola Cristina, ¿por qué decidiste escribir este libro?

Mis editores querían que escribiera un libro que tuviera que ver con los temas de que los que suelo hablar, pero que estuviera centrado en una temática muy concreta. Fue en este diálogo cuando surgió la idea de cómo algunas de nuestras diferencias dentro de la pareja nos llevan a discutir y que quizá cestería bien centrar el libro en las discusiones, aunque no solo en ellas.

A mí que me gusta escribir sobre lo que sé, y tengo mucha experiencia tratando con mis clientes sobre estos temas. También yo misma tengo mucha experiencia, ya que vivo en un matrimonio sólido que ha trabajado mucho para seguir adelante en su relación. Así que creí que este era el momento oportuno para escribir este libro.

Como dices, en él haces especial incidencia en las discusiones, ¿eres más partidaria de evitarlas o simplemente de “discutir mejor”?

A todos nos gusta vivir en la concordia, pero creo que cuando aprendemos a discutir y aceptar que hay otros puntos de vista, que nos hace falta imponer el tuyo, que no hace falta utilizar malas palabras y que se puede razonar dentro de unos límites, cuando conseguimos tener discusiones bien hechas, estas son muy enriquecedoras. Además, las discusiones forman parte de nuestra existencia. No significa que todos los días se tenga que discutir, y hay aspectos importantes en una pareja en las que hay que coincidir en opinión o llegar a un consenso, pero de vez en cuando, guardando las formas, creo que las discusiones son positivas.

¿Y cómo se discute mejor?

Primero tenemos que conocernos a nosotros y a nuestra pareja, porque en esa discusión aparecerán emociones y creencias o pensamientos que vienen del pasado. Incluso algunos heredados de otras generaciones.

Segundo, creo que es importante acallar nuestro ego. No pensar que nuestro pensamiento, nuestra forma de ver o hacer las cosas, no solo es el bueno sino el único.

Tercero, aprender a escuchar de manera activa. Es decir, cuando hablo con mi pareja, escucharle más allá de las palabras, y no solo estar pendiente de lo que quiero decir sino de aceptar su opinión y entender porqué la tiene.

Cuarto, no cruzar ciertos límites.

Y sobre todo hacerlo en el momento oportuno. Es decir, en pleno enfado lo mejor es callarse y cuando estemos más tranquilos hacerlo. Y si es necesario, hasta agendar nuestras conversaciones para discutir.

Una de las cosas que más suele alejar a las parejas es el tema del sexo, ¿cómo podemos hacer que no se convierta en un conflicto en nuestra pareja?

Lo más importante es hablar mucho con nuestra pareja. De cómo nos sentimos, de lo que necesitamos, de cómo nos encontramos, de lo que nos preocupa… Porque muchas veces la falta de sexo es solo la punta del iceberg de un problema más profundo. Si no se habla de él y no se trabaja, se perderá el deseo y las ganas de mantener relaciones con nuestra pareja.

En esas conversaciones hay que hablar de la etapa por la que estamos pasando en ese momento. Ojo, la falta de deseo no solo existe en la mujer, sino también en el hombre, por diferentes circunstancias. Hay que hablar de ello y ver cómo resolverlo. Conocernos íntimamente para saber lo que nos gusta, lo que nos produce placer y lo que no, es un paso importante que tenemos que hacer a nivel individual.

También romper ciertos roles ancestrales en los que el hombre era el único que deseaba y la mujer la deseada. Permitirnos y disfrutar de este cambio. Y, por supuesto, no ver el sexo solo como el acto físico unido al coito. La sexualidad es mucho más. Y la pasión y el deseo hay que entrenarlo. Si yo no trabajo la conexión con mi pareja, volveremos a ver el sexo solo como finalista. Incluso hay algunos expertos que hablan de agendarlo. Eso lo dejo a la elección de cada uno.

Otra serían las familias, suegros, cuñados, etc. ¿Qué consejos das para aguantar a la familia del otro y que no influya negativamente en la relación?

Cuando hablamos de la familia, solo pensamos en la política, ¿y la propia? Creo que hay que marcar unos límites muy claros y romper con esas creencias que nos llevan a la culpabilidad. Cuando yo inicio una relación de pareja, somos dos, y luego si se desea vendrán los hijos. Y en base a eso hay que trabajar. Frenar los intentos de interponerse entre nosotros. Establecer las bases de ese nuevo sistema es clave.

Esto no significa que no quieras ni atiendas a tu familia, pero hay que ser consciente que entre las dos personas que forman una relación no deben colocarse ni los propios hijos. Otro de los motivos que llevan a las separaciones, cuando les atiendes a ellos solamente, olvidándote de que eres parte de una pareja.

Otro serían los hijos, que muchas veces pueden llegar a ser un problema entre las parejas, especialmente en las parejas primerizas. ¿Cuál crees que es la mejor manera de abordar este tema?

Lo más claro es no usar a los hijos como una salida para mejorar nuestra relación. A la hora de formar esa familia, que las dos partes de la pareja estén de acuerdo con la decisión. Y no olvidarse que además de ser progenitores, seguimos siendo pareja. En muchas separaciones ocurre que el desgaste viene por la desconexión porque nos centramos solo en el rol de padres o madres y nos olvidamos de seguir cultivando esa relación.

Al igual que es importante que estemos de acuerdo en las decisiones que se toman respecto a ellos, y si no lo estamos discutirlo sin que ellos estén presentes. Hay que abordar el tema de los hijos antes de tenerlos.

¿Hasta qué punto consideras importante tener un espacio propio para cada uno de los miembros de la pareja?

Para mí es vital. No dejas de ser una persona con sus inquietudes y con sus necesidades. Si uno de los dos se abandona por el otro, tarde o temprano se desgastará la relación. Darnos individualmente lo que necesitamos es el primer paso. Y luego, mi pareja me complementará.

Esperar que cubra mis carencias es un error. Y además, creo que cuando cubres esos espacios que pueden ser necesarios para ti y que no coinciden con tu pareja, tu bienestar es mayor, la relación será mejor y además, te ayudará a tener otros puntos de vista, saber de otras cosas,

También das algunas pistas sobre cómo terminar una relación si la cosa ya no tiene remedio. ¿Cuál es para ti la mejor manera de hacerlo?

Para mí desde la honestidad y procurando no hacer daño. Claro, lo complicado es lograr eso, ¿verdad? Creo que al igual que la comunicación nos vale para pedir lo que necesitamos y resolver conflictos, también es bueno que cuando veamos que algo no funciona tengamos esa conversación, sin echar nada en cara sino hablando de cómo nos sentimos. Ahí veremos si hay solución o no. Podremos tener la oportunidad de trabajarlo o no. Pero ir guardando cosas y soltarlo de repente, y posiblemente en el momento menos oportuno, es un gran error.

Juanjo es experto en cultura y lifestyle, con un foco especial en el impacto que internet y las redes sociales están teniendo en nuestra sociedad y en el mundo. Por eso mismo, sus temas suelen tener también mucho que ver con cine, series, psicología, relaciones personales y sexualidad. 

No hay tendencia viral o reto en redes que se le pase por alto, aunque también está muy conectado con la actualidad literaria, repasando cada semana todas las novedades editoriales y seleccionando las que puedan resultar más interesantes para sus lectores.

Su gran pasión son las entrevistas, disfruta hablando con personas y conectando con ellas y tiene una curiosidad natural por aprender de las experiencias y perspectivas de los demás ya sea de un escritor, un psicólogo o cualquiera que tenga una historia que contar. 

Juanjo se licenció en Economía Internacional, aunque desde muy temprano en su carrera, por vocación personal, se dedicó a la divulgación y al periodismo, que con los años se convirtió en su profesión.

Juanjo lleva más de 15 años escribiendo en diferentes medios y fue Director editorial de Vice España, coordinando toda la producción de contenidos de la revista, desde cápsulas para redes sociales a documentales sobre ocultas subculturas urbanas de nuestro país. Tras su paso por Vice, se ha dedicado a escribir y su trabajo ha aparecido en medios como El País, El Periódico de España, ABC o Yorokobu, entre otros.