Boxeo

Historia pura del boxeo azuleño: el recuerdo de cinco pugilistas – DIARIO EL TIEMPO DE AZUL


Por Juan José Zurro – Especial para EL TIEMPO

En aquellos años donde Ángel Panario arrancó con el boxeo también lo fueron acompañando jóvenes aficionados que animaron luego muchos festivales en la ciudad. Así, por ejemplo, en Villa del Parque, donde Panario llegaba en bicicleta, se encontraba con Miguel Giammátolo, Nicolás Vázquez, Carlos Olivera y Juan Peralta, sobrino nieto de “Goyo” y Avenamar, e hijo de Abel Orlando Peralta, grandísimo jugador del fútbol local y regional.

Miguel Giammátolo

Nació el 3 de septiembre de 1981. Nacido y criado en Villa Giammatolo, empezó con el boxeo antes que Panario. Siempre fue guiado y entrenado por Hugo Lucero. Tuvo su debut como amateur con solo 15 años. Con tan poca edad le tocó enfrentar a boxeadores experimentados. Miguel, siempre entrenado, aceptaba todos los desafíos. Con ganas, yendo para adelante, pero aplicando escuela también, barriendo golpes, con pasos laterales.

Su campaña amateur duró hasta los 20 años. Se mantuvo invicto en todas sus presentaciones. Supo enfrentarse a “Gonzalito” de Las Flores, a Benito de Olavarría y a una gran camada de boxeadores que por aquellos años supo tener la ciudad de Bolívar.

En su última pelea se consagró campeón provincial en el Club River Azuleño. En aquel festival ganó el cinturón luego de noquear a Molina de Benito Juárez, quien estaba radicado en Mar del Plata.

Giammátolo tuvo un boxeo estilista, pero también peleador, de ir al frente. En su recuerdo están presentes José López, con quien compartió muchos momentos; Ángel Panario, por ser del mismo barrio; Hugo Lucero; “Maneco” Cejas, y Aníbal “Nono” Castañares, quienes lo entrenaron y acompañaron durante su carrera boxística.

Nicolás Vázquez

Este boxeador se destacó en la categoría medio pesado, ya que pesaba 81 kilos. Hizo una excelente campaña amateur y fue un boxeador reconocido tanto en Azul como en la zona.

Nacido en 1978, arrancó en Villa del Parque, y Hugo Lucero le fue marcando el camino. Por cuestiones laborales, se fue a vivir a Catamarca, donde entrenó con el excampeón del mundo Hugo Soto.

Tan buen nivel demostró en el norte que lo convocaron para la Selección de la provincia, para combatir en la Federación Argentina de Box, en un torneo nacional amateur. De nuevo viviendo en Azul, hizo más peleas y de nuevo, viviendo en el Sur, supo pasear su buen boxeo.

Juan Peralta

La historia del sobrino nieto de “Goyo” y Avenamar con el boxeo va de la mano de sus familiares paternos. Su papá lo llevó siendo adolescente a Villa del Parque, cansado de tanta pelea en la calle. El tema es que Juan se enganchó muchísimo con el boxeo. Encontró en Panario y en Olivera buenos compañeros con quien compartir entrenamientos. A medida que iban pasando los meses, Peralta se iba adaptando a los movimientos y a la técnica del boxeo; lo fue tomando tan en serio que cuando le consultaron si quería hacer una pelea amateur no lo dudó. Así fue como peleó no solo en Azul y en la zona, sino también se dio el gusto de pelear en grandes ciudades, como Rosario y Capital Federal. Tuvo sus desafíos y no los esquivó.

Conoció a Antonio Oliveto, quien manejó la parte final de su carrera amateur. “Antonio andaba siempre detrás nuestro”, recordó Peralta.

Un corralón con un gimnasio donde todo estaba puesto a pulmón era el lugar donde Oliveto intentaba volcar su sabiduría adquirida en años pasados. Peralta asistía cada día y hacía hincapié en la parte física adquirida con Oliveto. Además, tanto él como Olivera y Panario eran los sparrings de su hijo Pablo cuando estaba de visita en Azul o cuando había algún festival. Pablo “Pali” Oliveto, que en aquel entonces estaba con Martinetti-Coggi en Capital Federal, tenía en Azul el respaldo de la ciudad, que lo acompañaba en cada presentación, pero también a Panario, a Olivera y a Peralta, para guantear en tres rounds con cada uno.

Una noche en Olavarría, en pleno combate, Peralta dio un paso atrás, y una mano impactó en su cara justo cuando tenía la boca abierta. La adrenalina del momento aplacó un poco el dolor, pero la hinchazón era evidente. Una hora más tarde, con la cara deformada, tuvo que ir al hospital en Olavarría, hubo placas y un diagnóstico inapelable: fractura de mandíbula. Larga recuperación y replanteo de carrera. Fue el punto final. Sus últimas peleas fueron con José López como entrenador, y guarda un gran recuerdo del festival que organizó su papá en homenaje a Avenamar en Chacarita, donde pudo pelear frente a la mirada del gran Avenamar.

Del ring a la jaula

Alguien que compitió boxeando en Azul y Olavarría fue Fabio Reyno. Dedicado en principio al jiu-jitsu, experimentó más tarde en artes marciales mixtas. Al faltarle las técnicas de boxeo, fue a buscar a José López para que lo entrenara.

Reyno entrenó durante casi dos años con López. En aquellos entrenamientos surgió la posibilidad de pelear en Olavarría y en Azul, donde obtuvo experiencia en la fase boxística. Reyno se inclinó definitivamente por luchar en jaula, artes marciales mixtas y kick boxing, actividades que aún enseña y difunde. Es un referente en deportes de contacto, y entre sus pupilos surgió en 2022 uno nuevo: Tomás Forastieri, que sigue los pasos de Reyno en los deportes de contacto, pero con una gran dinámica y una actividad en boxeo con dos grandes prospectos: Tomás Villar y Lautaro Aguirre.

El boxeador del momento

Nacido el 11 de enero de 1989 en Azul, pero radicado a los 3 años en la vecina localidad de Olavarría, Gonzalo “La Pantera” Andreasen tuvo su paso y pasión por las artes marciales, lo que finalmente desembocó en el boxeo.

En el 2010 conoció a su formador en el boxeo: Horacio “Chiche” Bravo. La realidad en las artes marciales lo llevó a querer aprender la técnica y la defensa del boxeo. Fue así que se enganchó con este deporte. Bravo lo preparó y le vio condiciones, por lo que lo invitó a iniciarse como boxeador amateur.

Al mes de estar con Bravo, debutó y realizó 26 peleas, y en 2016 saltó al profesionalismo. En su carrera rentada Andreasen consiguió, como azuleño, lo que solo había logrado Rafael Santos Merentino: pelear en Estados Unidos. Y no fue una, sino varias peleas las que hizo. El 20 de noviembre de 2020 perdió contra Sean Hemphill en el Ocean Center de Daytona Beach, Florida. Y luego en la misma ciudad, pero en Delray Beach, cayó ante su compatriota Marcos Escudero el 8 de enero de 2022. Experiencias únicas para un boxeador local si se tiene en cuenta que en su pelea contra Hemphill entre los espectadores estaba Floyd Maywheater.

En 2022 Andreasen siguió en actividad. Como boxeador profesional, como entrenador y también ayudando en festivales en localidades vecinas. Con el futuro puesto en volver a pelear en el exterior, sigue entrenando con su nuevo equipo: su compañera Ludmila Cortés como colaboradora, Cristian Franciscovich como preparador físico y Luciano De La Miyar como director técnico.





Source link

Marc Valldeperez

Soy el administrador de marcahora.xyz y también un redactor deportivo. Apasionado por el deporte y su historia. Fanático de todas las disciplinas, especialmente el fútbol, el boxeo y las MMA. Encargado de escribir previas de muchos deportes, como boxeo, fútbol, NBA, deportes de motor y otros.

Related Articles

Leave a Reply

Your email address will not be published. Required fields are marked *

Back to top button