domingo 19 de noviembre de 2023 | 5:30hs.
Por cada éxito o fracaso se debe atravesar una tensa cuerda con el mayor equilibrio posible en el intento de alcanzar el objetivo. Y en ese tambaleante recorrido bien puede reflejarse la salud mental, la que en definitiva termina por sellar la suerte del que se anime a transitarla.
La salud mental es un bienestar emocional y psíquico indispensable para el deportista. Los desafíos que impone una carrera profesional suponen un esfuerzo más allá de lo físico. La mente tiene que estar preparada para asumir el fracaso y el éxito sin desalinear la realidad del individuo, pero sobre todo debe estar preparada para soportar las presiones de las expectativas.
Una situación adversa puede afectar el rendimiento deportivo y con ello llegan una batería de problemas que caen en efecto dominó. Desde la impotencia, pasando por la toma de malas decisiones y las nulas motivaciones, hasta llegar a situaciones de estrés, ansiedad y, en última instancia, de una lesión que puede ser inevitable en esta caída libre.
Contar con el respaldo es la llave al éxito y es de vital importancia en ese trayecto, sobre todo cuando las cosas no salen según lo planeado.
Según un reciente estudio, cuatro de cada diez deportistas de alto rendimiento sufren ansiedad, mientras que dos de cada diez sufrieron depresión en algún momento de su carrera.
Hoy la psicología deportiva se enseña desde temprana edad para que el deportista cuente con la carta que le permitirá permanecer impávido ante una eventualidad no deseada.
Este informe buscará reflejar la importancia de la salud mental con palabras más que autorizadas en la materia. Porque no todo es espectáculo.
Biles, la primera en alzar la voz
Si bien no es cosa nueva, el cuidado de la mente tomó fuerza en los últimos años gracias a los casos resonantes de estrellas mundiales.
La gimnasta estadounidense Simone Biles, una de las más laureadas de la historia, sacudió al planeta en los pasados Juegos Olímpicos de Tokio 2020. Allí, la ganadora de siete medallas olímpicas sufrió un episodio de desconexión entre mente y cuerpo que le afectó claramente en toda su performance.
Los signos de molestia eran evidentes a las cámaras, lo que la obligó a renunciar a los ejercicios de individual, suelo, salto y asimétricas para apartarse completamente de la actividad y hacer foco en su salud.
“Desde que entro al tapiz estoy yo sola, tratando con demonios en mi cabeza. Debo hacer lo que es bueno para mí y concentrarme en mi salud mental y no comprometer mi bienestar. Tenemos que proteger nuestra mente y nuestro cuerpo y no limitarnos a hacer lo que el mundo quiere que hagamos”, afirmó por aquel entonces.
Más de 730 días después de tomar la sabia decisión, Simone volvió a competir oficialmente este año. Una larga batalla que para ella fue “mucho más importante que todas las medallas que pueda ganar”. Esto hizo que la estadounidense se consagre como una de las grandes figuras en dar altavoz a este tipo de problemas.
Tan sólo unos meses antes, en diciembre de 2020, el sitio Argentina Dorada realizó una encuesta a 480 atletas de 69 deportes en la que participaron 232 mujeres y 248 hombres. Los datos revelaron que cuatro de cada diez deportistas de alto rendimiento sufren ansiedad, mientras que dos de cada diez sufrieron depresión en algún momento de su carrera. Números preocupantes que abren el debate.
Informe de domingo
Entre la piel del basquetbolista y la mentalidad del psicólogo
“Hay muchos clubes que ya trabajan con psicopedagogía”
“Lo mental es el 50 por ciento, hay que hacer mucho hincapié ahí”
“El atleta con exceso de autoconfianza subestima la situación”
