El caso de dopaje del Papu Gómez, adelantado por Relevo el pasado 20 de octubre, se hizo oficial lleno de incógnitas y preguntas. Hasta ahora, solo se conocían algunos pequeños detalles que generaban más dudas que certezas, como que la sanción llegaba “casi un año después del control” y la estupefacción generalizada de que el jugador no fuera sancionado de manera provisional y pudiera jugar el Mundial, de donde salió campeón con la selección argentina. Ahora, cuando se cumple un mes de la noticia que dio la vuelta al mundo, comenzamos a completar estos huecos informativos en una de las noticias más llamativas del año.
Relevo ha podido conocer cuál fue la estrategia de defensa del Papu para intentar salvarse de la sanción por dopaje. Según la información ya publicada, el futbolista habría ingerido un jarabe para la tos que contenía terbutalina, una sustancia específica prohibida por la Agencia Mundial Antidopaje (AMA) – tanto en competición como fuera de ella- y por la que dio positivo en un control durante un entrenamiento del Sevilla. Para evitar la sanción por el consumo de esta sustancia era necesario una “justificación excepcional”, según la normativa de la AMA. Fue entonces cuando el futbolista decidió señalar a su mujer, Linda Raff.
Según se relata en la resolución del comité sancionador de la Comisión Española de Lucha Antidopaje (CELAD), a la que ha tenido acceso Relevo, el futbolista llegó a presentar un total de seis alegaciones. Es en la primera de ellas donde el futbolista da explicaciones sobre la forma en que llegó la terbutalina a su organismo. El relato del jugador argentino incluido en el escrito explica que, durante la madrugada previa al control, “volvió a casa con una fuerte tos, razón por la cual su mujer le administró por error una cucharada del jarabe con la intención de calmar las reiteradas molestias de la tos”. Una versión que busca de manera clara señalar que en definitiva “se trató de una ingesta inconsciente inducida por un error de la mujer del deportista” en la noche, según se recoge en la resolución del caso.
Para justificar su tesis, el Papu añadió que el medicamento se conservaba en el domicilio familiar tras ser prescrito nueve meses antes para su hijo y adjuntó fotografía de la prescripción médica.
¿Por qué señalar a su mujer?
Con esta estrategia de defensa en la que señala a su mujer, la defensa del Papu buscaba agarrarse al artículo 10.5 del Código Mundial Antidopaje que permite eliminar el periodo de inhabilitación cuando el deportista demuestre ausencia de culpabilidad o negligencia. En el mencionado artículo se habla de casos en los que “la contaminación de un alimento o de una bebida del deportista sea por su pareja, su entrenador o cualquier otra persona del círculo de conocidos del deportista”.
Entonces, ¿por qué termina sancionado por dos años, una pena de una sanción grave? La respuesta del comité sancionador de la CELAD no puede ser más tajante: no acepta esta alegación porque “en este caso, no se trata de un alimento o bebida, sino nada menos que de un medicamento, que el deportista no puede consumir sin comprobar”. Además, el organismo añade una de las afirmaciones más duras de la resolución al señalar que el caso del Papu “lejos de mostrar ausencia de culpa, revela una falta evidente de precauciones normales y exigibles a un deportista profesional de primer nivel, que merecen la calificación de negligencia grave” señalado en el artículo 10.6.2 del código antidopaje.
El actual jugador del Monza no consiguió convencer al comité sancionador y terminó siendo inhabilitado por dos años sin licencia federativa y una multa de 9.000 euros. El argentino y su club lo reconocieron en sendos comunicados tras la noticia de Relevo, y la CELAD ya ha publicado en su web la sanción que tiene vigencia desde el 18 de octubre de 2023 hasta la misma fecha de 2025.
