Con la excusa de presentar su nuevo libro de memorias, La rosa y las espinas. El hombre detrás del político, Alfonso Guerra acudió a El Hormiguero: «La editorial tiene mucho interés», justificó su presencia en el programa. Además, avanzó su siguiente proyecto: está preparando una exposición sobre los hermanos Machado, con los fondos de uno, para simbolizar la reconciliación de los dos bandos de la guerra civil.
Empezó hablando de sus inicios… en el teatro. «Yo tenía tablas». Por eso, en sus inicios en el Congreso de los Diputados, «los demás estaban todos temblando, y yo estaba bien». En los mitines también se manejaba muy bien: «Usaba mucho el humor. Cuando la gente estaba relajada por el humor, ¡la dosis ideológica!».
Entrando ya en la actualidad, pidió que se acaben las concentraciones en Ferraz y en otras sedes del PSOE: «Hay un momento de inflexión que debiéramos, entre todos, resolver. No se puede aguantar que en la política, además del enfrentamiento en el Parlamento, en los medios, que vayan a las sedes de los partidos, como está pasando ahora en la sede del PSOE. O que a un militante socialista se lo encuentro otro de otro partido en la calle y lo insulta. Eso no puede ser». «La oposición que se haga lo más dura que sea, pero no pasa nada por tomar un café con los otros. Ahora no se hace», reprochó. «No he tenido mucho tiempo de examinarlo», dijo sobre el nuevo Gobierno.
La amnistía
La amnistía salió enseguida a colación. «Antes de la pregunta de si cabe en la Constitución, hay que preguntar: ‘¿Oiga, pero lo merecen?’. Los que dieron un golpe de Estado, los que dicen continuamente que van a volver a hacerlo. ¿Esos merecen una amnistía? Mi respuesta es un ‘no’ rotundo», y el publicó lo premió con una gran ovación. «Y hay que pensar. Antes de saber si cabe o no cabe, el procedimiento de redacción de esta ley es un poco raro. ¿Dónde se ha visto que las leyes las redacten los delincuentes? Se le ha entregado unos borradores, que han estado ahí en Bruselas, de un hotel para otro, ponme esto, quita lo otro. Pero, oiga, ¿los propios beneficarios de esa ley son los que han redactado esa ley? Esto ya la inhabilita».
¿Cabo o no cabe?: «Yo repito la línea oficial del Gobierno. El único documento oficial que hay del Gobierno decía: ‘La amnistía no cabe en la Constitución’. Es el que hizo el ministro de Justicia cuando dieron los indultos. No ha habido más informe oficial», recordó. «En los países civilizados, cuando hay duda, se va a los que hicieron la ley, a los constituyentes», añadió.
Negociar con un prófugo
La negociación de los siete votos a cambio de la amnistía escapa de su compresión: «Yo esto no puedo entenderlo porque no es sensato. Y en la vida uno puede tener ideas alocadas, pero hay que tener sensatez. ¿Cómo es posible que se negocie con un señor que está buscado por la justicia? Que es un prófugo. Que declaró que Cataluña era independiente y se metió en el cajín del coche y se largó. ¿Y con ese vamos a negociar?», se preguntó.
Cree que la estrategia socialista ha sido equivocada, puesto que el PSOE ha cedido mucho cuando le habría bastado con no ceder nada: «Aquí ha habido un error de cálculo. No lo he dicho nunca. Si el presidente del Gobierno, en funciones entonces, le hubiese dicho a todos esos partidos: ‘Oye, si queréis me votáis. Y si no, ya sabéis que viene’. Le hubieran votado sin darle nada». Y, por el contrario, han hecho concesiones desproporcionadas: «Con el 1% de los votos, el PNV tiene la llave de la ley electoral. ¡Hombre!». Los nacionalistas, recordó, solo suman el 6% de los votos.
Puentes en vez de un muro
Sostiene Guerra que el PSOE ha copiado la estrategia populista, importada por Podemos desde Argentina, de dividir a la sociedad en dos. «Incluso ahora se ha utilizado: ‘Levantaremos un muro’. No, hombre, no. Levante usted veinte puentes para que se puedan conectar unos con otros. Esa es mi tesis».
