Faltan 20 días para que asuman Javier Milei en la presidencia y Rolando Figueroa como gobernador. No son nada, pero pueden parecer un siglo. A la larga transición provincial entre Figueroa y el, por primera vez en su historia, derrotado MPN, se suma este nuevo cambio de mando a manos del derechista libertariano. Dos “milagros” que serán la nueva “normalidad” provincial.
Previo al balotaje, y mientras anunciaba a cuentagotas y por las redes sus funcionarios de segunda línea, Figueroa aseguraba que “gane quien gane” el plan era “blindar a la provincia”, es decir, tratar de aprovechar las regalías de Vaca Muerta aunque se caiga el mundo, la Argentina, o ambos a la vez. No está de más recordar que este “blindaje” se daría con niveles de pobreza e indigencia estabilizados muy por encima de los previos a la pandemia, y con una desigualdad aún más contrastante que a nivel nacional.
Como era de esperar, la burocracia sindical, amiga de cualquier gobierno de turno, desde petroleros y la CGT hasta ATE y ATEN, se alineó detrás del gobernador electo, y salió a apoyar esta línea como una gran genialidad. “En Neuquén hay que trabajar en ese blindaje provincial. Tenemos una paritaria, esa paritaria te da certeza y te brinda no vivir en el conflicto permanente ante las corridas inflacionarias. El aumento por IPC le dio a la provincia la posibilidad de tener un desarrollo distinto y es impensable salir”, afirmó Carlos Quintriqueo, secretario general de ATE. Más allá del discurso corporativo de “salvarte” solamente si sos estatal (con un IPC que, de todas maneras, siempre corre de atrás y por debajo de la inflación real) sin importarle el resto de los trabajadores y trabajadoras y sectores populares ni la situación crítica de la salud y la educación públicas, es una ilusión que la provincia en general, y los estatales en particular, se puedan “blindar” en un país sumergido en una crisis social y económica aguda.
Un disparo a la línea de flotación
Dentro de las primeras medidas que adelantó Milei luego de ser electo presidente, anunció su plan de privatizar YPF, que hoy tiene un 51% de sus acciones en manos estatales. Cómo piensa hacerlo se desconoce, ya que para una medida de esa magnitud necesita dos tercios de los votos del Congreso, además de la negociación con las provincias, que tienen prácticamente la mitad de las acciones en manos del estado
La intención de privatizar YPF abre un alerta al plan del “blindaje” de la provincia.Pero no es la única. El plan de eliminar la obra pública y pasar al modelo “a la chilena” podría detener el desarrollo de infraestructura clave para la evacuación de una producción creciente de hidrocarburos, a la que apuestan tanto las empresas como el gobierno provincial. Por ahora el gobernador electo de Neuquén no se pronunció sobre el plan de Milei, aunque salió a felicitarlo por su triunfo.
Enfrentar a la derecha y preparar la resistencia
Como señalamos en distintos artículos, acá y acá, el resultado del balotaje expresó una derechización de la situación, poniendo a un negacionista de la dictadura y con un plan de gobierno reaccionario al frente de la Casa Rosada. Pero sus contradicciones son enormes y su triunfo no es un cheque en blanco, empezando porque muchos de sus votantes lo hicieron negativamente, más por rechazo al actual gobierno que llevó al desastre la economía que por adhesión a los postulados de Milei. Parte de esta responsabilidad cabe a las burocracias sindicales que dejaron pasar o directamente apoyaron los golpes al bolsillo por parte del actual gobierno, y quisieron llevar el rechazo a Milei al voto por Massa y no a la lucha. Por eso son repudiables las declaraciones de Quintriqueo, quien dijo que “el pueblo se equivoca, y en esto también se equivocó, hay alguien que planteó destruir el Estado y lo votaron. Cuando las consecuencias empiecen a verse va a ser tarde para muchos, porque ya los dejaron sin trabajo, porque en una corrida cambiaria se quedaron sin nada”. No sólo culpa a “la gente” sino que anticipa que no piensan mover un dedo ante los ataques que prepara el nuevo gobierno.
Contra la pasividad de las direcciones burocráticas de los sindicatos y los movimientos sociales oficialistas, que no sólo no enfrentaron el ajuste del FMI durante el gobierno peronista sino que no se proponen enfrentar a Milei, hay que preparar la resistencia. Los sindicatos y agrupaciones combativas, los movimientos sociales opositores, los centros de estudiantes independientes y la izquierda tenemos que impulsar asambleas e instancias de deliberación en los lugares de trabajo y estudio, para pelear por la coordinación de todos los sectores, y exigir a las direcciones sindicales que rompan la pasividad, empezando por apoyar a los sectores que ya están siendo atacados, como las y los trabajadores de Telam, la TV Pública, etc.
En Neuquén existe la experiencia de la Coordinadora del Alto Valle que, en medio de la crisis del 2001, agrupaba a la vanguardia combativa de la provincia, encabezada en ese momento por Zanon y el Sindicato Ceramista, el MTD, algunos partidos de izquierda, agrupaciones docentes, entre otros, y peleaba a la vez por la unidad de acción y el Frente Único de lucha con los principales sindicatos, como ATE-CTA, ATEN, etc.
Desde el PTS dentro del Frente de Izquierda nos preparamos para la resistencia a un gobierno que ya anunció un fuerte ajuste. Empezando por participar activamente en las próximas acciones de lucha, como el 25 de Noviembre organizado por el movimiento de mujeres, el 4/12 en la nueva jornada del Juicio contra los genocidas de la región, o el 10/12 en la marcha de la resistencia convocada por las Madres de Plaza de Mayo filial Neuquén y Alto Valle. También impulsando fuertes agrupaciones en los lugares de trabajo y estudio que den estas peleas, para lo cual convocamos a una Asamblea el próximo 2 de diciembre a las 13 horas en la Casa Marx (San Luis 820), abierta a quienes compartan esta pelea junto a nosotros/as.
