Música

Weyes Blood: un corazón luminoso palpita en la habitación exterior – Milenio


Ciudad de México /

Bautizada como Natalie Laura Mering (1988) en el seno de una familia musical y en un entorno muy religioso que influyó en su estilo compositivo y que fue cuestionando con el tiempo, se mudó de su natal Santa Mónica en California a Scotts Valley, y de ahí a la pequeña ciudad de Doylestown, Pensilvania a fines del siglo pasado. Primero se autonombró Wise Blood por una novela de Flannery O’Connor en la adolescencia, para después llamarse Weyes Bluhd, con el que grabó sus pininos, y finalmente cambiar al definitivo Weyes Blood. Se fue a Portland para seguir sus estudios pero dejó la escuela en la que estuvo un año estudiando música y produjo un programa radial.

Se empezó a involucrar en la escena musical y se presentó como bajista de Jackie-O Motherfucker y como tecladista y vocal en Satanized, entre la experimentación y el noise. Debutó con el atmosférico y arriesgado The Outside Room (2011) bajo la firma de Weyes Blood and the Dark Juices, integrado por seis cortes de alcance epifánico entre cánticos fantasmales y electrónica abstracta. Continuó con The Innocents (2014), bajo el sello Mexican Summer y centrado en un primer amor fallido con ecos que recuerdan a Renaissance, entre orquestaciones folk y un aliento medieval atravesado por disparos electrónicos: bienvenidos a la tierra de los sueños rotos donde solo queda resistir y esperar alguna magia maligna.

Una estancia en Nueva York en la que vivió momentos de soledad y carencias, inspiró su siguiente obra con la que abrió más compuertas dentro de la escena alternativa: el emocionalmente cargado Front Row Seat to Earth (2016), ya asentada en Los Ángeles, y en el que exploró el problema de las adicciones, las rupturas afectivas y la preocupación por el rumbo del planeta, a partir de un folk con tintes de psicodelia y soft rock setentero que nos coloca en primera fila, como transcurre en Diary, Do You Need My Love y Seven Words, entre ecos de Kate Bush y Enya.

Siguió con Titanic Rising (2019), editado por el prestigioso sello Sub Pop y en la vertiente temática del romanticismo fracturado y las formas de tratar de salir a flote en la propia habitación cargada de recuerdos e inundada de sentimientos dolorosos: ahí están A Lot’s Gonna Change, recordando a Karen Carpenter; la orquestal Andromeda; el sustrato acechante de Movies entre cuerdas y teclados que parecen emerger de la nada, y la efusiva Everyday, apostando por triunfar en la cotidianidad.

Después de colaborar con Tim Heidecker y Lana del Rey, presentó And in the Darkness, Hearts Aglow (2022), enfatizando su pop camerístico adornado por atrevidos apuntes, como se despliega en la envolvente It’s Not Just Me, It’s Everybody y la dolorosa Grapevine, ya con arreglos de pulimento detallado, sin eliminar el sentido palpitante de las armonías y la implicación melódica que brilla en las sentidas vocales, soportadas por coros nebulosos que buscan la luz, como cuando Dios nos convierte en flores para hacer brillar nuestro corazón, justo antes de volvernos a marchitar.



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Marc Valldeperez

Soy el administrador de marcahora.xyz y también un redactor deportivo. Apasionado por el deporte y su historia. Fanático de todas las disciplinas, especialmente el fútbol, el boxeo y las MMA. Encargado de escribir previas de muchos deportes, como boxeo, fútbol, NBA, deportes de motor y otros.

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