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Manuel Jabois: «De lo último que puedo pontificar en la vida es del amor» – El Correo


La tercera novela de Manuel Jabois (Sanxenxo, Pontevedra, 1978) se adentra en la relación deshecha entre dos amantes a lo largo de los años. Ella es una actriz de éxito que asegura ver fantasmas; él, un hombre despechado que no sabe qué hacer ante esa confesión. ‘Mirafiori’ (ed. Alfaguara) está escrita con el mismo pulso narrativo, sentido de la observación y ausencia de clichés que las columnas y reportajes del periodista gallego, que este miércoles la presentó en la Biblioteca de Bidebarrieta.

–Como periodista está acostumbrado a atrapar la atención del lector. ¿Cómo se consigue eso en una novela?

–Una columna es radicalmente diferente a un reportaje y a una entrevista. Las cargas de dinamita tienen que estar colocadas al principio. La novela la comparo con dos postes de alta tensión al inicio y al final, ambos a la misma altura. Tienes que tratar de que el hilo se mantenga lo más tenso posible. Pero no tengo trucos ni aprendizaje al respecto, me fío mucho de mis sensaciones. Soy un escritor y periodista muy instintivo, he leído muchísimo. Me fío más de la mirada que aprendí en el periodismo local que de referencias bibliográficas, intelectuales o culturales. Podría ser un escritor parecido sin tantas lecturas, pero no sin haber vivido tanto.

–Al leerle se tiene la sensación de que le han pasado muchas cosas, no el sentido de aventuras bélicas a lo Pérez-Reverte, sino de apurar la vida.

–He vivido con mucha intensidad. Muchas amistades, relaciones sentimentales, familiares… Soy periodista y he explotado esa condición para conocer a muchísima gente. No para hacerme amigo; nunca he pedido el teléfono ni me hecho una foto con alguien. Joder, tres horas de conversación con José Luis Garci dan para muchísimo. Nunca he separado mi profesión de mi vida, cuando estaba en el ‘Diario de Pontevedra’ trabajaba todas las horas del mundo. Cubres algo y estás las 24 horas dándole vueltas a la cabeza. De todo eso extraes muchas vivencias.

–’Mirafiori’ toma su título del Seat 131 Supermirafiori. Precisar el modelo de los coches, como bien hace Manuel Vilas en sus novelas, es importante.

–Sí, aunque a mí no me gustan los coches, de hecho ni conduzco. Leí una entrevista con Rigoberta Bandini en la que hablaba del Seat Córdoba de su infancia en una de sus canciones. Y pensé en cuál era el coche de mi infancia, el Seat 131 Supermirafiori. En ese momento nació el título de la novela, aunque no supiera de qué iba a ir. El coche para un niño de los 80 era una segunda casa, aunque nosotros no nos íbamos al Mediterráneo, sino de Sanxenxo a Pontevedra.


Manuel Jabois en Bilbao.


Yvonne Iturgaiz

–«Esta novela está basada en personajes reales, no en hechos reales», advierte al inicio.

–Es por las brujas. Los fenómenos paranormales que salen en la novela no son reales, pero son hechos que personajes reales cuentan. Sorprendentemente, en el libro hay un trabajo periodístico detrás. Entrevisté a gente que ha sentido presencias y me lo contaron con generosidad. He descubierto que escribir ficción te permite ser un narrador racional enfrentado a lo irracional.

–¿Ha experimentado algún fenómeno paranormal en su vida?

–No. Bueno, en casa una vez escuché un estruendo tremendo y un cuadrito apareció en el otro lado de mi estudio. Escribí un artículo titulado ‘Cosas cayendo’. No tengo ni idea de lo que pasó, aunque no creo que fuera un fantasma.

–La pregunta del libro es qué haríamos si la mujer de la que estamos enamorados nos confiesa que ve fantasmas.

–Me gusta mucho esa pregunta. 210 páginas después yo no sé lo que haría. No escribo novelas para responderme preguntas, nunca las he acabado siendo mejor persona. No resuelvo nada relacionado con mi vida, no hago terapia ni me sirven de catarsis. Apoyo que la gente escriba para sanar dolores, pero en mi caso nunca ha funcionado. Escribo porque me lo paso muy bien y después recibo el eco de lectores que también han disfrutado leyéndome. Volvería a enamorarme y a cometer los mismos errores de antes de escribir ‘Mirafiori’.

–¿Pero con los reportajes sí acaba formándose una opinión del tema, no?

–Claro, porque estás tocando los hechos, viviéndolo con la gente. Yo con mis personajes no dialogo, no siento esas movidas artísticas de que cobran vida propia. Si quiero matar al protagonista, lo mato. Recuerdo el reportaje de Nora, una niña de Mallorca prostituida y asesinada. Estuve con el padre tres días. Sales diferente de eso. He cubierto sucesos muy traumáticos y he hablado con malos. Eso te ayuda a ser mejor persona, aunque suene pomposo.

–¿Una expareja puede ser como un fantasma al seguir presente en nuestras vidas?

–Un fantasma no siempre tiene connotaciones negativas, puede ser una compañía invisible muy placentera. Es curioso, hace un año hubieras dado la vida por tu expareja y ahora ya no. Para ti es otra persona. Hace un año querías hacer el amor con ella y ahora es como si fuera tu hermana, porque el amor se ha reconvertido en amistad. Cuando ves a tu ex después de mucho tiempo te da un vuelco el corazón, porque es tu pasado.

–¿Cómo lleva que le preguntemos tanto sobre el amor, como si fuera un especialista en la materia?

–Respondo irónicamente y en algunos titulares echo de menos un emoji. No doy consejos, promociono mi novela. Sobre el amor no tengo ninguna respuesta que los demás no tengan. De lo último que puedo pontificar yo en la vida es del amor.

–Admira las relaciones largas.

–Me parece admirable que dos personas consigan unirse y no separarse. Veo a mis padres y me parece milagroso que hayan esquivado tantas tormentas. Establecer códigos por los que vais a estar siempre juntos, entendiendo que se sucumba a las tentaciones… Si llego a los 70 años echaré de menos mirar a alguien y decir ‘cincuenta años tú y yo juntos’… Bueno, todavía puedo conseguir una buena relación de 30 años.

–¿Se escribe mejor dolorido por una ruptura? ¿Sale mejor una columna cuando estás indignado?

–Yo escribo mejor tranquilo y concentrado. Mis mejores crónicas no las he escrito con el móvil cuando el Madrid marca en el minuto 95. Cuando estaba terminando ‘Mirafiori’, me separé después de una relación larga. Y no pude escribir nada, porque estaba intoxicado, la tristeza era mía, no del narrador. Paré seis meses hasta que pasó la tristeza. Lo único que escribí absolutamente devastado fue el obituario de David Gistau. Estoy muy orgulloso de ese obituario.

Manuel Jabois en Bilbao.

Manuel Jabois en Bilbao.


Yvonne Iturgaiz

–Usted se ha abierto mucho en sus escritos periodísticos. ¿Se arrepiente de ello?

–Yo me quemé mucho, deliberadamente, sin pensar que algún día iba a girar por España y los periodistas me iban a hacer preguntas. No me avergüenzo, con la vida de uno se puede hacer periodismo. A veces me preguntan si ahora me autocensuro, pero creo que tiene que ver con la edad. Mi vida no es tan diferente a cuando tenía 25 años. No lo cuento tanto porque a un tipo de 45 años no deberían pasarle estas cosas.

–«El único periodista de prensa escrita que aparece en un anuncio de coches», le definían en ‘El Mundo’. ¿Le pesa el estatus de periodista estrella?

–Las columnas de prensa me han hecho conocido y los dos primeros libros se vendieron bien, aunque no a nivel de salir en un anuncio de coches. No hago tele, he tenido ofertas hasta para presentar un programa. Lo que mejor hago en la vida es escribir. Hablar en la radio me ha costado un huevo. Verme en la televisión me espanta.

–¿Los periodistas escribimos ahora para ser virales?

–No. Tú y yo podemos ser virales ahora mismo con un tuit. Sabemos qué pedales pisar, a mí no me compensa. Lo bueno es cuando se hace viral sin buscarlo. Mi artículo más viral, ‘Hay más cuernos en un buenas noches’, lo escribí en un tren con el móvil, agobiadísimo, porque tenía que cubrir el caso del niño del pozo en Totalán.



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Marc Valldeperez

Soy el administrador de marcahora.xyz y también un redactor deportivo. Apasionado por el deporte y su historia. Fanático de todas las disciplinas, especialmente el fútbol, el boxeo y las MMA. Encargado de escribir previas de muchos deportes, como boxeo, fútbol, NBA, deportes de motor y otros.

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