El desafío de retener talento en la economía del conocimiento – Clarín

MarkeTic es un emprendimiento unipersonal que exporta desde hace varios años soluciones de marketing para el mundo de la tecnología e informática (IT) a México, Uruguay, Chile y Estados Unidos. Su dueña es Carolina Bandoli, quien trabaja con un equipo de colaboradores a demanda y contó que este año el 15% de su facturación correspondió a ventas externas.

“En nuestro caso hay una demanda muy fuerte porque estamos orientados a un nicho de mercado. Tenemos unos 200 clientes globales que nos contactan a través de la página web y los canales on line”, dijo Bandoli.

Desde el punto de vista fiscal, la empresaria es Responsable Inscripta y factura las exportaciones de sus servicios con Factura E. Desde el exterior le pagan a su cuenta local en dólares.

“Nuestros servicios consisten en diseños de eventos o webinars con nuestra base de datos, proyectos de re-branding de marcas o capacitación en marketing B2B (Business to Business). Y el precio promedio de cada servicio ronda los 600 dólares”, agregó Bandioli.

Las exportaciones de servicios del conocimiento (SBC) como los que vende MarkeTic al exterior crecieron 8,8% en la primera parte del año, constituyéndose en el quinto complejo exportador del país.

Un informe de Argencon, la entidad que agrupa a empresas de las Economías del Conocimiento, dice que en Argentina entre julio 2022 y agosto 2023 las exportaciones de la Economía del Conocimiento sumaron US$8.059 millones, contra importaciones por US$7.492 millones. El empleo formal del sector, en tanto, exhibió un crecimiento interanual de 5,9%.

Sin embargo, ese crecimiento es muy inferior al verdadero potencial de la Argentina como exportadora de materia gris, según el análisis del titular de Argencon, Sebastián Mocorrea.

“Miles de excelentes profesionales prefirieron abandonar el mercado formal para trabajar individualmente para clientes del exterior cobrando en moneda dura, fuera de toda regulación local”, dijo Mocorrea. “Las Economías del Conocimiento representan una de las principales fuentes de empleo y generación de divisas del país. Sin embargo sentimos que la oportunidad de desarrollo y crecimiento que tenemos está siendo desaprovechada a causa de la brecha cambiaria que impacta en el mercado laboral”.

¿Cuántas son las personas que trabajan en la Argentina para empresas del exterior, sin ingresar los dólares a causa del cepo? Carlos Pallotti, histórico referente del software y en su momento promotor de la Ley de Economía del Conocimiento, ensayó una aproximación.

“Se calcula que en los últimos tres años cerca de 70.000 desarrolladores o programadores salieron de la relación de dependencia para vender sus desarrollos afuera”, aseguró Pallotti.. “El que exporta busca dejar a resguardo en el exterior parte de lo facturado. Y no está mal. Solo ingresa lo necesario para pagar los sueldos, que es el principal componente del presupuesto”, agregó Pallotti, quien remarcó que, como contrapartida, el trabajo de un “freelancer” tiene alcance corto. “Ninguna empresa (de Argentina) puede pagar los sueldos en pesos equivalentes a los que gana un freelancer en dólares, al menos respecto a la cotización informal. Pero el freelancer tampoco está en condiciones de encarar grandes proyectos, algo que sí puede desarrollar una empresa”.

Sergio Candelo es titular de Snoop Consulting, una empresa de software que emplea a 100 personas entre su sede central en Buenos Aires y una subsidiaria en Chile. Exportan servicios de consultoría, soluciones en el sistema de integraciones WSO2 y de aplicaciones de Google.

Candelo explicó que para poder exportar al dólar oficial desde Argentina, el camino es resignar ganancias. “Cobramos al dólar oficial, por debajo del MEP y del CCL, de modo que hemos resignado rentabilidad. Para ganar lo que podríamos ganar con esos tipos de cambio, tendríamos que duplicar el precio de exportación y ya no seríamos competitivos”, dijo.

Esos mismos servicios cotizan a a valores mucho más altos en el exterior, agregó el empresario. “El costo de producir los desarrollos que exportamos se ubica entre 15 y 50 dólares por hora/persona. En el mercado internacional, esos mismos desarrollos cotizan entre US$25 y US$60 la hora/persona. Esto habla del dificil equilibrio que tenemos que hacer para mantener los planteles”, aseguró.

Fundada hace 30 años por los hermanos Daniel y Sergio Cantore, AW Artware es una empresa de software con 260 empleados que exporta a Uruguay, Chile y España.

Su negocio central es el desarrollo de adaptaciones del ERP (Enterprise Resource Planning) de Microsoft a los requisitos legales, contables e impositivos de cada país de América Latina. Se trata de una extensión de software en la que trabajan “full time” 100 de las 260 personas.

“Facturamos como servicios de software, usando Factura E y el monto facturado es girado a nuestra cuenta bancaria local”, explicó Alejandra Onisczuk, socia de la empresa. “No tenemos problemas para retirar el dinero de la cobranza, que utilizamos para solventar los gastos. En nuestro caso, los sueldos representan el 86% del costo total de producción”, agregó la empresaria, quien señaló que la rotación del plantel, por empleados que renuncian para trabajar por su cuenta ronda el 11% anual.

En junio del año pasado hubo una flexibilización del cepo cambiario para el sector. A los independientes se les eximió de la obligación de liquidar en el mercado único y libre de cambios (MULC) las divisas por exportaciones por un monto de hasta 12.000 dólares anuales. En el caso de las empresas, se les permitió acceder al tipo de cambio oficial siempre que aumenten el volumen exportado por un tope de hasta US$ 12.000 anuales.

“Las ventajas son innegables”, dijo Elda Almeida, titular de Triness Consultora. La firma exporta en forma bastante regular servicios profesionales para la gestión de sustentabilidad de “Triple Impacto” a Uruguay, Venezuela, Guinea Ecuatorial y Estados Unidos.

“Se trata de productos customizados o empaquetados. Son programas de capacitación y mentoring sobre temas como el cuidado del medio ambiente, economía circular y recuperación de la biodiversidad”, explicó Almeida. “Están destinados a gerentes de pymes que entienden que se tienen que subir a esta ola si quieren ser competitivas. Y por eso crece el interés desde diversos países”.

Los envíos al exterior se hacen a través de plataformas digitales. La facturación es directa y el pago se acredita en la cuenta local. Pero en algunos casos se hace a través de alianzas locales, por contrato.

María Noel Lucano es psicóloga y además de realizar sesiones de terapia con pacientes en el exterior, también ha comercializado servicios de coaching y capacitación a través de su consultora MNL, para clientes de Ecuador, Paraguay, España y Australia.

“Empecé a trabajar en modalidad virtual con la pandemia y entre otras ventajas descubrí el negocio de enviar al exterior formatos de capacitación en habilidades blandas, con programa generalmente a medida de 3 a 6 meses. Actualmente estoy trabajando con una fundación sin fines de lucro de Ecuador, que está armando un programa de asistencia a emprendedores”, contó. La cotización de cada programa de MNL, que depende de su duración en tanto son diseñados a medida, se ubica entre 2.500 y 3.000 dólares, que la empresaria cobra a través de Paypal.

Las exportaciones de la Economía del Conocimiento se han duplicado en los últimos trece años. En el mismo lapso, el crecimiento en rubros como el software se ubicó ligeramente por encima del 200%, a pesar de haber enfrentado grandes cuellos de botella en materia de recursos humanos calificados. Y el consenso de las entidades de estos dos sectores es que se podría crecer mucho más, si no fuera por los desequilibrios macroeconómicos.

“A pesar de la competencia global y las excepcionales capacidades de las industrias del conocimiento argentinas, su potencial creativo no puede quedar neutralizado por un entorno disfuncional”, señaló Mocorrea.

Por su parte, Pallotti agregó que el crecimiento de las exportaciones de software “va a superar holgadamente los dos dígitos cuando se superen el cepo y la brecha cambiaria”.