El Barça Atlètic de Rafa Márquez está siendo el equipo al que los aficionados culés están acudiendo en este inicio de temporada para ver qué se cuece en el fútbol base azulgrana. Lejos de aquellos filiales que juntaban a cedidos y a fichajes sin nivel, el actual es un equipo que bebe directamente de La Masia, con Astralaga, Fort, Bernal, Casadó o Garrido como puntales. Y de entre todos ellos, hay uno que lleva tiempo siendo uno de los proyectos más estimulantes del fútbol base del Barça: Pau Cubarsí (2007). “Es el mejor central que he visto en La Masia”, relata a Relevo un entrenador del Barça con experiencia. Cubarsí, que ya fue convocado para jugar en Villarreal, repetirá ante el Shaktar con opciones de jugar.
Como Marc Bernal, que pasó del Cadete A del equipo al Barça Atlètic, Cubarsí también está teniendo una progresión meteórica, aunque su caso es distinto, pues en cada equipo en el que ha estado siempre ha sido uno de los más destacados, subiendo de categoría en distintas ocasiones. El jugador llegó al Barça como Alevín de segundo año tras despuntar en el Girona. “Le veías jugar y ya intuías que era especial, iba muy sobrado“, señala un ex entrenador suyo a Relevo. El pasado curso, siendo todavía Cadete, ya jugó con el Juvenil A, con jugadores hasta cuatro años más grandes que él. Y en este inicio de temporada, Cubarsí ya es el central titular del Barça Atlètic junto a Mika Faye por la lesión de larga duración de Pelayo Fernández.
Los que le conocen hablan de Pau Cubarsí como un jugador muy maduro para su edad, algo que se refleja en la forma de jugar que tiene, alejada de cualquier histrionismo, como si la experiencia (que todavía no tiene) fuese algo con lo que ha nacido. El central de Estanyol compite con muchísima madurez, no solo jugando, sino también estudiando el juego. De hecho, Cubarsí tiende a debatir con los analistas del Barça Atlètic acerca de su rendimiento, mostrando muchísimo interés en el juego y las distintas posibilidades que nacen de él. Su margen de progresión es proporcional a la edad que tiene, ya que la vida de un central suele ser más longeva y su aprendizaje más tardío. Con 16 años, el de Girona ya domina muchos registros.
Cubarsí es un defensa nato. Le gusta defender. Combina lo mejor de los centrales formados en La Masia (visión de juego, inteligencia con la pelota) con aquello que se trae de serie (instinto defensivo, capacidad para defender situaciones en inferioridad). El central, que está en 182 centímetros y la proyección de crecer un poco más, combina una habilidad élite para superar líneas rivales con un golpeo de balón que le hace ser el primer mediocentro de sus equipos. Tiene un rango de pase amplísimo que le permite encontrar a los alejados con facilidad, y puede filtrar hacia dentro con ambas piernas sin despeinarse, convirtiendo a Cubarsí en un central que permite a sus equipos defender siempre en campo rival.
Este tipo de pases son los que distinguen a un buen central con balón de uno que es distinto. No es tanto porque lo sepa dar, sino porque los da con mucha frecuencia, alimentando sus posesiones de una fluidez que parece no acabarse nunca. El propio Rafa Márquez reconoció en Sport que Cubarsí le recuerda a él. Y un ex entrenador del central lo define a Relevo de la siguiente forma: “Me recuerda a Guardiola pero jugando de central. Lo ve todo”.
No es extraño que Rafa Márquez se vea reflejado en Cubarsí viendo el tipo de envíos que domina con 16 años. “Es un jugador espectacular. Nos ayudará mucho a futuro”, apuntan desde el staff del primer equipo sobre Cubarsí. El central, que ya fue convocado a un partido de Liga, podría entrar en los planes de Xavi en algún momento de la temporada de seguir a este nivel, y desde el club tienen claro que es proyecto de primer equipo. Pero la paciencia debe ser la que guíe el proceso de crecimiento de Cubarsí, un central que debe aprender a convivir con el error para que cuando se dé en el máximo nivel, la confianza no baje ni un milímetro.
Defensivamente, el nivel de Cubarsí es altísimo. Es un central tranquilo, muy poco tendiente al desorden. De ahí que la pareja que hace con Mika Faye, fichado este verano, sea tan complementaria. Mientras Pau es cerebral y más posicional, Faye es un jugador portentoso a campo abierto, asumiendo el rol de central corrector. Cubarsí, que con las inferiores de España ya se ha codeado con algunos de los mejores atacantes de su generación, es un central completísimo en el apartado defensivo. Domina el juego aéreo (80% de duelos vencidos en 1a RFEF), sabe posicionarse en área propia y es contundente en los duelos, mostrando mucha técnica defensiva para anticipar y ganar a su par.
Físicamente es un jugador fuerte para su edad, corpulento y con un punto de dureza que no le hace flaquear en acciones de choque ante rivales más poderosos. Es intuitivo y deja acciones de un alto valor colectivo, porque Cubarsí parece tener más trucos de los que su edad indica. Rara vez va al suelo de forma precipitada y sabe mantener el tipo en situaciones en los que el rival le hace dudar. El catalán disfruta defendiendo, algo que los centrales en el Barça lo hacen poco en categorías inferiories debido al dominio que tienen. Es por eso que es tan importante el ir con selecciones, ya que los jóvenes se enfrentan a los mejores y miden su nivel, y desde el Barça apuntan el mensaje que les lanza la Federación: La generación 2007, con Cubarsí, Lamine Yamal o Bernal a la cabeza, “es de las mejores que hay a nivel mundial”.
Esa elegancia define su juego, que es pulcro, cerebral y muy consciente de cada situación. Sus flaquezas, a parte de las propias por la edad, residen en el control que va a necesitar de los espacios para que su falta de velocidad punta no le penalice. Es un jugador que no gira a máxima velocidad, por lo que si queda fijado por un futbolista es más fácil que le busquen la espalda y la encuentren. De ahí que su relación con Faye sea tan exitosa, porque ambos se comoplementan a las mil maravillas. Esta carencia no es una limitación, pero sí le obligará a ir aprendiendo trucos para hacerse fuerte allí donde sus mayores virtudes coinciden.
Los centrales maduran tarde porque el oficio requiere paciencia, errores y aprendizajes a marchas forzadas. La exposición a la que está sometido un central es distinta a la de cualquier otro jugador de campo. Cubarsí, que es juvenil de primer año, ya compite en el filial como si hubiese nacido haciéndolo y el primer equipo, aunque todavía lejos, parece el único punto al que el jugador pueda acabar llegando.
