El Atlético de Madrid afronta su tercer partido de la Champions 2023-24 ante el Celtic, un lobo con piel de cordero. Lobo en la Scottish Premiership: ocho triunfos, un empate, ninguna derrota, 23 goles a favor y seis en contra; y cordero en la Liga de Campeones, con dos derrotas ante el Feyenoord (2-0) y Lazio (1-2). La cara más letal del equipo de Brendan Rodgers la sufrió el central Luiyi de Lucas, en el encuentro correspondiente a la sexta jornada de la liga escocesa entre el Livingston y el Celtic (0-3), celebrado el pasado 23 de septiembre. “El Celtic domina el balón y sabe salir a la contra”, advierte para Relevo el futbolista hispano-dominicano.
“No les fue bien ante el Feyenoord, pero intentaron hacer lo que hacen en la liga: dominar y superar con los extremos. También son rápidos en los contraataques. Y manejan bien ambos estilos de juego. En el partido que jugamos contra ellos, yo tuve la mala suerte de hacer el penalti en el minuto 14 y luego no aprovechamos la expulsión de su portero, Joe Hart (28′); en la segunda parte nos marcaron otros dos tantos. Contra nosotros destacaron mucho los extremos (Maeda y Forrest), que estaban rotándose y rompiendo líneas continuamente, con centros y jugadores incorporándose desde tercera línea. Y arriba tiene mucha presencia Kyogo Furuhashi”, recuerda.
La historia de Luiyi, central de 1,94 y 29 años, es la de otros tantos emigrantes del fútbol español. En su caso, aterrizó en nuestro país con tan sólo 3 años procedente de la República Dominicana y pasó por diferentes equipos en España, entre Segunda B y Tercera: Izarra, Lealtad, Caudal, La Roda, Azuqueca o Marchamalo; además de probar suerte en Primera en su país de origen, en el Cibao y el Barcelona Atlético; y en Finlandia, en el Haka Valkeakoski.“Ni de coña me esperaba acabar aquí, en la Primera División de Escocia. Uno tiene sueños de jugar en el Madrid o en otro sitio así de grande, pero eso es muy difícil y al resto nos toca otros caminos. Yo, particularmente, lo estoy disfrutando mucho”, resume el zaguero.
Alcanzar el escaparate escocés, donde el Livingston ocupa actualmente la séptima plaza, no fue fácil. “El permiso de trabajo fue lo más complicado. Tuve que hacer un examen de inglés. Previo a eso se establece una base de puntos, tienes que tener 15; te los dan si has jugado en las cinco grandes ligas o si has jugado con tu selección tiene un buen ránking. Yo de esos 15 puntos, sólo tenía 5. Luego se forma un comité para que te acepten o no con carta de recomendación. Fue lo más complicado y más tenso. A la semana y media tuve el permiso de trabajo, había compañeros que se habían tirado meses esperándolo. Llevaba sin hacer un examen de inglés diez años, pero saqué un notable alto”, cuenta con una sonrisa.
Fijo en el Livingston
Luiyi acumula el 80% minutos de juego y es un fijo para David Martindale. “Cuando llegué en enero tuve mi proceso de adaptación y me costó entrar. Pero ahora me he ganado el respeto y la oportunidad de disfrutar este escaparate. Este fútbol, salvando las distancias, es como la Premier League, con un juego directo y muy agresivo: no te dejan pensar en comparación con España. Creo que mis virtudes se adaptan bien aquí, porque tengo rapidez para las transiciones”, subraya el jugador de Transfer Football Management.
Eso sí, a lo que no se termina de acostumbrar es a la falta de sol. “En Escocia lo peor es la lluvia. No es ningún mito, por semana te llueve dos o tres veces siempre. El sol te anima y te hace estar de buen humor, por eso hay que ser mentalmente fuerte. Aquí la gente no lleva ni paraguas. Yo me he adaptado y tampoco lo llevo. Me cubro siempre con una capucha”, sostiene.
