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Su éxito fue reconocer el fracaso: «Le cogí asco al fútbol y comía … – Relevo



“Le cogí asco al fútbol. Aunque suene raro o la gente pueda pensar que estás loco: llega un momento que odias lo que haces. Cuando eres joven, nadie te cuenta la otra cara de esto: que vas a estar en Prensa, que la gente te va a criticar e incluso te van a abordar por la calle con actitud agresiva para pegarte. No sabía decir exactamente lo que sufrí, pero en el libro lo pongo. Sufrí un tipo de ansiedad o depresión. Me obsesioné. Si lo sé, habría acudido antes al psicólogo y habría parado como ha hecho Camarasa”, así de duro y valiente nos habla el futbolista Óscar Fernández González (28 años, Renedo de Piélagos). Quedamos con él para charlar de fútbol, pero su aprendizaje sobre el concepto relativo del éxito se puede aplicar para cualquier ámbito. “Vivimos en la época de las redes sociales y de la felicidad obligatoria, pero debemos darle normalidad a muchas cosas cotidianas que nos ocurren”, advierte.

Óscar rompe el todavía tabú, en forma de libro, para muchos jugadores: ‘Vida y fútbol: La importancia de aprender a fracasar’. Debutó en Segunda División en el año 2015, con apenas 19 años, y se convirtió en indiscutible en el Racing de Santander (jugó 88 partidos). Un diamante en bruto, de esos que solemos fabricar los periodistas con tanta rapidez como otras veces destruimos, al que la realidad le abofeteó por el camino.

“Cuando recibes esa primera bofetada de la vida te das cuenta de que no todo es como tú pensabas. Desde pequeños nos educan para triunfar y tener éxito. Si no llegas a lo más alto, no eres válido. La vida es fracasar, levantarse y aprender. Este libro espero que ayude a otras personas como a mí”, subraya.

Del Racing pasó al Alcorcón en 2018, en Segunda División, pero fue cedido al Fuenlabrada sin jugar nunca con los alfareros. A partir de ese momento encadenó tres años de caída libre, de luchar contra esa sombra que construyó sobre sí mismo en la que se veía como exitoso futbolista de Primera División. ¿Cuándo empezó esa crisis? “Cuando llego al Fuenlabrada la verdad es que la pretemporada fue genial y todo hacía pensar qué bien está este chaval en Madrid, ganando dinero y tal… Pero no sé vivir sin mi familia ni mis amigos. ‘Si estoy aquí me tiene que salir bien sí o sí’, repetía. ‘Tengo que llegar a Primera o Segunda porque estoy sacrificando mucho’, insistía. Me empieza a obsesionar el fútbol”, analiza el hoy jugador de la Sociedad Deportiva Logroñés (Grupo 1 de Primera Federación).

“Un día acudo al psicólogo porque tenía un problema grande. Mi cabeza dio un vuelco de 180º. Me hizo ver que el fútbol no es todo en la vida”

ÓSCAR FERNÁNDEZ
Jugador de la SD Logroñés

Pasó también por el Castellón, Barakaldo, Don Benito y Pontevedra. Como a tantas otras personas de nuestra sociedad, el parón por el COVID le hizo ver esa realidad que llevaba casi tres años intentando tapar. “Paso mucho tiempo en casa, hago muchas excursiones y disfruto de la vida. Me doy cuenta: ‘Yo aquí tengo un problema grande y tengo que acudir a un psicólogo’. Acudo a José Miguel Manzanares, que había trabajado en equipos como Alavés y Racing. Después de acudir a él, mi cabeza da un vuelco de 180º. Me hace ver que el fútbol no es todo en la vida”, confiesa.

«Es un error no compartir y encerrarte en ti mismo»

Óscar Fernández sufrió un problema similar al que en su día padeció Sietes, aquel ‘3’ asturiano que despuntó en el Oviedo, a mediados de los 90, y que no pudo triunfar en Valencia por sentir morriña de su Asturias natal (sí rindió, en cambio, en el Racing). El extremo diestro ha curado su herida a través del libro que ha escrito: “Es muy sanador el hecho de narrar tus propias vivencias. Es un error no compartirlas con nadie. A mí me ha pasado: el hecho de no compartir, de callarlo y de encerrarte en ti mismo. Lo escribí porque necesitaba soltar. Estoy en el mundo del fútbol y he jugado en muchos equipos: más de uno, más de dos y más de tres sufren lo que yo he sufrido, pero no lo quieren hacer visible. Yo era el primero. Pero hay que darle normalidad. Antes pensaba que te hacía débil y vulnerable o menos fuerte que los demás, y por eso no lo compartía. No quieres verte en esa tesitura: a ver si el entrenador no me va a poner porque me ve débil, a ver si me van a echar porque no valgo para esto y soy flojo…”.

Óscar se ha machado un montón de veces con las típicas preguntas que no paraban de resonar en su cabeza: “¿ Valdré para esto? ¿Volveré a ser el que era? Ya no soy rápido, ¿Qué me pasa?”. Porque en esos tres años de crisis atravesó lo que nunca antes había vivido, ya que siempre había destacado desde el Atlético Perines hasta el Racing. De estrella a descartado. “En Fuenlabrada, por ejemplo, me dijeron en Navidades: ‘No vas a seguir’. Yo no estaba preparado para eso. En Barakaldo me dijeron que no contaban conmigo el último día de mercado y me preguntaba: “¿Habré empeorado tanto desde que estaba en el Racing?”.

Ahí es donde se dio cuenta de que lo que le impedía avanzar era su propio ego. “Te obsesionas con que tienes que hacerlo todo bien y no le das normalidad a la vida. Ni al fracaso. Mi ego mi insistía en que siguiera, pero tenía que buscar ayuda. Hoy estoy mejor que nunca, pero jamás olvidaré la primera charla con el psicólogo, cuando me recibió con un aplauso y me dio con mucha confianza. Solté todo lo que llevaba dentro y me di cuenta que mi problema era mejorable”.

Ayuda profesional, mucho trabajo personal y lectura de autores como Robin Sharma, Curro Cañete o Robert Kiyosaki, así como los escritos por diferentes deportistas de primer nivel para superar el bache: afrontar el fracaso como otra parte más de la vida. En la 21-22 acepta irse al Racing Rioja, en Segunda RFEF y a 250km de casa, para volver a encontrarse a sí mismo. De ahí al Marino de Luanco, también de Segunda RFEF, y este curso en la Sociedad Deportiva Logroñés, en el grupo 1 de Primera RFEF.

Ahora que se encuentra “completamente sanado” es capaz de analizar aquellas cosas que no hizo bien en el pasado o que le afectaron más de la cuenta. Sin miedo y sin complejos. “Si tuviera diez años menos, me cuidaría muchísimo más. Ahora los niños, con las redes sociales, empiezan a beber antes, a fumar antes, a probar malas cosas antes y estar hasta altas horas antes”, detalla. Avisa también a todos esos padres que obsesionan a sus hijos: “Les hacen creer que son el futuro Messi o Cristiano. Hay muy pocos padres que gestionan bien a sus hijos. Sólo tienes que ir a ver un partido cualquier fin de semana, a cualquier Comunidad de España, en categoría alevín, infantil o cadete. Hay actitudes lamentables que hacen que obsesionen a sus hijos. Acaban el partido y empiezan a corregirles en lugar de preguntarle si han disfrutado”.

Y en ese ambiente tóxico que respira tantas veces el fútbol, un pequeño tirón de orejas también para los medios de comunicación. “Me afectaban las críticas porque las leían mi familia y mis amigos. Yo no quería que mis padres se sintieran mal por eso. No quieres verlos mal por ti. Cuando sale bien un partido, eres el mejor del equipo. Y cuando salen mal, piensas que no vales para esto. Esto es lo que pasa con periodistas deportivos algunas veces, que son poco empáticos. Me gustaría que se pusieran en nuestro lugar. Cuando juegas malos partidos y no ganas: ‘Hay que cambiarlo. No vale para esto’. Y cuando lo haces bien: ‘Ya decía yo que este chaval iba a llegar lejos’. Demasiados contrastes cuando tú no sabes gestionar esos contrastes”, comparte con la seguridad de quien ha sabido mirar de frente a sus propias sombras.

José Luis Guerrero

José
Luis
Guerrero
coordina
los
contenidos
de
la
redacción
de
Relevo
además
de
cubrir
la
información
del
Atlético
de
Madrid.
Licenciado
en
Periodismo
por
la
Universidad
Complutense
de
Madrid,
empezó





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Rohit Palit

Periodista deportivo y graduado en Ciencias de la Comunicación de Madrid. Cinco años de experiencia cubriendo fútbol tanto a nivel internacional como local. Más de tres años escribiendo sobre la NFL. Escritor en marcahora.xyz desde 2023.

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