Boxeo

Un cordobés encontró en el fútbol para ciegos el motor de su vida … – La Voz del Interior


Y fue la sensación inexplicable de ponerse en el arco y de ver lo que sus compañeros de equipo no podían ver, pero que, sin embargo, intentaban conseguir sobre la base de un poco de intuición y de otro puchito de sexto sentido. Eso le sucedió a Gonzalo Abbas Hachaché cuando, por su amistad con Lucas Rodríguez, su compañero de facultad, con el tiempo vanguardista en eso de patear la pelota con sonido de cascabel, se puso a la retaguardia de una formación integrada exclusivamente por chicos ciegos.

Ese fue su comienzo. Estudiante en Ingeniería en Sistemas, claudicó de sus aulas por otras que le depararían la profesión más deseada y las sensaciones más fuertes e increíbles. Fue profesor en Educación Física y de pronto, sin quererlo, se convirtió en el arquero del seleccionado cordobés de fútbol sala para ciegos. Luego, en el arquero de la selección argentina y, más tarde, por su afán de evolucionar, en el entrenador del seleccionado que ganó el primer Mundial femenino, disputado este año en Birminghan, Inglaterra.

Gonzalo Abbas Hachaché, el cordobés que sigue haciendo historia grande en el fútbol para ciegos. (Facebook Gonzalo Abbas Hachaché)

–Contame un poco tu historia, Gonzalo…

–Yo lo conozco a Lucas Rodríguez en la facultad. A mí me gustaba el fútbol. Y me gustaba atajar. Me hice amigo de él. Yo le grababa los audios; estudiábamos juntos. Él ya jugaba en la selección argentina. Todavía no se conocía mucho de fútbol para ciegos. Debido a mi desconocimiento, me dio interés por verlo jugar. Me invitó, y fui a la Plaza de la Intendencia; estaban disputando una fecha de la Liga Nacional y me encantó. Me fascinó el deporte. Entonces, me dije: “Quiero atajar, quiero ser parte del equipo”. Empecé a entrenar con ellos en el equipo de Córdoba y al año siguiente, en el 2001, me convocaron a la selección argentina. Y a partir de ahí, participé en campeonatos mundiales, Juegos Paralímpicos, copas América, torneos sudamericanos. Desde que empecé a jugar, dije: “Esto es lo que me gusta, esto es lo que me apasiona”. Y si bien antes de empezar Ingeniería en Sistemas yo había pensado estudiar en el profesorado en Educación Física, tomé una determinación, guiado por mi familia. Pero cuando empecé a jugar, me dije: “No, este es un mensaje para que haga el profesorado”, que era lo que había pensado en un primer momento. Desde ahí fui arquero durante 10 años y en ese lapso me fui preparando, me fui capacitando porque quería, cuando dejara de atajar, ser el entrenador de la selección argentina.

–¿Cuándo fuiste de entrenador, ya te habías recibido de profesor?

–Si. Estudié durante mi carrera como arquero; y cuando me retiré en el 2011 en la selección argentina y en el 2012 en el equipo de Córdoba, ya era profesor. Empecé con el equipo de Córdoba, con los Guerreros, y luego seguí con las chicas, con las primeras chicas que se animaron a jugar al fútbol.

–¿Fuiste jugador de divisiones inferiores en algún club?

–Cuando iba al colegio La Salle, jugaba en el club Lasallano; también jugué en la Lifi, después pasé al colegio Robles y también estuve en Huracán de barrio La France. Después dejé porque empecé el secundario. Jugué en ligas amateurs, con amigos; ligas barriales, siempre como arquero. Me gustaba también jugar de delantero, pero se ve que como no la embocaba, terminé atajando. Cuando ingresé a la Universidad, no estaba jugando al fútbol y después surgió todo lo que me permitió hacer esta carrera.

Gonzalo Abbas Hachaché, el cordobés que sigue haciendo historia grande en el fútbol para ciegos. (Facebook Gonzalo Abbas Hachaché)
Gonzalo Abbas Hachaché, el cordobés que sigue haciendo historia grande en el fútbol para ciegos. (Facebook Gonzalo Abbas Hachaché)

–¿Qué tal fue tu primera experiencia de jugar con ciegos?

–Cuando le dije a Lucas que me gustaría colaborar y empecé a atajar, me di cuenta de que no estaba colaborando, era uno más del equipo. El arquero tiene la característica de ver, a diferencia del resto de los jugadores de campo, que son ciegos. Entonces no estaba colaborando, me estaban dando la posibilidad de integrar una selección argentina, sabiendo que, quizá con el fútbol convencional no hubiera tenido la oportunidad ni de jugar en una liga regional o provincial. Eso me apasionó porque jugar una Liga Nacional, y después jugar todos esos torneos internacionales, hizo que lo tomara con total responsabilidad.

–Desde el punto de vista humano, ¿los tenés que tratar con más delicadeza o sucede lo mismo que en el fútbol convencional?

–No, no; es fútbol. A nivel de alto rendimiento, hay muchas exigencias: de los cuerpos técnicos, de los dirigentes, del mismo equipo, de querer ganar, de querer mantenerse en una buena posición a nivel mundial. Se exige, se compite por un puesto, hay muchos jugadores que quieren participar. Se genera una competencia interna importante. El entrenador sabe de esa competencia y tiene que lograr que esa competencia sea individual y no con el otro, para poder armar un grupo sólido.

–¿Hay discusiones, enojos?

–Hay discusiones y enojos. Después se habla en el vestuario. Hay jugadores con distintas características…

–¿Es más sensible el jugador ciego?

–No. Depende de sus experiencias anteriores. Creo que cuando están jugando un torneo importante, obvio que hay sensaciones importantes. Hay mucha presión por llegar a la selección, por jugar un Mundial, por acceder a un podio, por la historia que tienen los Murciélagos. Durante varios años, a la selección argentina le costó muchísimo ganarle a Brasil; y en los últimos años, esa tendencia se revirtió. Salimos campeones del mundo en el 2002 y en el 2006, y recién este año volvimos a ser campeones del mundo.

Las Murciélagas se consagraron en el primer Mundial para ciegas desarrollado en Inglaterra. Yohana Aguilar (la goleador de la final y del Mundial con siete tantos), Gracia Sosa (la mejor jugadora del torneo con cuatro) Constanza Carrizo, Elena Quinteros y la arquera Melisa Flores, que es vidente, fueron las cordobesas de la selección. Las chicas fueron preparadas en el club Municipal y entrenadas por Gonzalo Abbas Hachaché, que también es cordobés y fue glorioso integrante de Los Murciélagos.
Las Murciélagas se consagraron en el primer Mundial para ciegas desarrollado en Inglaterra. Yohana Aguilar (la goleador de la final y del Mundial con siete tantos), Gracia Sosa (la mejor jugadora del torneo con cuatro) Constanza Carrizo, Elena Quinteros y la arquera Melisa Flores, que es vidente, fueron las cordobesas de la selección. Las chicas fueron preparadas en el club Municipal y entrenadas por Gonzalo Abbas Hachaché, que también es cordobés y fue glorioso integrante de Los Murciélagos.

–Sos un caso inédito en el fútbol en general. Sos el primero en ganar mundiales como jugador y ganar un Mundial como entrenador.

–Así es. Como jugador, salí campeón mundial en 2002 en Río de Janeiro y en 2006 en Buenos Aires. Luego, salí subcampeón en los Juegos Paralímpicos de Atenas en 2004 y medalla de bronce en Beijing, en 2008. Y como entrenador, salí varias veces campeón nacional con Los Guerreros, el equipo de Córdoba del club Municipalidad. Y con Las Guerreras salimos varias veces campeones nacionales, y este año salimos por primera vez campeones mundiales con las Murciélagas en Birminghan, Inglaterra.

–¿Por qué Córdoba es potencia en el fútbol para ciegos?

–Porque trabajamos mucho. Lucas Rodríguez fue un referente en el fútbol adaptado. Desde 1998 participa de la selección argentina. Ha hecho un camino importante y, a partir de 2009, cuando vinimos al club Municipalidad a trabajar, hemos sacado muchos jugadores y jugadoras. La Municipalidad siempre nos dio el apoyo para trabajar libremente en el fútbol masculino, en el fútbol femenino y en las escuelitas.

–¿Y qué sucede con las mujeres? ¿Cómo se desenvuelven en la cancha?

–Es increíble. Empezamos con dos chicas: Guadalupe García y Ángeles Romero, cuando no había ningún equipo femenino en el mundo. Solamente había chicas jugando en equipos masculinos. Les dije que se animaran, que confiaran… En ese momento, no era fácil porque no teníamos competencia. Pero se fueron agregando.

Las Murciélagas campeonas del mundo en fútbol para mujeres no videntes en la Planta del diario La Voz. (José Gabriel Hernández / La Voz)
Las Murciélagas campeonas del mundo en fútbol para mujeres no videntes en la Planta del diario La Voz. (José Gabriel Hernández / La Voz)

–¿Te costó seguir sumando chicas?

–No costó porque se fueron sumando. Nunca les habían dado la oportunidad de jugar. No fue difícil que se sumaran para jugar, sino que los clubes les dieran lugar para jugar. Las chicas querían jugar, pero no había instituciones que les permitieran participar.

–¿Qué impacto positivo tiene en la personalidad de los chicos ciegos la práctica del fútbol, en este caso?

–El deporte les da más seguridad, más autonomía, confianza. Cuando voy por la calle y veo una persona ciega, me doy cuentade si hace o no deporte, por su postura corporal y por cómo se desenvuelve, cómo camina. Después le ayuda a desempeñarse mejor en todos los ámbitos: en el trabajo, en la escuela, en la universidad.

–¿Has notado alguna diferencia entre varones y mujeres a la hora de dirigirlos?

–Veo que las mujeres aceptan mucho lo que les digo y quieren aprender todo el tiempo. No creen que ya aprendieron todo. Siempre están dispuestas a seguir aprendiendo. Soy un obsesivo con las cosas. Cómo aprender, cómo mejorar para sacarle a cada una algo más…

–En ese sentido, ¿son más constantes que los hombres?

–Son más constantes a la hora de entrenar, de venir, de seguir aprendiendo.

–¿Notás que los hace felices jugar al fútbol?

–No sólo en esta disciplina. A los que practican deportes en general. Se sienten a gusto, se sienten importantes, así representen a un barrio, a un club, a una ciudad o a un país.



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Marc Valldeperez

Soy el administrador de marcahora.xyz y también un redactor deportivo. Apasionado por el deporte y su historia. Fanático de todas las disciplinas, especialmente el fútbol, el boxeo y las MMA. Encargado de escribir previas de muchos deportes, como boxeo, fútbol, NBA, deportes de motor y otros.

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