El Sevilla es un volcán: tensión en el vestuario, situación límite para Diego Alonso y una Junta ‘en guerra’ – Relevo
El Sevilla es un volcán. A la inestabilidad accionarial, con una Junta General que de nuevo se prevé caliente con el expresidente José María del Nido Benavente como opositor principal, se une la delicada situación deportiva. La derrota ante el PSV, tras el 2-0 inicial, generó desazón en un sevillismo que abandonó el estadio con la misma confusión que reina en el vestuario. Ni el apoyo, público y privado, de los dirigentes hacia la figura de Diego Alonso trae calma al técnico o al entorno y el encuentro ante el Villarreal se vislumbra como una final, aunque no sé sabe muy bien para quién.
En el vestuario existe tensión. El punto de apoyo que el entrenador ha encontrado en los capitanes se resquebraja con los hechos. Las expulsiones de Sergio Ramos o Jesús Navas el pasado fin de semana o la de Fernando ante el PSV, ya con el partido finalizado, exhiben ese momento complicado que atraviesa el vestuario. La discusión entre Acuña y Rafa Mir, que comenzó en las escaleras que conducen al túnel de vestuarios después de que el argentino se encarase con un aficionado y el delantero lo intentara apartar, fue otro reflejo de ese ambiente enrarecido que siempre provocan los malos resultados.
“En las buenas están todos, pero cuando las cosas queman muy pocos lo hacen. Hasta el final siempre, pase lo que pase”, escribió el lateral argentino en su cuenta de Instagram nada más terminar el partido, con un mensaje del que no aclaró su destinatario y que iba acompañado de una fotografía del once inicial. No es la primera vez que Acuña es protagonista de polémicas en los últimos tiempos, con situaciones que se recuerdan tanto con Jorge Sampaoli como con el propio José Luis Mendilibar.
El cambio de entrenador no ha traído mejores resultados. Si así se justificó la destitución de entrenador de Zaldibar, el técnico que había conducido al equipo al título de la Europa League meses antes, ahora la dinámica es todavía peor. Cuatro empates, cuatro derrotas y una sola victoria, ante el modestísimo CD Quintanar, acumula Diego Alonso desde su llegada, lo que lo deja en una situación límite pese a contar con el apoyo del director deportivo, Víctor Orta, su gran valedor en la entidad. No hay entrenador que resista sin ganar y ante el Villarreal el uruguayo tendrá una nueva oportunidad para revertir una situación que se complica por momentos.
“Le agradezco el apoyo a Pepe (Castro) y a José María (Del Nido Carrasco). Lo siento y también el de los futbolistas. Pero el respaldo más grande es lo que sucede en el campo y es el juego en un día importante. Hicimos un partido extraordinario, haciendo un gol y buscando el segundo. Sin pararse. Me siento respaldado y respetado”, expresó el preparador sevillista, que se aferró a esa primera hora de partido para atisbar señales de mejoría pese a la descomposición final del equipo.
Eliminado de la Champions, una competición que no perdona los errores, el Sevilla necesita reconducir su trayectoria en LaLiga, donde no se halla en más apuros por los deméritos de los de abajo, y agarrarse todavía a la Copa del Rey o a las opciones de clasificarse para la Europa League. La derrota del Lens ante el Arsenal abre esa puerta para continuar en una competición continental, aunque para ello deberá ganar en su visita al conjunto francés en la última jornada del grupo.
La visita del Villarreal, con la presencia de Marcelino García Toral en el banquillo visitante cuando podría haber ocupado el de local, añade más morbo a una cita trascendental y que será víspera de una movida Junta General de accionistas. La guerra entre Del Nido Benavente y el actual consejo está asegurada, por más que el juez de lo Mercantil haya denegado las cautelates solicitadas por el expresidente, lo que genera más confusión todavía en un sevillismo que observa cómo su club vive instalado un volcán en combustión.
