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Ganó un Mundial con España y otro con Cataluña en medio del lío: «No hay ningún jugador que por ideología hubiera … – Relevo



Víctor Agramunt (1973) es de Flix, un pequeño pueblo interior de Tarragona que se hizo popular por el hockey patines, un deporte de arraigo principalmente en Cataluña. Jugó en el Piera y en el Vic, donde conquistó una Copa CERS y una Copa del Rey. Era portero, y fue campeón del mundo con España en 2001 en Argentina y después uno de los dos internacionales que acudió con Cataluña (el otro fue Iván Tibau) a disputar el Mundial B a Macao. Y lo ganó. Y se armó un buen lío político que acabó con una votación fallida en Fresno (Estados Unidos). Ahora que Esquerra Republicana de Catalunya (ERC) propone eliminar la “obligatoriedad” de ir con España, Agramunt rememora aquel episodio y reconoce que “nunca tuvimos la sensación de que era obligatorio”.

Fuiste internacional español en numerosas ocasiones, ¿sabíais que todos estáis en la obligación de ir con España? ¿Se respetaba?

Normalmente, los seleccionadores te habían llamado previamente y te habían hecho partícipe de esa convocatoria. Al comienzo hay una lista más amplia, luego unas sesiones de preparación y al final quedaba una de diez. Al margen de ser incluido en ella, lo que lo determinaba era tu motivación. Nunca tuvimos la sensación de estar obligados a ir con la Selección. El seleccionador pensaría lo mismo, porque convocar a un jugador que no está motivado no tiene sentido, además en nuestro deporte todavía más, donde apenas hay remuneración.

¿Te has encontrado con jugadores que dijeron ‘no’ a ir con España por ideales políticos?

Te diría que no recuerdo ningún caso de este tipo. Todos los que estamos siempre fuimos capaces de ver un poquitín más allá de este tema. Habría después jugadores que sentirían menos o más los colores de la Selección española y que ante el himno les tocaría más o menos la fibra. Igual que te he dicho que no hay ningún jugador que por ideología hubiera renunciado si puedo acordarme de un jugador que para él estar en la Selección era un orgullo mucho más allá de lo deportivo, que era Pedrito Gil, y diría que el resto… inevitablemente tú naces en un sitio, hablas una lengua, tienes una cultura y la fibra te la tocan más o menos algunos temas: en ese caso, como te decía, no era lo mismo estar jugando con la Selección española y escuchar el himno en un pabellón de Argentina que estar en un Palau Blaugrana repleto, escuchar el himno de la selección catalana y que todo el pabellón lo cantara… se me ponía la piel de gallina, pero no era un tema deportivo, era un tema más emocional y de pertenencia.

¿Por lo tanto, ese concepto de «obligatoriedad» lo consideras absurdo y nunca es así a la práctica?

El seleccionador podría hacer la lista, pero después se encontraría en muchas ocasiones con renuncias. Ha habido jugadores que han dejado de ir a la Selección porque han llegado a una edad u otros porque han tenido compromisos familiares o personales o jugadores porque, por ejemplo, sus clubes les han sugerido tomarse un descanso. Históricamente, no estábamos al tanto de que pudiera haber algún tipo de medidas legales. Es un poco extraño tener a alguien en tu equipo que está obligado a ir porque lo dice la ley. Es extraño. A lo mejor en alguna otra cultura o en Europa del Este… a lo mejor sí que había este tipo de obligaciones. Y los deportistas no podían renunciar y era la manera de canalizar una ambición o una posibilidad de mejorar. Pero aquí en España al menos yo diría que siempre lo hemos vivido diferente. Entiendo que puede ser un artilugio político, pero también pienso que hay muchas más cosas importantes que tratar que debatir sobre esta obligatoriedad de participar en las selecciones nacionales cuando es algo que toda la vida se ha gestionado. Y se ha tratado con naturalidad entre las personas que estaban implicadas. Y creo que puede seguir siendo así, no creo que tenga que ser diferente.

Todo lo que ha pasado con la Selección femenina de fútbol, la renuncia de ‘Las 15’ y la respuesta del Gobierno, ha puesto quizás este tema encima de la mesa…

Es un tema que ha estado, entre comillas, muy marcado por la política desde el inicio. En el caso que mencionas se han juntado muchas cosas. Se ha politizado todo, se ha sesgado a nivel de género, acoso, etc. Entonces aquí se han mezclado muchas más cosas. Pero en el fondo, yo creo que ningún seleccionador o ningún entrenador quiere en su equipo a una persona que no quiera estar. Es como un contrasentido. Si no quieres estar aquí, seguro que habrá muchas otras jugadoras o jugadores que, a lo mejor teniendo menos talento, capacidades y aptitudes, quieren y lo hacen mejor.

“Ningún entrenador quiere en su equipo a una persona que no quiere estar”

Víctor Agramunt
Exjugador de hockey patines

En 2004, la selección catalana de hockey patines ganó el Mundial B. Fue un hecho sin precedentes que causó un terremoto político. Todo se inició cuando la Federación Internacional de Patinaje admitió a la federación catalana, por lo que la autorizaba a competir internacionalmente con el riesgo de enfrentarse a España en caso de que consiguieran una de las tres plazas en juego que daban el billete al Mundial absoluto. Cataluña ganó con facilidad y se armó el belén político.

Los jugadores llegaron a Barcelona con todos los honores. Recepción en la plaça Sant Jaume, rúa por la ciudad y discursos pidiendo el compromiso de las instituciones y federaciones a pelear por un precedente que sería histórico. El Gobierno español, por medio del Consejo Superior de Deportes, apeló la decisión y todo se tuvo que debatir en una cumbre en Fresno que, finalmente, revocó la decisión tomada y Cataluña no fue admitida como selección que pudiera competir internacionalmente. Era una época de tensiones políticas donde el movimiento de ‘Pro Seleccions Esportives’ catalanas peleaba por el reconocimiento internacional.

Si rebobinamos 20 años nos encontramos con el lío político en el hockey patines cuando Cataluña compitió en el Mundial B e intentó ser una selección propia. ¿Cómo resumes todo aquello?

Históricamente, la selección catalana ya ha había hecho partidos amistosos, por Navidad, festivos… La máxima aspiración era estar en la Selección española porque es con la que competías a nivel mundial. Pero el hecho de tener la oportunidad de estar con la selección catalana y jugar un partido, escuchar ‘Els Segadors’ y tener el Palau lleno cantando era algo muy emotivo y que se convertía en muy atractivo para nosotros. Como deportistas y catalanes era algo bonito. Pero nunca estuvimos en la disyuntiva de tener que elegir entre una selección u otra.

¿Tampoco en el Mundial B en Macao cuando ganaron?

Deportivamente no era algo atractivo. Fue un campeonato que se politizó y que se acompañó de la posibilidad de que las selecciones catalanas tuvieran también un lugar en las competiciones de máximo nivel internacional. Tuvimos aquella convocatoria unos cuantos jugadores que habíamos estado en la Selección española, otros nunca habían estado. Pero yo diría que no tuvimos que renunciar a nada. Solo éramos dos que ganamos el Mundial con España en Argentina, Ivan Tibau y yo. Pero en ningún momento dijimos ‘no’ ir con la española, dijimos que iríamos con la catalana. Y estoy seguro de que si hubiéramos rendido a un nivel lo suficientemente alto como para estar en la Selección española, al año siguiente nos hubieran convocado.

¿Os sentisteis en medio de un conflicto político?

Te hablo de mi experiencia. No conozco cómo lo vivieron el resto de compañeros. Fuimos unos afortunados de poder vivir aquel Mundial de Macao. No hubo ningún tipo de presión. Yo al menos lo vivía con un cierto escepticismo porque veía que era algo complicado de articular. Es normal que cuando lo miras un poco desde la distancia se vea que hay que realizar muchos cambios para que aquello pudiera llegar a un buen puerto. Se dieron algunos pasos, había una votación, pero están los Estados. Y los diplomáticos y los políticos nunca se la juegan. El resultado final iba a ser el que fue, independientemente de la ilusión que tuviéramos. La verdadera disyuntiva hubiera sido tener a España en un Mundial A y a Cataluña igual. Y tener que elegir entre una selección o la otra. Pero para nosotros, nuestra ilusión era competir al máximo nivel, y esto solo podíamos hacerlo con la Selección española. Con la catalana jugamos un Mundial B, fue muy emotivo, fue una experiencia, pero deportivamente no tenía interés. Es decir, el verdadero reto era jugar con la Selección española, con los mejores jugadores del mundo, contra los mejores jugadores del mundo y competir contra ellos.

Alberto Martínez

Alberto
Martínez
ha
desarrollado
su
carrera
profesional
en
el
Diario
AS
durante
19
años.
Ha
cubierto
tres
Juegos
Olímpicos
(Londres,
Río
y
Tokio)
y
ha
sido
Enviado
Especial
a
cinco



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Rohit Palit

Periodista deportivo y graduado en Ciencias de la Comunicación de Madrid. Cinco años de experiencia cubriendo fútbol tanto a nivel internacional como local. Más de tres años escribiendo sobre la NFL. Escritor en marcahora.xyz desde 2023.

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