“Empecé a entrenar a los 49 años y estos son los cambios que me ayudaron a transformar mi cuerpo” – Women’s Health
Nunca me he considerado una persona demasiado atlética. Eso sí, soy alta. Una cualidad que favoreció que los equipos de baloncesto o voleibol quisieran reclutarme en su equipo, pero nunca llegue a jugar. Y si bien es cierto que a los 20 años, comencé a ir al gimnasio… las rutinas que llevaba a cabo eran poco más que un entrenamiento de fuerza pensado para principiantes, pero no eran suficientes para desarrollar un físico demasiado musculoso. De la misma manera, en todos esos años, mi peso fluctúo mucho, lo que favoreció que probase bastantes dietas.
Por tanto, podría decir que comencé mi viaje de acondicionamiento físico a los 49 años, en el punto álgido de la pandemia de la covid en agosto de 2020. Durante los cinco años anteriores, había ido ganando de manera paulatina alrededor de unos 18 kilos.
Más que por unos malos hábitos o una mal régimen, la causa estaba más ligada a la perimenopausia; a medida que cambiaban mis hormonas, mis ganas de moverme se esfumaban, estaba más letárgica. De este modo, el peso fue aumentando y, cuando llegó la pandemia, en casa no parábamos de comer pizza lo que, lógicamente, contribuyó al aumento. Y, por si fuera poco, los atracones nocturnos comenzaron a ser cada vez más frecuentes.
Hasta que, un día, llegó el momento que fui consciente de que tenía que parar: los anillos de mi boda, no me cabían en el dedo. Tras ese impactante momento, tomé la decisión de cambiar de hábitos y, desde ese instante, no he vuelto a mirar atrás.
Empecé a seguir a personas de mi edad en Instagram que practicaban culturismo.
Viendo a otras mujeres en mí mismo rango de edad, como a Joan MacDonald, comencé a creer que era posible.
Encontré una empresa en línea llamada Macros Inc. y marque, junto a un entrenador, cuál era el déficit calórico que tenía que hacer para perder peso y, al mismo tiempo, desarrollar la musculatura.
En este sentido, mi entrenador también me envió rutinas con los ejercicios que tenía que hacer. No cambié este sistema, ni la toma de macros ni el déficit en unos ocho meses.
¿Cambios? Bueno, antes solía consumir principalmente carbohidratos. Con esto, cambié por completo mis hábitos alimenticios. Por otro lado, a través de los vídeos de rutinas, comencé a levantar mancuernas y a usar bandas de resistencia en mis rutinas unos dos días por semana, para la parte superior, y otros tres para la parte inferior. Lo hice en estos ocho meses y fui, poco a poco, aumentando el peso ha medida que progresaba.
Al principio, cuando estaba en una fase de pérdida de grasa, me solía subir a la cinta durante unos 30 minutos, cinco veces a la semana, y me enfocaba en mantenerme en mi zona de frecuencia cardíaca para quemar grasa.
Comencé a desarrollar hábitos positivos en función de mis objetivos
A medida que iba cumpliendo el déficit y las rutinas de ejercicios, me di cuenta que cada vez era más fácil establecer una rutina. En perfecto orden, preparaba las comidas, acudía al gimnasio y procuraba seguir una vida más sana. Una donde, incluso, la lectura tuvo cabida. Incluso comencé un diario sobre cómo sería mi vida si, finalmente, conseguía llegar a mi objetivo: fue todo muy motivador.
Asimismo, antes de acostarme, procuraba hacer unas “repeticiones mentales”, es decir, recordar por qué hacía esto, cuál era mi objetivo. Mi tendencia a darme atracones no desaparecieron por si solas cuando me marqué perder peso y, al embarcarme en este viaje, tuve que romper esos hábitos planteándome si, de verdad, comía porque tenía hambre o si, simplemente, era por matar el tiempo. Con esos pasos conseguí que esta aventura fuese sostenible, quería seguir cumpliendo años con energía no fatigada como había hecho en los últimos años.
Después de ocho meses, perdí 22 kilos
Fueron pasando los meses y la normalidad, poco a poco, fue llegando con ella. De esta manera, cuando reabrieron oficialmente los gimnasios, yo comencé a trabajar con el programa The Wonder Woman. Una iniciativa desarrollada por Michelle MacDonald, de ella aparendí a hacer ejercicios centrados en la musculación en un gimnasio.
Fue todo un reto. Yo jamás había usado una barra, ni había realizado sentadillas con peso muerto. Pero, como con todo, es ir aprendiendo. Con estas rutinas, comencé a desarrollar más músculos. Fue entonces cuando me enamoré por completo del culturismo. Competí, por primera vez, dos años después de que comenzase a hacer ejercicio. No ha sido un proceso rápido, pero lo he disfrutado.
Asimismo, a través de instagram, he ido construyendo una comunidad. Estar rodeada de otras mujeres con las mismas ideas y que se apoyan entre sí, para mí, ha sido la clave del éxito.
Espero volver a competir en culturismo el próximo año y actualmente estoy entrenando.
Estoy entrenando con Jean-Jacques Barrett (quien también es el esposo de Michelle) en Tulum Strength Club . En este momento, mi programación está más enfocada a los glúteos porque es la parte de mi cuerpo a la que le falta fuerza. Pero también estamos tratando de desarrollar y hacer crecer mis hombros.
Tengo dos días para la parte superior del cuerpo y tres para la parte inferior, y actualmente no hago cardio porque nuestro enfoque está en la fuerza y la retención muscular.
Mis bloques de entrenamiento cambian cada cuatro semanas, alternando entre un bloque de mayor volumen y menor peso, y un bloque de menor volumen y mayor peso: entreno para la hipertrofia.
En este momento, estoy en el bloque de alto volumen, menor peso y, en mi primer día de la semana, me enfoco en cuádriceps y glúteos con movimientos como sentadillas. Al día siguiente, trabajo el pecho, los hombros y los tríceps. En el tercer día, trabajo los isquiotibiales y los glúteos.
Asimismo, desde el principio he tenido el objetivo de hacer unos 10.000 pasos diarios.
¿Mi mayor objetivo?
El culturismo es realmente un viaje. Durante meses, se necesitan al menos cuatro horas al día para prepararse. Entrar en un superávit calórico para desarrollar músculo más rápido.
Gané unos pocos kilos a principios de año para desarrollar más músculo. También hice una fase de corte y reduje mi ingesta de calorías con el tiempo, y luego mis músculos comenzaron a desarrollarse.
Todo el proceso estuvo fuera de mi zona de confort y estuve muy orgullosa de mí misma.
¡Y de mis sentadillas! Tengo poca movibilidad en la espalda y, sinceramente, jamás pensé que las iba a poder realizar. Casi lloré cuando hice mi primera sentadilla y, ahora, es algo completamente natural.
Cuando me puse en forma, no sabía que me llevaría a cambiar toda mi vida.
Solo quería perder peso y lucir un poco más musculosa, pero ha sacudido todo mi mundo. Pasé de trabajar en el reclutamiento de ejecutivos a comenzar mi propia empresa de entrenamiento físico y nutricional.
Quiero que las mujeres sepan que pueden hacer lo que yo he hecho. No hay nada especial en mí, no tengo habilidades atléticas especiales, pero tienes que ser constante y disciplinada y tienes que desearlo. ¡Podemos elegir como envejecemos!.
