Los Bucks rugen en el Madison – AS

Los Bucks han puesto la directa. La derrota (ante los Pacers) en semifinales del In-Season Tournament, atractivo pero ya parte del pasado, fue un duro golpe para la franquicia de Milwaukee, que se ha olvidado del revés desde entonces y encadena siete victorias consecutivas. La última en el Madison y ante unos Knicks (111-130) que no están precisamente para tirar cohetes, entre otras cosas por la baja de Mitchell Robinson, que se ha lesionado de la rodilla y será baja lo que queda de temporada. Tom Thibodeau intenta juntas lo que tiene y dar todo el protagonismo a Jalen Brunson y Julius Randle, pero se queda corto con la indolencia defensiva del segundo y el puesto de pívot lo ocupa un Isaiah Hartenstein que hace lo que puede, pero que no tiene el control que demostró Robinson en los 21 encuentros que disputó, en los que promediaba 6,2 puntos y 10,3 rebotes, siendo el sostén de ese lado de la pista para un entrenador al que le gusta mucho amarrar y muy poco improvisar.

Adrian Griffin, por su parte, está consiguiendo que las piezas por fin encajen en su temporada rookie en un banquillo. Y no necesitó grandes alardes para hacerse con el Madison, la meca del baloncesto, ese lugar reservado para grandes exhibiciones que esta vez no tuvieron lugar. El resultado final respondió más a un demérito de los Knicks que a otra cosa: Brunson, que finalizó con 36 puntos y 7 asistencias, se fue todo el último cuarto sin anotar. Y los Bucks, que ya habían cogido la directa y mandaban de 13 al inicio de los 12 minutos finales (87-100), sólo tuvieron que esperar y tomar las decisiones correctas para aumentar la ventaja. Los instantes finales fueron plácidos para los visitantes, que dieron tiempo en pista a los menos habituales y se ponen 22-7, con empate técnico con los Celtics en el primer puesto de la Conferencia Este. Más cerca de donde tienen que estar que de donde han estado hasta hace nada, y con sensaciones cada vez más positivas, por muchas dudas que generen de cara a unos playoffs que de momento están muy lejanos.

Damian Lillard es uno de esos jugadores que no terminan de dar fiabilidad a pesar de sus números. Especialmente en el lado defensivo, donde esta vez fue muy castigado por Brunson hasta que al de los Knicks se le acabó la magia. El base, ex de los Blazers, llegó a la entidad a cambio de un Jrue Holiday venido a menos pero muy capaz en esa faceta que a Lillard se le escapa. Y en ataque produce estadística, pero en el lanzamiento es irregular: 6 de 16 en tiros de campo en el Madison, para 19 puntos, 9 rebotes y 7 asistencias. Con 28, 7 y 7 acabó Giannis Antetokounmpo, mientras que Khris Middleton, uno de los hacedores del anillo de 2021 pero también uno de los candidatos a salir en el mercado de febrero, logró un 20+5+5. Malik Beasley, con 19 tantos y 5 de 9 en triples (16 de 32 en total de los Bucks) hizo mucho daño desde el exterior. Mientras que Bobby Portis actuó como elemento diferenciador desde el banquillo, aportando un doble-doble de 23 puntos y 11 rechaces. Su energía, esencial para su equipo.

Los Knicks no tuvieron respuestas más allá de un Brunson que duró hasta que duró y encajaron una mansalva de puntos demasiado grande para Thibodeau, un entrenador defensivo, intervencionista. Bueno para dar un empujón a un proyecto, pero cortoplacista por el desgaste que siempre provoca a sus jugadores. Será difícil que los Knicks superen las semifinales de Conferencia del curso pasado con esta plantilla, pero ahí estarán para pasar una ronda (van quintos, con un récord de 16-12 y venían de dos victorias consecutivas). Randle finalizó con 26 puntos y Hartenstein con 12, a los que añadió 12 rebotes. Pero la diferencia entre ambos equipos parece sideral y no parece que los Knicks vayan a cambiar la tónica de los últimos años, en los que Bucks y Celtics se han repartido el favoritismo, siempre con los sorpresivos Heat al acecho y con unos Sixers que siempre están, pero nunca llegan. Los escasos 24 puntos del último cuarto y la imposibilidad de frenar al rival o de remontar son un síntoma del techo y los límites de los Knicks. Que quieren y a veces pueden. Pero sólo a veces. Y eso vale para avanzar, pero nunca para llegar al final. Que al final, por suerte o por desgracia, es lo único que cuenta. Así es la NBA.

Sigue el canal de Diario AS en WhatsApp, donde encontrarás todas las claves deportivas del día.