Una pantomima sin Luka Doncic – AS

Hay rivalidad texana entre Houston y Dallas, dos de las diez ciudades más grandes de Estados Unidos, pero el baloncesto no es uno de sus escenarios principales. De hecho, para Rockets y Mavericks el gran rival regional es San Antonio Spurs, que para algo se pasó casi un cuarto de siglo (quién lo diría ahora) siendo uno de los mejores de su NBA… y de la de siempre. Las carreteras interestatales dan nombre a esas ganas que se tienen: I-10 para los Rockets-Spurs e I-35 para la rivalidad Mavs-Spurs. Pero ¿Rockets-Mavericks? No tanto, probablemente porque no se han solapado sus grandes momentos competitivos. En todo caso, lo que no se ha fraguado desde 1980, cuando llegaron los Mavericks a la NBA, no iba a ponerse en marcha esta noche. Porque el viaje de estos por la I-45 (de Dallas a Houston) se hizo con una rotación fantasma, irreconocible, y sentenciada antes de jugar (122-96 para los Rockets).

Buenas noticias para los que esperaban en vísperas de Navidad. Los Rockets llevaban tres derrotas seguidas, así que pudieron darse un pequeño respiro y guardar fuerzas para el partido de hoy, un difícil back to back en pista de los Pelicans. Quedan después de esta victoria en 14-12, octavos de un Oeste en el que los Mavs ahora son séptimos (16-12). Apilan su propia racha de tres derrotas y tienen partido hoy contra los Spurs y el lunes contra los Suns, en el cierre de la jornada de Navidad. La estrategia de la Liga es explotar en ese gran escenario del 25-D la rivalidad que se ha creado entre Luka Doncic y Devin Booker… pero para eso tiene que jugar Doncic, ausente en Houston por un problema en un cuádriceps.

Kyrie Irving lleva siete partidos ausente, así que por primera vez en toda la temporada, los Mavs jugaron sin ninguno de sus dos referentes. Y, para colmo, sin Exum, Lively, Green y Kleber. La cosa tenía mala pinta… y mal salió. Solo 96 puntos y gracias a 36 en el último cuarto (todo minutos de la basura). Desventajas que llegaron al -38 y una serie de tiro espantosa: por debajo del 35% en tiros totales, 7/40 en triples. “No sé si podrá jugar hoy, pero si no puede tendremos que encontrar alguna forma de crear situaciones de tiro”, dijo Jason Kidd de la ausencia de su rey sol, un Doncic sin el que los Mavs no tienen sistema ni demasiado sentido.

Tampoco aprovechó la ocasión Jaden Hardy, un guard de segundo año que se ha convertido en una especie de figura de culto para algunos aficionados de los Mavs. Perdido, Hardy firmó un 3/17 en tiros (8 puntos) dentro de un quinteto en el que solo anotó en dobles figuras Tim Hardaway Jr… y lo hizo con más tiros (20) que puntos (16). Al menos, con todo ya perdido, pusieron más empeño en el tramo final el rookie Olivier-Maxence Prosper y los G League AJ Lawson y Dexter Dennis. Era, para los Mavs, un día para mirar para otra lado y evitar las conclusiones. La regular season tiene fechas así.

Los Rockets jugaron a placer y repartieron minutos. En el primer cuarto quedó claro que los Mavs no tenían cómo parar a Alperen Sengun, el puntal de un equipo más grande y más incisivo en las zonas (66-50 en puntos en la pintura). El pívot turco acabó en 22+15 en solo 25 minutos. Además, Jabari Smith Jr sumó 21+8 y Jalen Green, un jugador señalado por su falta de progresión cuando su techo era de estrella, aprovechó el tercer cuarto para maquillar sus números y ponerse en 17 puntos. No hubo mucho más. Ime Udoka hizo jugar a todos sus piezas de banquillo menos a Boban Marjanovic a pesar de que el público coreó insistentemente su nombre. Y hubo minutos, lo bueno de la placidez de la noche, para los dos rookies en los que tanta esperanza hay puesta en Houston y con los que por ahora está tocando tener paciencia: Amen Thompson (9+6 y 4 asistencias) y Cam Whitmore (14+4).

Sigue el canal de Diario AS en WhatsApp, donde encontrarás todas las claves deportivas del día.