The Sphere: cómo es el domo que busca redefinir el futuro del entretenimiento

Texto: Mercedes Ezquiaga

Hay imágenes de corales, criaturas marinas y especies del universo subacuático que serpentean, se arremolinan, dibujan trazos inesperados y ebullen sobre la imponente pantalla curva de más de cien metros de altura de The Sphere, ese domo imponente que inauguró hace poco menos de tres meses en Las Vegas, Estados Unidos, y que se propone redefinir el futuro del entretenimiento.

Dentro de la esfera hay un estadio para conciertos, proyecciones de cine y un atrio de bienvenida con robots humanoides que conversan y responden a las preguntas del público, pero la experiencia ya comienza desde el exterior con esa mole imponente de 112 metros de altura (que demandó una inversión multimillonaria) y que ilumina con su arte a la ciudad que nunca duerme.

Las imágenes oceánicas de hermosas criaturas creadas con inteligencia artificial, son obra del artista turco Refik Anadol, el mismo que exhibió sus obras pioneras en el Teatro Colón de Buenos Aires, quien además digitalizó la colección completa del Museo de Arte Moderno (MoMA) de Nueva York y transformó la icónica fachada de Casa Batlló, del catalán Antonio Gaudí.

Las millones de imágenes recolectadas que dan forma a su trabajo fueron procesadas con modelos de clasificación de aprendizaje automático. “He tenido la increíble oportunidad de transformar el mayor lienzo digital del mundo en una escultura de datos de inteligencia artificial”, escribió en sus redes el artista turco, cuyo trabajo “Machine Hallucinations”, que cruza arte, ciencia y tecnología, seguirá rodando sobre esta exosfera hasta enero de 2024.

The Sphere es la estructura esférica más grande del mundo y, en honor a su forma, a lo largo del día y de la noche se suceden sobre ella imágenes alegóricas como un planeta, la luna, una bola de fuego, un ojo o un amanecer, pero también una calabaza tenebrosa de Halloween y hasta un emoji sonriente que va mutando sus expresiones. Un estadio de forma circular no es para nada habitual y lo que sucede puertas adentro de esta estructura tampoco.

El estreno de este templo, una construcción más alta que la Estatua de la Libertad o el Big Ben, estuvo a cargo de la banda irlandesa U2 con un show a la altura de las circunstancias, “U2: UV Achtung Baby Live at Sphere”, un homenaje a su disco de 1991, con presentaciones que continuaron hasta mediados de este mes.

CIUDAD LUZ

Los números de The Sphere son de por sí impactantes: la cubierta exterior está completamente iluminada por una pantalla led de 54.000 metros cuadrados, el equivalente a ocho estadios de fútbol. Cuenta con 50 millones de luces led que están encendidas todos los días y todas las noches. La pantalla interior, la de mayor resolución en todo el mundo, tiene 15.000 metros cuadrados y el aforo es de 17.500 asistentes.

Dentro del lugar, 10.000 de los asientos están equipados con tecnología háptica, es decir, que pueden vibrar para hacer sentir táctilmente al público lo que ocurre en la pantalla. También pueden crear efectos de viento, temperatura y aromas. The Sphere posee 167.000 altavoces y demandó una inversión de 2.300 millones de dólares, según informaron los organizadores.

La revista Time definió a este proyecto como “una de las innovaciones que está cambiando nuestras vidas”. Además de los conciertos que allí se programan, el lugar ofrece al menos hasta mediados de 2025 “The Sphere Experience”, un programa en dos partes que comienza apenas se cruza las puertas de acceso al recinto, con robots humanoides que dan la bienvenida.

La experiencia, de dos horas de duración, empieza en el denominado Atrio, con experiencias tecnológicas inmersivas, y continúa en la sala principal con la proyección de la película multisensorial Postcard from Earth (Postales desde la Tierra), del nominado al Oscar Darren Aronofsky. El director neoyorquino, conocido por filmes como El cisne negro o La ballena, realizó su película específicamente para este auditorio en aras de una experiencia inmersiva inédita. El documental propone un retrato de nuestro planeta, reimaginado como una experiencia de ciencia ficción.

La disposición de la pantalla curva provoca una verdadera experiencia envolvente que embarca al público en un viaje por los siete continentes, adentrándose en el océano, en lo alto de las montañas, en el ojo de una tormenta y en el espacio. El objetivo es “transportar al espectador fuera de su vida habitual”, en palabras de Aronofsky. A lo largo de la proyección, el público siente vibraciones profundas durante el retumbar de un trueno o el lanzamiento de un cohete, además de la sensación de una brisa fresca o de aromas familiares, que ayudan a evocar las sensaciones de la pantalla.

UN SITIO CON AURA

Pero el comienzo de este recorrido multisensorial arranca en el atrio, que se propone llevar a los visitantes en un viaje a través de la innovación tecnológica. La idea es comprender mejor cómo la tecnología amplifica nuestro potencial humano, por lo que cada visitante es recibido por Aura, un robot humanoide que muestra cómo la cultura, la ciencia, el arte y la tecnología han estado siempre entrelazados a lo largo de la historia.

Son en total cinco robots (todos llamados Aura) presentados como los “curadores”, y que sirven de guías interactivos a The Sphere. Cada uno de ellos, explican desde el espacio de entretenimiento, se centra en un aspecto fundamental de la capacidad humana: la conexión, la creatividad, la innovación, la longevidad y la productividad. Desarrollados con tecnología de última generación en mecánica robótica e inteligencia artificial, los robots guiarán a los visitantes a través de una demostración interactiva al sistema de audio para conciertos más avanzado del mundo, un viaje que se complementa con el subsiguiente filme.

The Sphere Experience se define como el entretenimiento de las nuevas generaciones, que busca llevar la narración de historias a un nuevo nivel y transportar al público a lugares reales aunque, claro, también imaginarios.

Fotos: Sphere Entertainment