La premonición del récord de Mario García Romo: “Ya es hora de que se lo quites a mi padre” – Relevo
Era la mañana del viernes cuando Mario García Romo recibía un mensaje diferente: “Ya es hora de que le quites el récord a mi padre”. El que escribía era Samuel Abascal, hijo del mítico José Manuel, aquel mediofondista que marcó una época en España, y que, entre otros muchos méritos, ostentaba la plusmarca española en 2.000 m, lograda en 1986 en Santander.
El récord nacional de Abascal (4:52.40) duró 37 años y un día, el día del WhatsApp de su hijo, el día de la Diamond League de Bruselas. Allí, en el nuevo tartán del viejo Estadio Rey Balduino se dio cita Mario García Romo, salmantino de corazón y americano de mentalidad, con el registro emblemático entre ceja y ceja. Tras una actuación notable, que sólo le valió un quinto puesto en meta, le pegó un bocado de más de dos segundos al crono de referencia para dejarlo en 4:49.85.
Mario García Romo llegó con los deberes de historia hechos a la carrera. Hace años ya había visto el vídeo de José Manuel Abascal en Cantabria y estos días hizo lo propio con la legendaria prueba en la que Hicham El Guerrouj selló el récord mundial de los 2.000 m en el Estadio Olímpico de Berlín en 1999. Un registro de 4:44.79 del que dio buena cuenta este viernes el noruego Jakob Ingebrigtsen, 4:43.13, que dominó de cabo a rabo la cita en la que García Romo selló una gesta a otra escala.
“Es un récord histórico y estoy muy contento, pero creo que podía haber corrido un poco mejor al final. Me he visto con bastantes fuerzas”, comentaba el charro a Relevo tras la carrera. “Ha sido un ritmo un poco incómodo porque se ha salido bastante rápido, luego se ha parado un poco y luego hemos vuelto a coger ritmo. Una carrera un poco rara en cuanto a ritmos”.
Ingebrigtsen bailó en su propia fiesta (la prueba de 2.000 m, fuera del circuito de la Diamond League, se organizó en Bruselas para su récord) y supo sacar el mejor partido del trabajo de las liebres. Mario García Romo cogió el tren que tenía que coger, uno que le llevaba a un récord en el primer 2.000 que corría en su vida.
Unos 2 km en pista que pueden jugar una mala pasada al osado. “En esta distancia hay que tener mucha calma, ser muy paciente, intentar dejar algo para el final porque se puede hacer muy larga“, explicaba mientras tenía que parar a coger aire por el esfuerzo realizado y le dejaba su tarjeta de visita el ácido láctico.
Un 2.000 para la historia
“Ha sido una de las carreras más rápidas de siempre, hay que valorar esta marca“, apuntaba Mario. No en vano, su registro en Bruselas está por debajo del anterior récord de Europa de Ingebrigtsen (4:50.01). Pero en la vida del atleta no hay tiempo para celebraciones. Este sábado el mediofondista español regresa a Estados Unidos para preparar la última estación de la Diamond League: Eugene.
Mario García Romo es digno heredero de la escuela del medio fondo español. La ambición e inteligencia del atleta salmantino de 24 años, que ya ha sido cuarto del mundo y tercero de Europa, le llevarán a cotas más altas en el futuro. El resto lo hará su talento. Un chico que respeta la historia se merece escribirla con sus logros. Por ello, la bendición familiar de los Abascal, un apellido que es santo y seña del atletismo patrio
