Era la hora H, el día D y el partido P. Era el momento de decidir qué selección se sentaba en el trono del rugby mundial. Y se decidió. Sudáfrica revalida el título y es la mejor selección de la historia.
Los primeros minutos del partido dejaron una amarilla para los All Blacks. El tercera línea, Shannon Frizell, veía la amarilla en el minuto dos de partido, y los Springboks no perdonaban con dos patadas de Handré Pollard que ponían el marcador en 0-6 para los sudafricanos.
Rassie Erasmus tuvo que hacer el primer cambio en el minuto cuatro, tras la lesión de Bongi Mbonambi, que tuvo una semana muy complicada tras las acusaciones de racismo del tercera línea inglés, Tom Curry.
Con la vuelta al campo de Frizell, Nueva Zelanda pisó por primera vez la 22 contraria y Mo’unga recortó distancias con un golpe claro cerca de la zona de ensayo. Pero Pollard sabía que ésta, de nuevo, podía ser su final, y ampliaba distancias otra vez en el marcador tras transformar un nuevo golpe de castigo cerca de la línea del centro del campo.
A seis minutos para el final de la primera mitad, llegó una jugada determinante para el devenir de la final. El bunker, segundo TMO en cada partido de este Mundial que revisa las decisiones arbitrales en el campo, decidió transformar la tarjeta amarilla al capitán All Black, Sam Cane, a tarjeta roja por un placaje violento. Se quedaba la selección neozelandesa con un jugador menos para el resto del partido. Con 6-12 (100% de patadas para Pollard y Mo’unga en la primera parte) se llegó al descanso en París.
Los primeros minutos de la segunda parte estuvieron marcados por la expulsión por amarilla del capitán de los Springboks, Siya Kolisi. Fueron los mejores minutos de los All Blacks, que en igualdad de condiciones sobre el campo consiguieron llegar a posar un balón en la zona de marca bokke, pero que fue anulado por adelantado previo.
Con los mejores minutos de los All Blacks, llegó el único ensayo del partido. Lo firmó el zaguero, Beauden Barrett, tras un pase al límite del adelantado de los All Blacks. Mo’unga falló la transformación y el marcador se quedó 11-12 para Sudáfrica. Se llegaba con la máxima emoción al último cuarto de partido. Cualquier indisciplina podía ser definitiva para el resultado final.
El minuto 72 pudo decidir el partido. El adelantado voluntario cortando un pase en el ataque de los All Blacks del ala sudafricano Cheslin Kolbe le costó la amarilla para el ala springbok. Jordie Barrett falló el complicado tiro a palos desde el centro del campo y el luminoso no se movió. Así se llegó a los últimos minutos de partido. Sudáfrica mando el juego a dentro de la 22 neozelandesa… y aguantó hasta el pitido final.
Sudáfrica es la mejor selección de la historia del rugby y así lo demuestran sus cuatro mundiales, que partir de hoy, lucirán en la manga de su polo.
