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Raúl Bravo: «El Real Madrid me prestó 300.000 euros para comprarme una casa; era el niño bonito de Florentino y … – Relevo



El jueves me fui a charlar con Raúl Bravo (Gandía, 1981) a su ciudad natal. A ver cómo se le llenaban los ojos de lágrimas al hablar de su madre, de su abuelo y del Real Madrid al exjugador de la era galáctica blanca. A ver cómo el exfutbolista valenciano, el mayor de cuatro hermanos de una “familia humilde”, no eludía ningún aspecto de su vida y de su trayectoria profesional. No evitó la cara A: su relación con Del Bosque o Florentino Pérez, “espectacular. Yo sé que era como su niño bonito”; su internacionalidad con España o las emociones del ascenso con el Córdoba, “el mejor año de mi vida futbolística”. Tampoco, con la cara B: enfrentamientos con Ernesto Valverde, Sandoval o el Chapi Ferrer, el tiroteo a Kovacevic del que se le acusó como autor intelectual de los hechos -“¿Esto es una broma o dónde está la cámara oculta?”-, o la Operación Oikos sobre la que publicaremos otro reportaje durante la semana.

“Si juntas que publicaban que quise matar a Kovacevic, Oikos… Dices, ¿dónde me estoy metiendo? ¿Al Capone? ¿El Chapo Guzmán?”, dijo entre risas al hablar de su actual pareja y madre de sus dos hijos pequeños, los que ahora centran su vida junto a la decoración, una pasión descubierta después de colgar las botas, ésas que aún se calza con los veteranos del Real Madrid y de España.

Raúl, mucha gente se sorprenderá al ver tu nombre, dirá: «Raúl Bravo, cuánto tiempo. ¿Qué ha sido de él?» ¿Les resolvemos la duda? ¿Cómo estás? ¿Qué es de tu vida?

Bien. Desde que me retiré me vine aquí a Gandia a vivir y sigo ligado al mundo del fútbol con los veteranos del Real Madrid y de la selección española y haciendo lo que me gusta, que es la decoración. Digamos que ahora tengo una empresa humilde de decoración: compro, reformo y vendo. Eso es lo que hago. Y ser padre, que ya es bastante, a tope con mis dos niños.

¿Siempre te ha gustado la decoración o es algo que ha surgido después del fútbol?

No estaba en mi mente lo de ‘algún día quiero hacer decoración’, pero salió, lo digo desde la humildad, como un don. De repente empecé a hacer pisos y me daba cuenta de que la gente se quedaba prendada, y a los números me remito. Hemos hecho no sé si son seis o siete viviendas y todas ellas, en tiempos malos, y ninguna tarda más de un mes en venderse. La gente lo veía y desde el primer día eran ofertas y negociaciones. Un dato relevante: una de las que subí -porque lo subo yo solo a Idealista-, y una de las que subí la vendí a la hora, me dije: ‘¿Esto? Algo bien estoy haciendo, ¿no? Vender un piso en un día con la que está cayendo…’ Más que un trabajo lo veo como un hobby.

“El día más feo es el siguiente de dejar el fútbol. Te ves como solo en el mundo. ¿Ahora qué hago? Estás un poco desubicado en la sociedad. Es muy difícil”

Raúl Bravo
Exjugador del Real Madrid

Al final, cuando uno deja el fútbol dicen, y digo, que el día más feo es el día siguiente, cuando has decidido que te retiras y te levantas y te ves como solo en el mundo, y dices: ‘¿Ahora qué hago?’ Estás un poco desubicado en la sociedad. Es muy difícil. Para mí es una manera de entretenerme, y me gustan mucho todos los procesos: el de ir a tirar algún muro, el de ir a marcar, ‘que si este enchufe aquí encima de la mesita’, porque todo tiene que ir como muy milimetrado, y la fase de ir a la tienda de muebles: ‘Pues mira, me gustaría esta mesa con este color, la cocina ahora la vamos a poner negra, tal’. Son diferentes fases, pero todas ellas tengo que reconocer que me apasionan. Pero la que más me gusta es la venta. El día que se vende (ríe a carcajadas) es el día de la guinda del pastel.

Una pasión por el interiorismo y la decoración que has descubierto y que desarrollas aquí en Gandía, donde empezaste hace muchos más años con la del fútbol. ¿Cómo fueron tus inicios?

Empecé a jugar al fútbol como ahora no se hace. Hoy en día los niños nacen con la tablet, con el móvil. El otro día vi una foto muy curiosa, muy bonita. Bueno, muy bonita; muy triste. En una plaza había como seis, siete niños con su móvil y un balón allí, a lo lejos, solo. Eso antiguamente no pasaba. Yo era un niño de una familia humilde y estaba todo el día en la calle jugando. Vamos, que pasaba más tiempo jugando que haciendo deberes, para que nos entendamos. Y todo el día jugando, jugando, jugando.

Surgió una oportunidad de ir a jugar al Gandía. Cuando llegué a las oficinas, me dijo la chica: ‘Vale, tienes que traer dos fotos de carnet y 5.000 pesetas’ (30 euros), y yo digo: ‘Yo no tengo cinco mil pesetas, ¿cómo voy a traer?’. ‘Pues nada, lo siento’, me dijo. Entonces me fui a Almoines, que allí no había que pagar. Jugué ahí dos años, en alevines primero (metí 57 goles) y el segundo, 43, porque de niño era más atacante. Y vino el Gandía y me dijo que quería que fuera, pero les volví a contestar que no tenía las 5.000 pesetas. ‘No, no, no te preocupes que no hace falta que las pagues, que corre de nuestra cuenta’ (dice entre risas). Estuve tres años y me fui para Madrid con 15.

Hablas de humildad y de que no tenías esas 5.000 pesetas. He leído preparando la entrevista alguna frase que decía: ‘Raúl Bravo empezó a jugar al fútbol para sacar a su familia de la pobreza’. ¿Eso fue así?

No, eso no. La gente adorna mucho. Cuando empiezas a jugar al fútbol y eres niño a lo mejor no eres ni consciente de la pobreza. Tú eres feliz, tú estás en la calle jugando con un bocadillo de salchichón y no estás pendiente de si eres pobre o eres rico. Tú eres feliz cuando eres niño jugando. Sí que es verdad que cuando empiezas a ganar dinero enseguida le compré una casa a mi madre, que se lo hice un poco… A ver si me voy a emocionar. (Se le humedecen los ojos). Se lo hice un poco como sorpresa. Pasamos por una casa y dije: “Mamá, mira qué casa. ¿Te gusta?” Y saqué las llaves y digo: “Toma, es tu casa”. Empezó a llorar. Son momentos que es verdad que cuando ya ganas dices: “Hostia, voy a ayudar a los míos”.

¿Has tenido una infancia difícil?

Difícil, analizándola ahora, porque a lo mejor porque no he tenido la tensión de tener que ir a estudiar todos los días. He crecido jugando en la calle, como en muchos barrios humildes, que al final los niños sólo quieren jugar. Yo con 13 años dejé el colegio y eso es inaceptable para un niño que aún no ha acabado ni el graduado. Cuando llegué al Real Madrid, con 15, me obligaron. “Si quieres jugar con nosotros, tienes que estudiar”. Me saqué el graduado, me saqué el B.U.P., me saqué el C.O.U., y yo siempre lo digo: yo lo que soy hoy, ya sea la educación que pueda tener, los idiomas que pueda saber, es todo gracias al Real Madrid. Allí lo que decían era: ‘Aquí hacemos personas. Si luego eres futbolista, mejor, pero aquí nosotros hacemos personas’.

“Con 13 años dejé el colegio y eso es inaceptable. Cuando llegué al Real Madrid, con 15, me obligaron a estudiar. Yo soy lo que soy hoy gracias al Real Madrid”

Raúl Bravo
Exjugador del Real Madrid

¿Cómo vivió tu familia tu llegada al Real Madrid?

No me acuerdo mucho, la verdad. Tenía 15 años, pero bueno, supongo que bien. Mi abuelo supongo que sería el que más lo disfrutaría, que fue el que siempre me llevaba a todos los campos. Y nada… (Hace una pausa porque se emociona). Es que si toco el tema de mi abuelo entonces sí que se me va a ir, se me va a ir la…

Te puedes emocionar, ¿eh?

No, ya, ya. Porque mi abuelo me dijo una frase, que era como que ya se podía morir tranquilo porque ya me había visto jugar en el Madrid y en la selección. Entonces, es fuerte… (Rompe a llorar.)

(Después de unos segundos). ¿Cómo se llamaba tu abuelo?

Eduardo. Está aquí (dice mientras se acerca y enseña el brazo con un tatuaje: Eduardo Sanfélix. 1924-2004). Ésta es la tumba. Fue él el que me llevaba a todos los lados, al entrenamiento, a tal…

¿En ese momento eres consciente de que te ha cambiado la vida?

No, cuando llegas allí con 15 años aún no, porque es muy difícil. Muchos niños llegan al Real Madrid pero de toda la cantera no sé si podrá llegar un 1%. Es difícil entrar, pero es que luego pasar el embudo y llegar al primer equipo es complicadísimo, y más el Real Madrid que ficha lo mejor de lo mejor. Bellingham, tal, todo a golpe de talonario. Hay muy pocos huecos para la gente de la cantera que tengan que rellenar. Entonces, yo no soy consciente. Yo estoy ahí, mola, porque al final tienes una vida: vives en un hotel con tus compañeros, luego vas a entrenar, te pones la camiseta del Real Madrid, tienes una ayuda económica… La vida que llevas está guay porque no tienes ningún problema. Mi primer sueldo con el Real Madrid creo que fueron 100 euros, pero lo tenías todo pagado. Aparte, te daban el abono de transporte. Esos 100 euros eran para ir al cine el fin de semana, para tener algo para ti también. No te hacía falta nada más.

“Pasar el embudo y llegar al primer equipo es complicadísimo, y más el Real Madrid que ficha lo mejor de lo mejor, como Bellingham, todo a golpe de talonario”

Raúl Bravo
Exjugador del Real Madrid

Con 20 años estabas jugando en el filial y debutas en Primera. ¿Cómo lo recuerdas?

Fue un 6 de noviembre. Uno de los días que nunca puedes olvidar. Y yo debuté como titular, que eso es más complicado aún, y encima defensa, que yo creo que es incluso más difícil. Vicente del Bosque estaba dando la charla y yo no era consciente de que un compañero se había puesto malo esa noche, pero la defensa estaba clara. Karanka iba a jugar por la izquierda porque no estaba Roberto Carlos, estaba Fernando Hierro, estaba Iván Campo y Míchel Salgado. Y esa noche Iván Campo se puso malo. Entonces, todos esperábamos esa alineación, el míster estaba hablando y dice: ‘Bueno, empezamos Míchel Salgado, Fernando Hierro, Karanka y Raúl Bravo por izquierda’. Y ahí sí que… Bufff. (Se le vuelven a llenar los ojos de lágrimas). Se te pasa todo por la cabeza. Estás muy nervioso porque, hostia, dices: ‘Madre mía, el Bernabéu es el Bernabéu, son 90.000 personas’. Llamo a todo el mundo, ‘que juego, que juego, que juego’. Y luego ya la gente conmigo, buah, súper bien. Aplausos. Cuando eres el niño de la cantera de ellos… El madridista seguro que prefiere eso a que compre el Madrid.

¿Te dijo algo Del Bosque?

No te creas. No recuerdo así una frase… Sí que a Del Bosque lo tengo como un padre en el mundo del fútbol, porque eso lo notas. El cariño que me tenía, siempre me cuidaba, siempre me daba algún privilegio más que a otro, aunque esté feo que lo diga. Cuando tienes una debilidad por un niño… Por ejemplo, permisos. Yo venía desde Madrid, a lo mejor no jugaba ese domingo y me quería ir el viernes a Gandía y no ir al cole. O volver el lunes porque no entrenábamos. Y enseguida decía: ‘¿El colegio? Tienes que ir al colegio’. Y yo: ‘Ya, pero es que el lunes lo tenemos libre’. ‘Va, vete, pero no digas nada a tus compañeros’. Yo notaba que me tenía un cariño especial, y yo a él más. Para mí ver a Vicente el Bosque es ver a tu padre. Yo lo quiero muchísimo.

Figo, Zidane, Roberto Carlos, Beckham…, y muchos más. Los Galácticos. ¿Quién de ellos te impactó más?

Steve McManaman. Por carisma y porque yo creo que es una persona que a nadie le he escuchado decir -porque tú sabes que hay muchas envidias y siempre le cae más mal uno o te cae más mal otro-, ‘este tío es más tonto’… Yo creo que, pufff, es el compañero perfecto que todo el mundo quiere tener. Riéndose, le da igual que te llames Bravo que te llames Ronaldo. Era un tío muy, muy auténtico. Muy auténtico.

“Steve McManaman es el compañero perfecto que todo el mundo quiere tener. Le da igual que te llames Bravo que Ronaldo”

Raúl Bravo
Exjugador del Real Madrid

¿Y cómo vivías ser el relevo de Roberto Carlos?

Hombre, pues que era el segundo mejor lateral del mundo, ¿no? Si el primero era Roberto Carlos y estaba en el Madrid, el segundo era yo. (Bromea y se ríe). No, bien. Ni lo piensas. Estás ahí ya, sólo quieres entrenar, jugar, te quejas por todo, que si nos ponen entrenamiento por la tarde, que si hay que venir a una sesión de una hora de vídeo… Te quejas porque somos muy egoístas. Trabajábamos dos horas al día. Es que el jugador vive demasiado bien. Ahora lo digo desde fuera, pero cuando estás ahí mira que te duele que te hagan quedarte una hora más. Todos quejándose. Los 22 de la plantilla quejándose por cualquier cosita. Estás ganando un dineral, estás haciendo lo que te gusta, estás jugando al fútbol y te piden que vengas una tarde, una hora, a un vídeo, por lo que sea, porque es para ver el equipo rival y no había ni uno que dijese: ‘Hostia, qué guay, esa tarde tenemos que venir a ver un vídeo’. Es curioso.

¿A qué lo achacas? ¿A la burbuja en la que vivís? ¿A estar sobreprotegidos?

Es como cuando malcrías a un niño. A los jugadores nos malcrían, donde vas eres como estrellas de rock, te miran con mucha admiración, los fisios, como con mucho respeto. Creo que estábamos o están muy, muy, muy malcriados en ese sentido. Es un deporte muy, muy agradecido. Todos sabemos que en baloncesto entrenan cuatro o cinco horas, en la halterofilia o en cualquier otro deporte te tiras todo el día entrenando, ocho horas diarias o para perfeccionar. Nosotros con dos horas al día, incluso a veces una, el día que tenías que hacer una recuperación era una hora y media de entrenamiento. Pues eso, la mentalidad del jugador es cómoda y señorial.

Cómo cambia la película cuando uno lo ve desde fuera.

Claro, es que yo ahora pagaría por tener esa vida, yo iría por la mañana dos o tres horas y por la tarde otras dos o tres, pero eso te lo da la experiencia, no ya de haberte retirado, sino los últimos años de tu carrera, que ya hueles la retirada. Te conviertes en más profesional. Yo en mis últimos años reconozco que he disfrutado más de ir media horita antes para hacer mis abdominales o mi prevención de lesiones, y tienes más ganas de jugar. Sabes que igual va a ser el último año y quieres estar bien, pero los primeros años, madre mía, estás más pendiente de tomarte una caña cuando acabas el entrenamiento que de realmente lo que se viene el domingo que juegas contra el Barça.

“Los primeros años estás más pendiente de tomarte una caña al acabar el entrenamiento de que el domingo juegas contra el Barça”

Raúl Bravo
Ex jugador del Real Madrid

 

En esa época también seguías pendiente de tu familia. ¿Es cierto que le pediste un préstamo al Madrid para comprar una casa para tu familia? ¿Es la casa de tu madre de la que hablabas?

¿Esa información de dónde la has sacado? (Dice sonriendo).

De internet.

¿Sí?

Sí, sí. ¿Es cierto que le pides un préstamo al Madrid?

Yo le pido un préstamo, un adelanto al Madrid, porque me quiero comprar una casa en Madrid, en Las Lomas. Digamos mi casa, un chalet. Hablamos de una casa de un dinero importante y si no recuerdo mal digo: ‘¿Para qué quiero tanta hipoteca?’ Si yo con Florentino Pérez era como con Del Bosque, tenía una relación espectacular. Florentino, de la cantera, veía cómo me vaciaba en cada partido y yo sé que era como su niño bonito y, efectivamente, le dije que si me podía hacer un adelanto y luego descontármelo de la ficha y de la Liga que ganamos también se descontó. Como que se iba a ir descontando. Y no sé si fueron 300.000 euros que me adelantaron para no pedir tanta hipoteca. Por eso te digo que el Madrid conmigo siempre… Sólo puedo decir cosas buenas. (Se le vuelven a llenar los ojos de lágrimas).

Te han mimado…

Sí, sí, la verdad. ¿Cómo es?, ¿me hago querer? Suelo tener ese don.

¿Qué pasó para que salieras al Leeds cedido? ¿Cómo lo viviste aquello?

Lo que te digo, somos cabezones. Yo ya empezaba a jugar en la selección española y estaba teniendo muy pocos partidos en el Madrid. Entonces, hablé con Vicente Del Bosque y le dije: ‘Míster, me ha salido una oportunidad de ir a jugar a Leeds, que me quieren, que voy a jugar y puedo ir a la Eurocopa. Entonces, me viene súper bien para ir a la selección’. Y me dijo que si era lo que yo quería, que no pasaba nada. Me fui a Inglaterra, fueron cuatro meses y volví. Jugué partidos, jugué la Premier League, una experiencia bonita, pero más que nada la petición de ir cedido era por eso, porque no quería perder el hilo de la selección española.

Que llega sobre todo en la temporada 2003-04, con la salida de Del Bosque y la llegada de Queiroz, cuando te asientas en el Real Madrid como central. ¿Cómo fue aquella temporada?

Un temporadón. Qué pena que no lo acompañáramos con títulos, porque el equipo se desplomó a lo último. Llegó Queiroz y como me veía rápido, me veía agresivo, me dice: ‘¿Tú has jugado de central?, y le digo que sí. Y era mentira, yo nunca había jugado. Me tiré un órdago ahí y me salió bien. Me puso de central, nada más y nada menos que en la Supercopa de España contra el Mallorca de Samuel Eto’o. Quiere decir que yo iba a marcar a Samuel Eto’o. Y ganamos la Supercopa. La verdad que cumplí bien y ya me quedé ahí.

Era más fácil luchar por un puesto central contra Pavón, contra Helguera, jugadores más accesibles; que son grandes jugadores, pero Roberto Carlos era imposible. Estás hablando del mejor jugador a lo mejor de la historia en su posición. Entonces digo: ‘Pues prefiero luchar contra otro’. Es como si te dicen: ‘¿Prefieres luchar contra Mike Tyson o contra Pepito?’ En este caso, no Pepito, pero contra uno con menos pegada. Hostia, tú no vas a decir Mike Tyson, ¿no? Prefiero jugármela contra éste que tengo un poquito más de oportunidad.

En la selección sí que jugabas de lateral y en la Eurocopa de Portugal, precisamente ante los anfitriones, te las tuviste con Cristiano, ¿no?

Recuerdo que Figo empezó por mi banda y yo estaba ahí. Nos conocemos, tú imagínate, todos los días entrenando juntos y yo lo tenía bastante… el aliento en el cogote (dice llevándose la mano al cuello, sonriendo), y enseguida, no me digas por qué, le dijo a Ronaldo: ‘Cámbiate, vente tú para aquí que yo me voy para allá’. Se cambiaron de banda. No sé si porque estaba siendo muy pesado ahí al lado de él o por qué, pero sí que es verdad que se cambió de banda, y luego Cristiano, pero bien.

En 2007, después de seis temporadas en el Real Madrid, te vas a Grecia. ¿Qué te impulsó a salir? ¿Cómo fue tu llegada a Olympiacos? Donde tuviste y te las tuviste con Ernesto Valverde, ahora lo comentamos.

Venía de una época de dos años sin jugar mucho, con Capello y con el anterior. Lesiones, había jugado un año tres o cuatro partidos, otro siete. Yo seguía teniendo dos años más de contrato y recuerdo que me llamó Mijatovic y me dijo que había una oferta importante de Grecia, que ellos estaban contentos conmigo, que podía jugar de central, que podía jugar de lateral, que no tenía una ficha tampoco muy elevada y que lo dejaba un poco en mis manos. Entonces, lo pones todo encima de la mesa, ‘en dos años he jugado quince partidos, la oferta del Olympiacos…’ No vamos a hablar de cantidades pero era millonaria, era un contrato muy importante para decir ‘no voy a trabajar más en mi vida, ni yo ni mi familia, ahora voy a vivir bien’. Lo pones en una balanza y por conformista, incluso teniendo dos años de contrato, renuncias a estar en el Real Madrid para irte allí por una economía ya y por una tranquilidad.

Los jugadores son muy pudorosos (por propensos) a decir: ‘Me voy a Catar a probar la experiencia’. Por aquí (hace una peineta.). Tú te vas a Catar a llevarte la pasta. ‘Tengo ganas de cambiar de aires’. Es como un tema tabú. Olympiacos es el Real Madrid de Grecia, pero hostia, tú estás en el Real Madrid. ¿Cómo un jugador del Real Madrid se puede ir a Grecia? ¿Me puedes explicar? No se puede tapar el sol con un dedo. Yo me fui porque era un contrato muy importante.

“Los jugadores dicen que se van a Qatar para probar la experiencia. Por aquí (peineta). Te vas a llevarte la pasta”

Raúl Bravo
Exjugador del Real Madrid

¿Que a día de hoy con la experiencia…? Me hubiese quedado. Porque es verdad que dicen que del Real Madrid tienen que echarte, nunca hay que irse. Eso es una frase que me dijeron una vez y con el tiempo la aprendes. Tienen que echarte. Si te echan, te vas, pero uno no puede irse del Real Madrid. Tampoco estoy arrepentido. He conocido gente maravillosa en Grecia, coincidí con muchos españoles (Fuster, del Villarreal; con Óscar, que jugó en el Valladolid; Urko Pardo…), coincidí con mucha gente, haces amigos de fútbol, es otra cultura, has vivido, al final te quedas aquí en Madrid toda tu vida y sí, pero no has visto otras cosas. La Liga griega tiene sus cosas, tiene su gente, tiene su hinchada… Ganamos tres Ligas en cuatro años, pasamos de grupo en Champions, que nunca el club en muchos años lo había conseguido. Conseguimos cosas importantes.

¿Quién te dijo la frase de que no hay no irse del Madrid?

No recuerdo, no recuerdo. Te lo diría, pero no recuerdo quién me la dijo.

Con Valverde no te fue tan bien. ¿Qué ocurrió?

Lo típico. Eres un jugador cabezón, te crees que eres el mejor y él vino, por ejemplo, y no me convocó para la previa de Champions. Hostia, vengo del Real Madrid, el jugador mejor pagado del equipo y llega un míster español y no me convoca, pues me sentó muy mal. Perdimos 3-0 contra el Anorthosis, esa semana entrené fuerte y digo: ‘Va, entro en el equipo, ganamos aquí en casa 3 o 4 a 0, remontamos, la gente de puta madre, me meto en el equipo otra vez’, y otra vez sin convocar. Y fuera de la Champions. Claro, entre que era fuera de la Champions, que ya me preocupaba bastante eso, porque un año sin Champions no es lo mismo allí en Grecia, le dije un poco de todo. Que era… Pues eso, berrinches de niño enfadado, que dices cosas que luego te arrepientes. Le dije de todo, hasta que me tuve que ir del equipo. Recuerdo el entrenamiento, que me dijo: ‘Vete al vestuario’. ‘No me da la gana’. Como un niño malcriado. Son cosas que con el tiempo aprendes que no tienes que hacer.

“A Valverde le dije un poco de todo, hasta que me tuve que ir del equipo. Berrinches de niño enfadado”

Raúl Bravo
Exjugador del Real Madrid

Entonces me fui cedido al Numancia, volví a Grecia y fue mi mejor año, el tercero. Jugué mogollón de partidos, la gente conmigo que no veas, me querían renovar… y el cuarto año, otra vez fichan a Valverde. Y digo: ‘No puede ser’. (Cuenta entre risas). Y dice mucho de él: nos cruzamos en el pasillo y lo primero que me dijo fue que aquí empieza todo el mundo de cero. Que lo que ha pasado ha pasado y ya está olvidado. Y efectivamente, estuvimos ahí todo el año y súper bien. Me ponía, no me ponía, pero jugué muchos partidos, sí que contaba conmigo mucho. No sé si titular indiscutible, pero vamos, que yo era importante en el equipo para él y él tenía su confianza. Entonces fue bien.

A lo último pude haber renovado allí en Grecia. Empezaron a marearme los agentes, que si Brasil, que si no sé qué. Me querían renovar a la baja, yo me puse en mi sitio, ‘que yo era un jugador muy importante, que si firmaban a otro tenían que pagar un dineral de traspaso’. Peleé mi contrato y no me volvieron a llamar. Y, claro, yo pensaba que tenía el respaldo de Brasil, de no sé qué, de muchos equipos, que luego no había ninguno, porque los representantes tú sabes cómo son: te prometen el oro y el moro… Y pasé de ganar mucho dinero a firmar por el Rayo, y no recuerdo si ganaba en el Rayo 70.000 euros u 80.000, lo mínimo de lo mínimo o algo así. Te puedo decir que un shock, pero al final no queda otra: empezar otra vez, pensar que vas a hacer una buena temporada y te va a salir un buen contrato.

Es un poco como la vida. ¿Jugadores que están ahí arriba toda su vida ganando dinero y jugando bien? Messi, Cristiano, ¿y cuántos? Luego otros van aquí, van allá. Caso Isco, por ejemplo. Real Madrid, tal, Málaga, llega un momento que parece que no vale, ahora va al Betis y otra vez de puta madre, está otra vez arriba. Al final, los jugadores tienen esos momentos, por lo que sea, a lo mejor la cabeza no está bien o has tenido problemas familiares, o tu hijo o tu mujer o yo qué sé. Estar siempre en un club grande ganando dinero es muy difícil.


“Pasé de ganar mucho dinero a firmar por el Rayo. Ganaba 70.000 u 80.000 euros, lo mínimo de lo mínimo. Fue un shock”

¿Cómo recuerdas ese año en el Rayo? Imagino que empiezas a darte cuenta de que tu pico alto se acaba. Te vas a Bélgica, asciendes a Primera con el Córdoba…

Muchas lesiones. También con el entrenador enfrentamientos. No fue un buen año. Hubo algún partido que otro muy bueno, le ganamos al Levante jugándonos la vida. Estaba Koné, que estaba on fire. Yo hice un muy buen partido, ganamos 2-4. Teníamos a Diego Costa, que estaba en un momento también que venía de lesión y estaba también muy, muy fuerte; Tamudo. Realmente teníamos un buen equipito, pero nos salvamos en el último partido de Liga. Pero no, no fue un buen año.

Sin embargo, luego en Córdoba podría decirte: el mejor año de mi vida futbolística. El título más saboreado y más disfrutado, el ascenso a Primera división para mí. Porque yo en el Madrid era uno más. Era un niño que llegó ahí, sin hacer ruido ruido, tal… En Córdoba era la cabeza del león. Y yo lo notaba y la gente me quería, y yo era un líder. Así lo demostraba en el campo, y jugaba todos los partidos. El míster me decía: ‘Escúchame, que no necesito que entrenes. Que tú, jugándome en los partidos como estás jugando, es que me da igual que no entrenes’. Es que llegaba el partido y me mataba a correr, y no se notaba ni que tenía 33. Estamos hablando del año que subimos a Primera división con el tema ese de Las Palmas, que saltó la gente al campo…

“Empecé con peleas con el Chapi, mirándolo mal porque no me ponía, caras largas en el vestuario… Ahí salía el Raúl Bravo style”

Raúl Bravo
Exjugador del Real Madrid

Ahí empecé con el Chapi Ferrer a tener también… Ahí salía el ‘Raúl Bravo style’. Y ya empecé con peleas con el Chapi, mirándolo mal porque no me ponía, ya las caras largas en el vestuario… y me quitó. Después de toda la temporada de puta madre, en el play off me quita. Y en la vuelta me dice antes del partido: ‘Vas a entrar en la segunda parte, pero no sé si de central o de extremo izquierdo’. Eso te digo yo que no se lo puedes decir a ningún jugador del mundo. Un jugador, jugándote una semifinal, ¿cómo te puede jugar de central o de extremo izquierdo? ¿Quién tiene esa cualidad? Puede haber uno, a lo mejor, pero eso no existe. Pues el tío, fíjate, que me puso de extremo y le salió redondo. Me puso de extremo, centro, segundo palo, gol de cabeza. Y llegamos a la final.

En el primer partido en casa no me pone y llegamos allí a Las Palmas con un 0-0 en casa, y allí sí que me pone. Jugábamos el último partido ya para acabar la temporada y nos jugábamos el ascenso a Primera división. Y fíjate cómo es la vida, me dan un balón, me quiero girar y me viene Aranda por otro lado -mi mejor amigo, encima-, me roba el balón, la pone, chuta y gol. 1-0 y Las Palmas en primera. Bufff, ahí en vez de caer y pensar: ‘Madre mía, madre mía’, subía a los córners con todo, iba, iba, digo: ‘Esto no puede acabar así’. Yo sabía que no podía acabar así con el Córdoba.

Y es verdad que esto es mucho Raúl González. Raúl González, el delantero, él cuando iba a cada balón al rechace, él sabía que le iba a caer. Todo el mundo decía que era suerte. No, él siempre está ahí, lo que pasa es que tú no lo ves. Tú estás chutando y Raúl ya está corriendo porque sabe que se le va a escapar. Entonces eso, yo tenía algo ahí y sabía… Última opción, pase largo de Pelayo y soy yo el que chuta. La para Barbosa y el balón ya entraba. Llega Uli Dávila y la empuja en la línea. Bueno, lo mete él el gol, pero que yo estaba ahí dándolo todo otra vez. Imagínate el árbitro. Ve la gente y… pi-pi-pi. Es que no deja ni que llegue el balón al centro. Final. Para mí Córdoba es… (Resopla mientras mueve la cabeza). Luego, el año siguiente, igual. Subimos a Primera, pelea con el míster y no quería que estuviera ahí. Y me tuve que ir. Y me fui a Grecia otra vez.

Déjame que retomemos un tema del Rayo, porque allí coincides con Koke, con Sergio Contreras. Hace poco saltó la noticia de su detención como líder de una red de narcotráfico. No sé cómo te quedaste cuando lo viste. ¿Te sorprendió?

(Exhala.) Pues mira, una pena. A ver, no me sorprende. No me sorprende por la acción, por el carácter de él. Porque al final uno cuando está un poco desorientado no sabe ni lo que está haciendo. Está jugando a ser gángster sin saber la repercusión que puede tener. A lo mejor vas a un sitio equivocado con gente que, a lo mejor sí que es profesional de ese tema, te metes en un lío… Es que es complicado. Todo lo que sale en la prensa a veces realmente es el 10%. Porque yo puedo estar con unos amigos que se dediquen a cosas muy malas y ser amigos de ellos simplemente, pero te sacan una foto con ellos y tú vas en el mismo saco. Al final, hasta que no lo demuestras o tal, es complicado, porque a ti te han tachado.

A ti también te han tachado de estar detrás de una movida y no pequeña con Darko Kovacevic, como «autor intelectual de un intento de asesinato de Kovacevic». Esto también lo he leído en la prensa. Cuéntame esto, que al leerlo digo: «Joer, no sé yo con quién me voy a entrevistar esta mañana…»

(Sonríe.) Pues eso, igual. Un día voy con el coche y me mandan una noticia, un pantallazo: ‘Raúl Bravo intenta asesinar a Kovacevic’. Y dices: ‘¿Esto es una broma o dónde está la cámara oculta o algo?’ Llamé a Kovacevic, porque sí que es verdad que le habían disparado en Grecia, unos coches. ‘Darko, tío, ¿qué está pasando?’ ‘Qué va, Raúl, ni te preocupes’. Darko, justamente, en Grecia era uno de los que te digo que íbamos en familia a comer. Es otro jugador de equipo, de vestuario, que es la hostia. Es veterano, pero siempre buen carácter, uno de los que quieres en tu equipo. O sea, un crack. ¿Que yo he intentado matarlo, tío? Es que la prensa, tío. Pero escúchame, a mí nadie me paga por eso, en plan, tú has dicho que yo he intentado asesinar a un compañero de equipo, pero la ley no dirá que tú por no demostrarlo tienes que darme equis, un buen pellizco, porque eso a lo mejor hace que antes de poner una noticia te documentes un poquito, ¿no? ¡Que eso es muy fuerte, que te ponen de asesino! Yo recuerdo que empezaba con mi pareja de ahora. Tú imagínate mi pareja en el coche, que has intentado asesinar. Los padres de ella, tal… Hostia, eso es un poco fuerte ¿no? Menos mal que yo creo que cuando me conoces un poco y tal sabes realmente de lo que puedo ser capaz o de lo que no. ¿Por qué motivo voy a intentar yo matar, ya no a ese, a alguien? (Levanta las brazos).


“Cuando me conoces un poco sabes realmente de lo que puedo ser capaz o de lo que no. ¿Por qué motivo voy a intentar yo matar a alguien?”

¿Y cómo llevo tu pareja la Operación Oikos? Fue todo en cuestión de meses, en 2019 y 2020.

En la operación Oikos aún no estaba con mi pareja, estaba con mi exmujer aún. Luego, claro, si juntas la operación Oikos con el tema de Darko y tal, dices: ¿Dónde me estoy metiendo? ¿Al Capone? ¿El Chapo Guzmán? (Dice entre risas). ¿Dónde me estoy metiendo?, pensaría la pobre. ¿Qué va a pensar? Una persona de a pie lo que lee en la prensa es más o menos lo que tú de momento te crees. Si empiezas a ver todo eso, no sé. Será que me quiere de verdad, porque si no, no hubiera aguantado todo eso.

Cristina Bea

Después
de
contar
partidos
de
fútbol
a
pie
de
campo
en
radio
y
televisión,
Cristina
Bea
ahora
narra
historias
como
colaboradora
en
Relevo.
Natural
de
Torrent
(València),
estudió
Periodismo
en



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Rohit Palit

Periodista deportivo y graduado en Ciencias de la Comunicación de Madrid. Cinco años de experiencia cubriendo fútbol tanto a nivel internacional como local. Más de tres años escribiendo sobre la NFL. Escritor en marcahora.xyz desde 2023.

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