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¿Cómo no jugar bien con Pedri, Gündogan y De Jong? – Relevo


El fútbol es un deporte que rehúye las verdades absolutas porque abraza siempre la fragilidad y el cambio como forma de vida. Pero resulta que a veces es tan claro y conciso como un manual de instrucciones, y el Barça lo ha encontrado como se encuentra el mando a distancia; escondido entre el sofá. Y rezaba lo siguiente. Que con Pedri, De Jong y Gündogan, es muy difícil que este equipo no tenga minutos de un fútbol brillante, fluido y valiente. La táctica, aquello que muchas veces nos empeñamos a reducir a movimientos y patrones, es en realidad todo lo que producen los jugadores. Y si tienes un centro del campo que no corre, sino que flota, el Barça está mucho más cerca de dominar que de ser dominado.

El segundo tiempo ante el Oporto le enseñó algo a Xavi que, en toda la temporada, no había experimentado. Que si en vez de separar a Pedri en una parcela concreta y cerrada, buscando así que recibiese mucho más alto y cerca del área, lo dejaba fluir para que se juntase con De Jong y Gündogan, el rival ya no sabría cómo defender lo que deja de ser previsible y se transforma en algo cambiante. El Barça se movía, el jugador que la pasaba abandonaba su zona, generando arrastres, espacios y nuevas jugadas con cada toque. El equipo ha pasado del miedo atroz a cierto reconocimiento en lo que hace, que ya es mucho.

El principal problema del Barça venía siendo que en vez de disfrutar, el Barça encontraba sufrimiento y dudas en cada minuto de juego, lo que alimentaba exponencialmente sus miedos, que se multiplicaban con cada partido. Ya nadie sabía cuál era el diagnóstico, qué fallaba. Xavi, que venía apuntando a la mentalidad, ha tocado la tecla emocional para hacer que el jugador deje de palidecer con la pelota y empiece a brillar, a sentir el juego como algo vivo y orgánico y no como un objeto frío e inerte; al final, se juega al fútbol. Y el Barça lo había olvidado.

El Barça es un divorciado que, tras noches de fiesta empapándose en alcohol, ha vuelto a encontrar el placer en lo mundano, conectando con una parte de sí mismo que creía haber perdido. Pedri, De Jong y Gündogan son al Barça lo que un sábado noche a la semana; ese espacio seguro y divertido que nos hace mucho mejores, por lo menos hasta que dura. El objetivo del equipo es que la necesidad que se ha generado de contar con ellos no les queme, que en marzo sumen muchos minutos juntos sin que estén fundidos, porque de su salud dependerá la temporada.

Los mejores jugadores son los que hacen muy sencillo entender a este deporte. Los que cuando les ves sabes que tenía que ser justo de la forma que fue. Pedri, ese canario con cara de haber corrido diez maratones seguidas, de un trotar lento y cansado, es capaz de mandar en el partido sin hacer nada que no toque, ni un gesto innecesario pese a que todos son preciosos. Es un elogio a la normalidad extraordinaria y el FC Barcelona, que solo le veía trazos de psicópata a la rutina, tiene que empaparse de la forma en la que Pedri soluciona los problemas: sin alzar la voz ni un toque de más.

 


Albert
Blaya
es
el
analista
de
fútbol
nacional
e
internacional
en
Relevo.
Nacido
en
Manresa,
estudió
Periodismo
en
la
Universitat
Autònoma
de
Barcelona
y
es
un
apasionado
del
estudio
táctico



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Rohit Palit

Periodista deportivo y graduado en Ciencias de la Comunicación de Madrid. Cinco años de experiencia cubriendo fútbol tanto a nivel internacional como local. Más de tres años escribiendo sobre la NFL. Escritor en marcahora.xyz desde 2023.

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