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Srdan Babic: «Ahora me da rabia, pero con 19 años no quería esperar más. Pensaba que en el Sanse estaba … – Relevo



“Ahora ya no tanto, pero antes claro que sentía rabia de ver así a la Real. Yo podía haber estado en ese equipo, pero a los 19 años quería jugar y creía que en el Sanse estaba perdiendo el tiempo”. Son palabras de Srdan Babic (Bania Luka, Bosnia y Herzegovina, 1996), hoy jugador del Spartak de Moscú ruso, pero en su día central titular del Sanse que entrenaba Imanol Alguacil y en el que militaban, entre otros, Igor Zubeldia, Mikel Oyarzabal o Álvaro Odriozola. Desde la distancia, disfruta del rendimiento que está ofreciendo el conjunto blanquiazul, sin perder mucho el tiempo en pensar en lo que pudo llegar a ser con un poco más de paciencia. Solo disfruta: “Estuve viendo el partido ante el Benfica y hacía mucho tiempo que no veía un equipo así. Lo estuvimos hablando en el vestuario. En los primeros 30 minutos se merecieron marcar seis goles. Es de locos”.

Babic llegó a Donostia en el verano de 2015 de la mano del anterior director deportivo de la entidad blanquiazul, Lorenzo Juarros. Lo hizo como campeón del Mundo Sub-20 tras el triunfo de Serbia frente a Brasil por 1-2, una victoria que se decidió en la prórroga gracias a un gol de Nemanja Maksimovic, el hoy futbolista del Getafe. “Firmé mi contrato antes de irme a jugar el Mundial a Nueva Zelanda. Tenía esa tranquilidad y por eso salió todo bien. Después del Mundial tuve ofertas más importantes de otros equipos, pero yo ya había firmado por la Real”, recuerda el futbolista serbio en una entrevista concedida a Relevo. Jugó 31 partidos con la Real B de Imanol Alguacil, marcando tres goles y dando buenas sensaciones, lo que provocó que el siguiente verano realizase la pretemporada con el primer equipo, llegando a ser protagonista con su gol en una victoria por 0-1 ante la UD Logroñés. En ese amistoso, fue compañero, entre otros, de Yuri, Xabi Prieto, Granero, Iñigo Martínez y un Oyarzabal de cuya explosión había sido testigo directo poco antes. El actual ’10’ de la Real fue compañero suyo en el Sanse, pero sólo durante ocho partidos, ya que enseguida demostró tal nivel que David Moyes, primero, y Eusebio Sacristán, más tarde, le llamaron para un primer equipo en el que no tardó en asentarse con el técnico vallisoletano.

Su aterrizaje en Donostia no fue sencillo. “No conocía nada, ni de la Real ni de la liga española. Estaba jugando en Serbia y con todos los respetos, aquella competición no se puede comparar con LaLiga. El nivel de los equipos me sorprendió mucho. Vi que tenía que apretar y aprender muchas cosas si quería jugar en el primer equipo”, reconoce el ahora jugador del Spartak. Enseguida se dio cuenta de que no lo iba a tener sencillo para dar el salto en la Real que, en aquel entonces, contaba con Iñigo Martínez, Diego Reyes y Mikel González como centrales. “Cuando llegué no sabía ni quién era Iñigo Martínez, pero en el primer entrenamiento ya me di cuenta de que él lo iba a jugar todo porque era muy bueno. Era uno de los mejores jugadores del equipo cuando yo estuve. Por eso quise salir. Vi que no iba a jugar mucho. Pensaba que en el Sanse estaba perdiendo el tiempo, pero no era así”, lamenta pasados los años el central de origen bosnio, nacionalizado serbio. “No quería esperar más en el Sanse, quería salir, jugar… Me daba igual dónde, quería pelear por algo. Pensaba que en el Sanse estaba perdiendo el tiempo. No estaba bien. Ahora veo y claro que me da rabia porque tenía un contrato largo, pero yo quería salir”, confirma el futbolista, que se deshace en elogios hacia el equipo blanquiazul, el staff técnico y los que fueron sus compañeros de vestuario.

“La Real, en los últimos años, ha crecido un montón. De cuando yo estuve a ahora, no es el mismo club”, declara. Es más, no se le caen los anillos cuando asegura que “ellos pueden ganar el título. Si lo hacen, a mí no me va a sorprender”. Estima, en un perfecto castellano, que “los jugadores están ‘de puta madre’. Lo único que me queda es felicitarles y también a los que trabajan en la cantera. Lo que están haciendo es de locos”, puntualiza Babic.

Tampoco se libró de los golpes en el pecho de Imanol Alguacil, con quien mantenía “una muy buena relación”, tanto con él como como Mikel Labaka, su segundo. “Aprendí mucho de ellos desde que llegué hasta el último día en el que estuve allí. Voy a estar siempre muy agradecido a Imanol. Pude jugar con gente que ahora está peleando en la Champions. Han pasado a la siguiente fase. Es de locos, pero cuando tienes 18 años no piensas así. Mentalmente no estás como tienes que estar”, quiere dejar claro el futbolista, consciente de que Imanol la iba a romper: “Yo sabía que él iba a ser un espectáculo con la Real o con otro equipo. Lo veía en el Sanse con tantas ganas, entrenando a niños, haciendo los gestos que hacía. No lo voy a olvidar nunca y muchas veces me acuerdo de él, de la intensidad con la que entrenábamos en el Sanse. Eso es lo que marca la diferencia”, confirma Babic, agradecido por los cuidados que le brindaron tanto Alguacil como Labaka: “Trabajaron conmigo de manera individual muchas veces. Te das cuenta de que el entrenador quiere que aprendas, que crezcas. Yo no puedo olvidar esas cosas porque me han dado mucho”.

Echando la vista atrás, a esos primeros días en Zubieta, reconoce que no fueron sencillos pese a que se sintió querido desde el primer día. Contribuyó también mucho a su adaptación que Mela Kodro, hermano de Meho, no se separara de él en las primeras jornadas. Luego, comenzaron algunos problemas, sobre todo para llegar a las instalaciones de entrenamiento. “Con el coche solo estaba perdido. No sabía ni dónde tenía que ir. En la rotonda alguna vez me confundí porque no sabía dónde tenía que salir para llegar a Zubieta”, rememora entre risas, pero, por lo demás, “tengo un buen recuerdo”. Es más, “yo no puedo decir nada. No estaba preparado para jugar en ese equipo. Es lo único que puedo decir. Podía haber esperado y no haber salido así de la Real porque yo era el que estaba apretando, el que quería salir, el que quería jugar. Ellos me decían que adelante, pero que esperara, que la oportunidad iba a llegar, seguro. Pasó lo que pasó, pero tengo buenos recuerdos”, confiesa el jugador, que mantiene que “con 19 años no es fácil esperar y mentalmente no estás preparado para ir a la grada”.

“Podía haber esperado y no haber salido así de la Real porque yo era el que estaba apretando para salir. Con 19 años no es fácil esperar y no estás preparado mentalmente parra ir a la grada”

Srdan Babic
Futbolista del Spartak de Moscú

El sueño de jugar la Champions League con el Estrella Roja

Pese a que pueda dar esa impresión, Srdan Babic no se arrepiente “de nada” en lo que se refiere a las decisiones tomadas en su carrera deportiva. “Cuando salí de la Real lo hice porque quería cambiar de aires. Tampoco puedo decir nada malo porque luego tuve la oportunidad de jugar la Champions con el Estrella Roja”, destaca. A sus 27 años, el ex de la Real se ha convertido en un nómada del fútbol. Su primera parada tras salir de Donostia fue Reus, donde llegó en calidad de cedido para, posteriormente, dar el salto al Estrella Roja, donde militó durante tres temporadas, las dos últimas ya traspasado por la entidad presidida por Jokin Aperribay. En la 20/21 fichó por el FC Famaliçao portugués, donde estuvo una campaña. Después, llegaron dos años en Almería, desde donde emigró al Spartak de Moscú. Babic, como buen serbio que se precie, no olvida su paso por el Estrella Roja. Para los serbios el Estrella Roja “es el equipo más grande de los Balcanes”, asegura. “Los aficionados son espectaculares. Cada partido hay unas 55.000 personas, animándote, cantando durante los 90 minutos. Muchas veces te están esperando en el aeropuerto, vienen a apoyarnos a los entrenamientos, algo que no había visto nunca en mi vida. Es un orgullo jugar para un equipo así”, asegura.

«La vida en Rusia, sinceramente, sigue normal. Llevo dos meses y no se nota nada»

no se lo pensó dos veces este verano cuando le llegó la oferta del Spartak de Moscú, que abonó una cantidad cercana a los cinco millones de euros al Almería para hacerse con los servicios de un jugador que lo había jugado todo las dos últimas temporadas. No le echó para atrás ni siquiera el conflicto bélico que se estaba viviendo entre Rusia y Ucrania. «No se nota nada. Sinceramente, la vida sigue igual. Los restaurantes, las cafeterías, las tiendas están llenas», explica el futbolista serbio, que se siente «bien y cómodo» viviendo en Moscú. Echa de menos, eso sí, el buen tiempo de Almería. Por lo demás, «tranquilidad absoluta» dentro de una ciudad que tiene unos 15 millones de habitantes. Un día normal en la vida de Babic arranca a las 8.15 horas, que es cuando se despierta para acudir a la ciudad deportiva del Spartak y ponerse a las órdenes del sevillano Guillermo Abascal, entrenador del conjunto moscovita. «Se trabaja más duro que en España. Los entrenos son más intensos y más largos también», asegura el internacional serbio que, por la tarde, acude a clases de ruso.

José Luis Lorenzo

Natural
de
Donostia
y
Licenciado
por
la
Universidad
del
País
Vasco
en
Leioa.
Dio
sus
primeros
pasos
en
Teledonosti,
cubriendo
la
información
de
la
Real
Sociedad
de
Bernd
Krauss.
Un



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Rohit Palit

Periodista deportivo y graduado en Ciencias de la Comunicación de Madrid. Cinco años de experiencia cubriendo fútbol tanto a nivel internacional como local. Más de tres años escribiendo sobre la NFL. Escritor en marcahora.xyz desde 2023.

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