NFL

«Una víbora», «un dios», «un activo»: lo que Nairo Quintana fue y puede ser en Movistar Team – Relevo



“Nairo es una víbora”. En una palabra, cargada de connotaciones, un ciclista de Movistar Team sintetiza su opinión sobre el joven colombiano que, recién llegado a la élite, considera dispuesto a todo con tal de arrebatarle la capitanía del conjunto telefónico a Alejandro Valverde. “Sí, sí, es una víbora”, coincide el ‘Bala’ pocos meses después. Sin embargo interpreta el concepto en términos radicalmente distintos. “Cuando tiene un objetivo, va a tope a por él. Y, si tiene que morder, muerde. Ha trabajado mucho para llegar hasta aquí, y ese instinto lo conserva”.

Nairo Quintana (1990, Cómbita) regresa a Movistar Team en 2024 como un ciclista veterano cuya cuesta abajo se convirtió en precipicio por la detección en su sangre de tramadol, una sustancia por prohibir que le abocó al ostracismo. Cuando llegó en 2012, en cambio, lo hizo como un ciclista por construir: talentoso hasta el prodigio, ganador del Tour del Porvenir y de la montaña de la Volta a Catalunya con 21 años, en una época en que los 21 eran una edad precoz.

Nairo se incorporó sin fanfarrias a un Movistar Team traumatizado tras asomarse a la desaparición sólo dos inviernos antes y ver su proyecto deportivo descabezado por la sanción diferida de Alejandro Valverde a resultas de la Operación Puerto. En su primer Dauphiné, el colombiano fue capaz de burlar al incipiente rodillo del Team Sky para ganar una etapa de culto en Morzine. En su primer Tour, les plantó cara e incluso derrotó a Chris Froome en el final en alto de Semnoz. Segundo en el podio de París y maillot blanco de mejor joven, se convirtió por méritos propios en la piedra angular de un equipo que siempre vivió para la Grande Boucle.

No quiero que Nairo se obsesione con ganar el Tour“. La frase la dejó Eusebio Unzué en una entrevista con Luis Guinea en Diario de Navarra publicada en el otoño de 2014. El colombiano venía de ganar el Giro d’Italia, saltarse la Grande Boucle y ver su Vuelta marrada por una dura caída en la crono de Tarazona siendo líder de la general. “El Tour te da mucha gloria, pero también mucha miseria”, razonaba el técnico navarro. “El Tour hay que digerirlo. Por eso este año hemos evitado a Nairo que fuera al Tour con la obligación de ganarlo, y que quedara absorbido por todo eso. Encima de la bici no tengo ningún miedo de lo que pueda dar de sí, pero fuera de la bici es otra cosa. Este chico va camino de ser un gran fenómeno mediático, una estrella mundial, y lo que tenemos que conseguir es que lo haga de forma progresiva y proporcionalmente a su madurez, porque si no podemos destruirlo“.

Pese al clarividente pronóstico de Unzué, lo cierto es que Nairo disputó de forma consecutiva los ocho siguientes Tours de Francia. Lo que su maquinaria propagandística dio en denominar como “sueño amarillo” se convirtió en su ballena blanca. Nairo consiguió subir al podio de París otras dos veces, pero siempre se quedó corto porque no colmaba las expectativas que prometía, se pedía y se le requerían. “Exigente” era la palabra que utilizaban sus gregarios para describirle en las entrevistas, edulcorando su frialdad y su ocasional descortesía para con compañeros y técnicos, especialmente notables en julio.

A lo largo de los años, Nairo Quintana coleccionó tensiones con los gestores de Movistar Team por multitud de motivos. Sus excusas para justificar que Froome estuviera cada vez más lejos de su alcance desquiciaban; sus desfallecimientos desesperaban. La improductiva tricefalia con Mikel Landa y Alejandro Valverde terminó de sellar el final de su primera etapa con el conjunto telefónico. Y sin embargo la concluyó alzando los brazos en dos etapas del Tour de Francia y otra de la Vuelta a España, despidiéndose con la honra deportiva intacta y el fervor del público colombiano en todo lo alto.

Porque Unzué vaticinó que Nairo podía ser un fenómeno, y efectivamente lo fue. Él se erigió en el gran ídolo de una Colombia que, aficionada al ciclismo y adicta a las redes sociales, seguía sus pasos con fruición. “Una figura como él puede alegrar el día de mucha gente sólo con subir una foto a Instagram”, contaba maravillado un imberbe Egan Bernal allá por 2017. Hoy por hoy Nairo es más bien, en sus propias palabras, “una empresa”; pero, en su cénit, era “prácticamente un dios”, según le describía un coequipier de la época. “Si se equivoca, es una desilusión para toda Colombia. Por eso tiene esa postura tan fría, tan distante, sin dejar cabos sueltos: porque está forzado a calcular todo y a mantener las distancias”.

En esos ocho años de Nairo Quintana militando en Movistar Team hubo tantos momentos de vino y rosas como de ruido y furia. 40 victorias y 40 disgustos. Sin embargo, la posibilidad de una ruptura repentina o violenta nunca llegó a cristalizar porque ambas partes se necesitaban. No había para Movistar un líder mejor que el colombiano, un auténtico “activo” que conseguía para el patrocinador principal “una exposición imposible de conseguir de otra manera en sus mercados clave”, como definía una fuente conocedora de los intereses económicos que impedían que se partiera la cuerda. No había para Nairo un equipo mejor que el telefónico, volcado en su proyecto deportivo hasta el punto de poner a su servicio a sus mejores hombres, dentro y fuera de la carretera, incluso cuando el Sueño Amarillo dejó de ser lúcido.

Cuatro años después de la separación, los caminos de Movistar Team y Nairo Quintana vuelven a juntarse. El conjunto telefónico anda embarcado en un particular viaje a Ítaca en busca de su lugar dentro de un pelotón en el cual ya no forma parte de la vanguardia, y las circunstancias le han abocado a la audaz y arriesgada decisión de resucitar el pasado. La estrella colombiana ha visto alinearse los astros; aurora temprana de dedos de rosa para él, que puede volver a brillar escapando de las fauces de su propio crepúsculo. Sabemos lo que Nairo fue para Movistar; ahora, durante una temporada, veremos lo que será.

Fran Reyes

Fran
quiso
ser
stripper
y
acabó
de
periodista,
consagrándose
al
ciclismo
para
que
su
vida
fuera
sobre
ruedas.
Canterano
de
Ciclismo
a
Fondo.



Source link

Rohit Palit

Periodista deportivo y graduado en Ciencias de la Comunicación de Madrid. Cinco años de experiencia cubriendo fútbol tanto a nivel internacional como local. Más de tres años escribiendo sobre la NFL. Escritor en marcahora.xyz desde 2023.

Related Articles

Leave a Reply

Your email address will not be published. Required fields are marked *

Back to top button