Mikel Landa, a sus 34 años, se siente como un adolescente en su nueva etapa. Tras cuatro temporadas en el Bahrain, el alavés encontró el cambio de aires que buscaba para recalar en una estructura diferente respecto a otras en las que estuvo a lo largo de su carrera (Euskaltel, Astana, Sky, Movistar…). Su llegada al Soudal belga, un equipo tradicionalmente con pocos corredores españoles, tuvo en buena parte un gran culpable: Evenepoel. “Que un equipo como el Soudal se haya interesado en mí y que un corredor como Remco me quiera a su lado… es superimportante para mí”, dijo Mikel a AS durante la pasada Vuelta una vez que su cambio de aires era oficial.
En esta pretemporada se le ve cerca del campeón belga y estos días, en suelo alicantino, ambos recrearon un gesto característico de Landa: subir agarrados abajo en el manillar, una de las señas de identidad del español. A priori, Remco arrancará en febrero en el Algarve y Landa no lo tiene cerrado (la idea era también Algarve), pero sí tendrán un gran reto juntos: el Tour de Francia. Evenepoel, que cumple 24 años este mes, acudirá por vez primera a la ronda francesa y Landa será uno de sus grandes escuderos para las jornadas montañosas. Después, en La Vuelta, carrera en la que el belga se impuso en 2022, la idea es que Mikel acuda de jefe de filas, motivado por su buena actuación en la última edición de la prueba española. Una nueva conexión que espera dar sus frutos.
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